Comentario (Estudio de la Biblia)

Mateo 28:16-20

Traducción por Ángeles Aller

PASAJE BÍBLICO: Mateo 28:16-20

Comentario (Estudio de la Biblia):

MATEO 28:16-20: LA GRAN COMISIÓN

Los varios Evangelios enfatizan aspectos diferentes de esta comisión:


• Lucas limita a Jerusalén las apariciones de resurrección y enfatiza
el arrepentimiento y el perdón de los pecados (Lucas 24:46-48). En
Hechos 1:8, Lucas describe la promesa del poder de Jesús y su
mandamiento de ir “hasta los fines de la tierra.


• En el Evangelio de Juan, Jesús les da a los discípulos el poder de perdonar o retener pecados (Juan 20:23).


• Desde el principio, Mateo ha enfatizado la enseñanza de Jesús. El
Sermón en el Monte, pronto en el ministerio de Jesús (capítulos 5-7)
constituye la colección más grande de enseñanzas de Jesús en el Nuevo
Testamento. Ahora, Mateo relata el último acto de ministerio de Jesús
“en términos rabínicos: los discípulos han de bautizar, hacer
discípulos, y enseñar” (Johnson, 621).


Veremos en el libro de Hechos que la iglesia toma un papel
evangélico, más orientado hacia el ministerio. Este papel es muy
diferente al que hemos visto de los discípulos hasta ahora. “¿Por qué
este cambio tan dramático y repentino? Pues, seguramente por la
resurrección de Jesús, sumado al encargo que les dio a sus seguidores de
hacer discípulos de todas las naciones” (Morris, 744).


Este texto ha tenido una influencia significante en la iglesia. Marca
la aprobación de Jesús del bautizo como elemento clave de ser
discípulo. De esta manera, el bautizo se convierte en la norma para
cristianos. El bautizo nos da la fórmula trinitaria (“en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”)
que la iglesia ha seguido a través de los siglos. “Y al ligar el
bautizo con la obra de ser discípulo, esto proporcionó el apoyo
necesario para anabaptistas y grupos más tardíos que defendían el
bautizo de los creyentes” (Gardner).


MATEO 28:16: MAS LOS ONCE DISCÍPULOS SE FUERON A GALILEA

16Mas los once discípulos se fueron á Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado.


“Once” nos recuerda de la traición de Judas. El número original de
discípulos se relaciona con los doce hijos de Judá y las doce tribus de
Israel. Donde antes había doce apóstoles, ahora hay once. Lucas relata
la restauración del número original con la elevación de Matías al
apostolado (Hechos 1:12-26), pero Mateo habla de la Gran Comisión
cayendo sobre los once. “El número ‘once’ flaquea… La iglesia que Jesús
manda al mundo es falible, ‘once-algo,’ imperfecta. Aún, Jesús usa
exactamente tal iglesia para hacer su obra perfecta… Jesús toma este
número imperfecto y le da la vocación perfecta” (Bruner, 1090).


Los discípulos fueron a Galilea. Jesús había nacido a la sombra de
Jerusalén, pero José y María se lo llevaron a Galilea después de su
regreso de Egipto por miedo a Arquelao, el hijo de Herodes que regía en
Judea tras la muerte de su padre (2:22-23). Jesús, por lo tanto, se crió
en una zona remota, lejos del Templo. Galilea era conocida como Galilea
de los Gentiles (4:15) porque servía de hogar para muchos gentiles.
“Entonces Galilea, para Mateo, marca una separación de la ‘pureza’ de la
ciudad sagrada y, con esta separación, representa el mundo gentil que
ocupa el más allá” (Pfatteicher, 12). La mayoría del ministerio de Jesús
tomó lugar en Galilea, y regresa allí para comisionar a sus discípulos.


Los discípulos “van al monte donde Jesús les había ordenado.” En este
Evangelio, cosas importantes pasan en las montañas: El Sermón en el
Monte – la última tentación – la Transfiguración. No sabemos el nombre
de esta montaña, pero su ubicación no es relevante. Su significado es
más teológico que geográfico, y demuestra la importancia de esta
comisión.


Jesús le dijo a María Magdalena y a la otra María, “Id, dad las nuevas á mis hermanos, para que vayan á Galilea, y allí me verán”
(28:10). Mientras que a mujeres no se les permite hacer de testigos en
la corte, Jesús les escogió a ellas para dar testimonio de su
resurrección. Mientras que la costumbre normal es que los hombres mandan
y las mujeres obedecen, Jesús les dice a estas mujeres que les manden a
los hombres ir a Galilea. Los hombres podrían dudar del testimonio de
las mujeres. Primero, (solo) son mujeres. Segundo, ¡qué difícil debe ser
creer que un hombre muerto ha resucitado! La orden es ir a Galilea, una
larga caminata. Igual que las mujeres merecen ser alabadas por cumplir
con sus órdenes, también los hombres se lo merecen. Es un hecho de fe
empezar el viaje a Galilea.


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MATEO 28:17: PERO ALGUNOS DUDABAN

17Y como le vieron, le adoraron: mas algunos dudaban.


Ésta es la primera vez en este Evangelio que encontramos juntos a los
discípulos desde que Jesús fue arrestado y abandonado por los
discípulos (26:56). Solo María Magdalena y la otra María han visto al
Cristo resucitado. En cuanto al estado mental de los discípulos mientras
caminan hacia la montaña solo podemos especular, pero sabemos lo que
pasa cuando por fin ven a Jesús – “le vieron, le adoraron: mas algunos
dudaban” (la palabra griega también significa “vacilaron).”


No nos debe sorprender ninguna de las dos reacciones – alabar o dudar
(vacilar). Es de esperar que los discípulos alaben a Jesús. Saben que
fue matado y enterrado. Saben que el Viernes Santo fue el final. Ahora
ven a Jesús vivo de nuevo, confirmando sin lugar a duda que él es el
Mesías. Con sus propios ojos ven que su maestro es el Señor de vida, y
que puede ejercer su poder hasta sobre la muerte.


Pero tampoco nos debe sorprender que algunos duden o vacilen. Nada en
su experiencia les ha preparado para lo que ven, excepto quizá la
resurrección de Lázaro, que no se menciona en este Evangelio (véase Juan
11). Antes, Jesús observó, “Si no oyen á Moisés y á los profetas, tampoco se persuadirán, si alguno se levantare de los muertos” (Lucas 16:31). Ahora los propios discípulos de Jesús experimentan un rasgo de duda al ver a Jesús resucitado de la muerte.


Casi nos atrevemos a criticar a los discípulos por su duda, pero no
debemos suponer que nosotros lo hubiéramos hecho mejor. Jesús no les
riñe. Comprende su duda y, en vez, se dirige a su fe. Comprende su
fragilidad pero, aún así, les pide que sigan su obra. “No es a los
ángeles o a los creyentes perfectos a quienes confía la misión del
mundo, sino que a la comunidad de discípulos que alaban o que dudan,”
(Boring, 503).


Para poder cumplir el papel que Jesús les otorga, los discípulos han
de crecer. Mientras que su conducta en el libro de Hechos es menos que
espectacular, seguirán confrontándose con grave oposición a lo largo de
su ministerio. Cosecharán semillas que tomarán raíces – se multiplicarán
– flotando a través de océanos sobre vientos de fe. La elección de
Jesús al escoger a esta gente ordinaria para cumplir una misión
extraordinaria concuerda con la obra histórica de Dios. Dios escogió al
joven David en vez de a uno de sus fuertes hermanos. Dios mandó la
mayoría del ejército de Gideón a casa antes de mandar el resto a la
batalla. Para Dios, nuestra habilidad es menos importante que nuestra
disponibilidad. Además, nuestra habilidad puede llegar a obstruir el
camino si dejamos que nuestros éxitos oscurezcan el papel de Dios.


MATEO 28:18: TODA POTESTAD ME ES DADA EN EL CIELO Y EN LA TIERRA

18Y llegando Jesús, les habló, diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.


“Y llegando Jesús.” Lo normal es que el que suplica se acerque a la
autoridad en vez de al revés – el discípulo viene al maestro – el
enfermo viene al curandero. Jesús le da la vuelta a los papeles aquí,
quizá para calmar la duda o vacilación – quizá para demostrar su propio
acercamiento – quizá para modelar el tipo de “acercamiento” que él
espera de sus discípulos para cumplir la Gran Comisión.


Antes, Jesús exclamó, “Todas las cosas me son entregadas de mi Padre” (11:27). Ahora exclama, “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.”
El modelo de esta declaración está en Daniel 7:14, “Y fuéle dado
señorío, y gloria, y reino; y todos los pueblos, naciones y lenguas le
sirvieron; su señorío, señorío eterno, que no será transitorio, y su
reino que no se corromperá.


A menudo Mateo habla de autoridad (7:29; 8:9; 9:6; 10:1; 21:23; 24,
27). Dios le ha dado a Jesús la autoridad, y Jesús la ejerce ahora y en
la sentencia final. Su autoridad incluye el cielo y la tierra. No hay
tiempo ni lugar donde su autoridad no aplique. “El Jesús que sufrió y
fue humillado ahora ha sido completamente vindicado por Dios” (Senior,
346). “Él es el director general del universo, y tiene completo control
del mundo” (Bruner, 1094).


Claramente, esta autoridad establece el derecho de Jesús de esperar
obediencia de sus discípulos y de su habilidad para darles el poder.
“Los discípulos son otorgados los credenciales para su misión pero, aún
más, también son otorgados el poder que necesitan para cumplirla”
(Brueggemann, 344).


MATEO 28:19: POR TANTO ID Y ADOCTRINAR A TODOS LOS GENTILES

19Por tanto, id, y adoctrinad á todos los Gentiles, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.


Jesús les manda a sus discípulos que “doctrinad á todos los Gentiles.” En griego, “adoctrinar”
es el único verbo imperativo. Yendo, bautizando, y adoctrinando son
participios, subordinados al imperativo “adoctrinar.” La misión es
“adoctrinar.” Para cumplir esta misión, los discípulos deben ir,
bautizar, y enseñar. De esta manera, cada uno de estos participios tiene
un carácter imperativo – pero el único verbo imperativo en esta
comisión es “hacer discípulos.”


Un discípulo es un estudiante o seguidor – una persona dedicada a
aprender lo que el maestro tenga que enseñarle. Típicamente, un joven
que aspiraba ser un rabí le pediría a un rabí practicante que le
aceptara como discípulo. Un paralelo moderno puede ser un estudiante
interno – o un estudiante de música que le pide a un maestro de música
que sea su profesor o profesora. Del discípulo se espera no solo que
aprenda lo que el rabí enseña, sino que también practique lo que el rabí
predica. Es decir, la idea no es simplemente aprender del rabí, sino
también vivir como él. Por lo tanto “Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” (v. 20) es un componente natural de la Gran Comisión de Jesús.


Es interesante ver lo que Jesús incluye y no incluye en esta
comisión. No les manda a los discípulos predicar – evangelizar – ganarse
el mundo. “Usa una palabra más tranquila, menos llamativa. Es una
palabra casi escolástica y algo escolar, ‘discípulo.’ …Solo el Creador
del Cosmos puede hacer grandezas como convertir, traer arrepentimiento, o
impulsar a una persona que tome una decisión – toda autoridad es suya
sola. Pero los discípulos pueden, deben, y harán el pequeño acto de
servir de ‘discípulos’ para los demás – es decir, pasarán mucho tiempo
con gente – con la confianza que tarde o temprano el Creador del Cosmos
creará en esta gente la decisión de bautizarse” (Bruner, 1097).


Han de “adoctrinar a todas étnicas.”
La palabra étnica es a menudo traducida como nación, pero judíos
griego-hablantes usan esa palabra para referirse a los gentiles. Antes,
Jesús les instruyó a los discípulos, “Por el camino de los Gentiles no iréis, y en ciudad de Samaritanos no entréis”(10:5).
Ahora, Jesús retracta esa prohibición. Primero, los discípulos obraron
entre judíos. Ahora ampliarán su misión entre el pueblo gentil.


En este Evangelio el pueblo gentil toma un papel principal. La
genealogía de Jesús incluye a mujeres gentiles – Ruth y Rahab (1:5). Los
Reyes Magos eran gentiles “del oriente” (2:1). Dios puede levantar
hijos de Abrahán hasta de las piedras (3:9). Jesús se retira a Galilea
de los gentiles (4:15). Un centurión romano expresa fe que excede toda
la que Jesús ha encontrado en Israel, inspirando su comentario“muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham, é Isaac, y Jacob, en el reino de los cielos”
(8:10-11). Jesus salva dos demoníacos en territorio gentil (8:28). Los
gentiles ninivitas condenarán esta generación (12:41). Jesús premia una
mujer cananea por su gran fe (15:28).“Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio á todos los Gentiles”
(24:14). El Hijo del Hombre juzgará las naciones según respondan a la
necesidad humana (25:31-46). Un centurión romano proclama,
“Verdaderamente Hijo de Dios era éste” (27:54).


Los discípulos oyen la llamada “adoctrinar a todas étnicas,”
pero no comprenden lo que implica. Solo más adelante podrán apreciar su
significado por completo. En los capítulos anteriores de Hechos,
aceptarán a los gentiles, pero solo a los judíos prosélitos. Solo
después de mucho debate dramático e intervención de Dios (Hechos 10)
empezarán a permitir gentiles a la iglesia. Pero este tema ya había sido
resuelto al escribir este Evangelio.


En algunos lugares hoy, cristianos rehúsan la llamada de “adoctrinar a todas étnicas,”
prefiriendo no intervenir en culturas y religiones indígenas. Aunque
debemos admitir que a veces nos hemos equivocado en nuestros métodos de
difundir el Evangelio, eso no nos libra de la responsabilidad de
encontrar la manera correcta de hacerlo. Dios escoge o no escoge redimir
al mundo por medio de Jesucristo. Si es así, tenemos una
responsabilidad urgente de proclamar el Evangelio. Si no lo hacemos,
tenemos poco que ofrecer más allá de simple instrucción moral y
compañerismo social. Si no fuera por la respuesta de la iglesia a la
Gran Comisión, poca gente hubiera sentido el poder redentor de
Jesucristo. Su nombre solo sería una pequeña anotación histórica. Ahora,
es nuestra responsabilidad continuar con su obra.


Las iglesias que no toman la Gran Comisión en serio desvanecen y
mueren. Discípulos que tampoco la toman en serio no producen hijos
espirituales. ¿Cómo podemos convencerles a nuestros hijos que paguen el
precio de ser discípulos si no le adjuntamos ninguna urgencia? Como dice
un personaje de una novela de P.D. James, “La respuesta oficial era que
todas religiones tenían igual importancia. Debo decir que el resultado
de esto me dejó con la convicción de que todas eran iguales por su falta
de importancia.”


En la muy temprana iglesia, el bautizo se hacía en nombre de Jesús
(Hechos 2:38; 8:16; 10:48; 19:5; Rom. 6:3; Gal. 3:27). La formula
triádica del bautizo (“en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo”) fue adoptada más tarde, y es esa tradición más tardía la que se
refleja en el relato de Mateo de la Gran Comisión. Ser bautizado en el
nombre indica una nueva relación, un renacer, una adopción. Ser
bautizado en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo indica
que la nueva relación incluye las tres partes de la Trinidad.


MATEO 28:20: YO ESTOY CON VOSOTROS HASTA EL FIN DEL MUNDO

20Enseñándoles
que guarden todas las cosas que os he mandado: y he aquí, yo estoy con
vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.



“Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado.”
En este Evangelio, Jesús tuvo un ministerio de enseñanza significante
(4:23; 5:2; 7:29; 9:35; 11:1; 13:34; 21:23; 26:65). Ahora, Jesús recluta
a sus discípulos para seguir con ese ministerio.


Nuestra responsabilidad no termina con llevar a gente a tomar la
decisión de seguir a Cristo. Debemos continuar con el proceso del
discípulo, enseñando a nuevos discípulos lo que Jesús nos enseñó – y
demostrando nuestra obediencia a esas enseñanzas. Mientras vivimos en
esta tierra, ninguno de nosotros obedecerá o comprenderá perfectamente,
por eso, el requisito de aprender nunca tiene fin.


“Enseñar es otra palabra tranquila… Discípulo – no te apresures,
trabaja cuidadosamente con ellos, instrúyeles gentilmente” (Bruner,
1102). En este Evangelio, Jesús comienza su ministerio enseñando (con el
Sermón en el Monte) y concluye su ministerio comisionando sus
discípulos para que enseñen a todas las naciones. El énfasis en la
enseñanza no es accidental, y marca la importancia que Mateo le da a la
enseñanza dentro de la obra del discípulo.


No debemos olvidar la importancia de la palabra obedecer. Nuestra
enseñanza debe cumplir más que simplemente transmitir información.
También debemos persuadir a las étnicas que obedezcan a Jesús. Aquí, la
línea se borra entre la enseñanza (donde el énfasis está en la
transmisión de información) y el predicar (donde el énfasis está más en
persuadir).


Ni tampoco debemos olvidar la importancia de la frase, “todas las cosas que os he mandado.”Jesús no nos permite el lujo de escoger que creer u obedecer.


“La obra es asombrosa, y esta ‘Gran Comisión’ le debería parecer
ridícula a este pequeño grupo de discípulos. Al fin y al cabo, solo
había once de ellos” (Long, 327). ¿Cómo sería posible llevar el
Evangelio a todo el mundo? ¿Cómo podrían transmitir el amor de Jesús a
gentes cuyas lenguas no podían comprender? ¿Cómo podrían llevar la
palabra a continentes cuya existencia no podían ni imaginar? Y aún, por
la gracia de Dios, ¡todo eso pasó!


¡La obra continúa siendo asombrosa! El mundo se ha hecho aún más
complejo, peligroso, y hostil hacia Cristo. Hoy, muchos cristianos son
víctimas de masacres en números que hacen al Coliseo de Roma parecer
pequeño en comparación. Más cristianos han muerto por causa de
persecución en el siglo 20 que en ningún otro, y el siglo 21 promete
establecer un nuevo record. Y aún, el alabar a Cristo continúa creciendo
en lugares donde se ha perseguido la mayor parte de un siglo. No
debemos perder la fe, porque Dios nos da el poder necesario para cumplir
nuestra obra.


“Y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.”
Este Evangelio empieza con las palabras del profeta, “He aquí la virgen
concebirá y parirá un hijo, Y llamarás su nombre Emmanuel, que
declarado, es: Con nosotros Dios” (1:23). Termina con la promesa que
Jesús estará con nosotros siempre. “Donde Yahvé estaba anteriormente con
su pueblo, Jesús ahora está con el suyo, la iglesia. Jesús, aunque
físicamente no está presente entre ellos, no les ha abandonado. Está
entre ellos, sin ser visto, y les da el poder de cumplir la misión que
les ha dado” (Hagner). “Mateo siempre mira hacia delante al gran día
cuando Jesús, que nunca ha abandonado a su gente, estará presente y
visible en su gloria celestial y juzgará al mundo y dirá de nuevo
‘Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros
desde la fundación del mundo’ (25:34)” (Johnson, 625). “Los discípulos
han de obrar con Jesús, no simplemente para él” (Soards).


“En el Evangelio de Lucas la última palabra de Jesús habla de
separación… En Mateo, al contrario, la última palabra promete la
continuada presencia de Jesús” (Hare, 335). “La iglesia no ‘lo hace
sola’ ni posee su propia autoridad. Su misión y mandamiento siguen
derivándose de la presencia de su Señor, a quien toda autoridad ha sido
otorgada” (Tiede y Kavanagh, 16).


TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada enhttp://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).


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