domingo, 18 de diciembre de 2016

Tratado sobre los grados de humildad y de soberbia - Orden Franciscana Seglar en México

Tratado sobre los grados de humildad y de soberbia - Orden Franciscana Seglar en México











Hermanos Franciscanos
Tratado sobre los grados de humildad y de soberbia

Aparición de La Virgen a San Bernardo de Claraval


De San Bernardo de Claraval



LOS DOCE GRADOS DE HUMILDAD





XII. Mostrar siempre humildad en el corazón y en el cuerpo, con los ojos clavados en tierra.



XI. Expresarse con parquedad y juiciosamente sin levantar la voz.



X. No ser de risa fácil.



IX. Esperar a ser preguntado para hablar.



VII. No salirse de la norma común del monasterio.



VII. Reconocerse como el más despreciable de todos.



VI. Juzgarse indigno e inútil para todo.



V. Confesar sus pecados.



IV. Abrazar por obediencia y pacientemente las cosas ásperas y duras.



III. Someterse a los superiores con toda obediencia.



II. No amar la propia voluntad.



I. Abstenerse por temor de Dios en todo momento de cualquier pecado.





San Bernardo de Claraval (Clairvaux)

Fiesta: 20 de agosto

(1090-1153)

Abad Cisterciense, Doctor de la Iglesia

Etim. de Bernardo: "Batallador y valiente". (Bern=batallador; Nard=valiente)



Nacido en Borgoña, Francia. Llamado "Mellifluous Doctor" (boca de miel)
por su elocuencia. Famoso por su gran amor a la Virgen María. Compuso
muchas oraciones marianas. Fundador del Monasterio Cisterciense del
Claraval y muchos otros.



En esta página

Biografía

Dichos de San Bernardo

 A la Virgen



Otras de nuestras páginas:



De sus sermones:

 En la plenitud de los tiempos vino la plenitud de la divinidad Epifanía

 Amo porque amo, amo por amar

 Dios. Vendrá a nosotros el Verbo de Dios

 Gracia. Si creció el pecado, más desbordante fue la gracia

María. Todo el mundo espera la respuesta de María

María. Sobre las excelencias de la Virgen Madre

 María. La Madre estaba junto a la cruz

 María. Conviene meditar los misterios de salvación

 Sabiduría. Hay que buscar la sabiduría

 Castidad. La castidad sin la caridad no tiene valor

 Angeles custodios. Que te guarden en tus caminos.

Santos. Apresurémonos hacia los hermanos que nos esperan





¿Quién era San Bernardo de Claraval?



Biografía



San Bernardo, abad es, cronológicamente, el último de los Padres de la
Iglesia, pero uno de los que mas impacto ha tenido. Nace en Borgoña,
Francia (cerca de Suiza) en el año 1090.  Con sus siete hermanos recibió
una excelente formación en la religión, el latín y la literatura.



Personalidad de Bernardo



Bernardo tenía un extraordinario carisma de atraer a todos para Cristo.
 Amable, simpático, Inteligente, bondadoso y alegre. Todo esto y vigor
juvenil le causaba un reto en las tentaciones contra la castidad y
santidad. Por eso durante algún tiempo se enfrió en su fervor y empezó a
inclinarse hacia lo mundano. Pero las amistades mundanas, por más
atractivas y brillantes que fueran, lo dejaban vacío y lleno de hastío.
Después de cada fiesta se sentía más desilusionado del mundo y de sus
placeres.



A grandes males grades remedios.



Como sus pasiones sexuales lo atacaban violentamente, una noche se
revolcó sobre el hielo hasta sufrir profundamente el frío. Sabía que a
la carne le gusta el placer y comprendió que si la castigaba así, no
vendrían tan fácilmente las tentaciones. Aquel tremendo remedio le trajo
liberación y paz.  S



Una visión cambia su rumbo:



Una noche de Navidad, mientras celebraban las ceremonias religiosas en
el templo se quedó dormido y le pareció ver al Niño Jesús en Belén en
brazos de María, y que la Santa Madre le ofrecía a su Hijo para que lo
amara y lo hiciera amar mucho por los demás. Desde este día ya no pensó
sino en consagrarse a la religión y al apostolado. Un hombre que
arrastra con todo lo que encuentra, Bernardo se fue al convento de
monjes benedictinos llamado Cister, y pidió ser admitido. El superior,
San Esteban, lo aceptó con gran alegría pues, en aquel convento, hacía
15 años que no llegaban religiosos nuevos.



La familia que se fue con Cristo.



Bernardo volvió a su familia a contar la noticia y todos se opusieron.
Los amigos le decían que esto era desperdiciar una gran personalidad
para ir a sepultarse vivo en un convento. La familia no aceptaba de
ninguna manera. Pero Bernardo les habló tan maravillosamente de las
ventajas y cualidades que tiene la vida religiosa, que logró llevarse al
convento a sus cuatro hermanos mayores, a su tío y  31 compañeros.
Dicen que cuando llamaron a Nirvardo el hermano menor para anunciarle
que se iban de religiosos, el muchacho les respondió: "¡Ajá! ¿Conque
ustedes se van a ganarse el cielo, y a mí me dejan aquí en la tierra?
Esto no lo puedo aceptar". Y un tiempo después, también él se fue de
religioso.



Antes de entrar al monasterio, Bernardo llevó a su finca a todos los que
deseaban entrar al convento para  prepararlos por varias semanas,
entrenándolos acerca del modo como debían comportarse para ser unos
fervorosos religiosos. En el año 1112, a la edad de 22 años, entra en el
monasterio de Cister.  Mas tarde, habiendo muerto su madre, entra en el
monasterio su padre. Su hermana y el cuñado, de mutuo acuerdo
decidieron también entrar en la vida religiosa.  Vemos en la historia la
gran influencia de las relaciones tanto para bien como para mal.



En la historia de la Iglesia es difícil encontrar otro hombre que haya
sido dotado por Dios de un poder de atracción tan grande para llevar
gentes a la vida religiosa, como el que recibió Bernardo. Las muchachas
tenían terror de que su novio hablara con el santo. En las
universidades, en los pueblos, en los campos, los jóvenes al oírle
hablar de las excelencias y ventajas de la vida en un convento, se iban
en numerosos grupos a que él los instruyera y los formara como
religiosos. Durante su vida fundó más de 300 conventos para hombres, e
hizo llegar a gran santidad a muchos de sus discípulos. Lo llamaban "el
cazador de almas y vocaciones". Con su apostolado consiguió que 900
monjes hicieran profesión religiosa.



Fundador de Claraval. En el convento del Cister demostró tales
cualidades de líder y de santo, que a los 25 años (con sólo tres de
religioso) fue enviado como superior a fundar un nuevo convento. Escogió
un sitio apartado en el bosque donde sus monjes tuvieran que derramar
el sudor de su frente para poder cosechar algo, y le puso el nombre de
Claraval, que significa valle claro, ya que allí el sol ilumina fuerte
todo el día. Supo infundir del tal manera fervor y entusiasmo a sus
religiosos de Claraval, que habiendo comenzado con sólo 20 compañeros a
los pocos años tenía 130 religiosos; de este convento de Claraval
salieron monjes a fundar otros 63 conventos.



La Predicación de santo.



Lo llamaban "El Doctor boca de miel" (doctor melífluo). Su inmenso amor a
Dios y a la Virgen Santísima y su deseo de salvar almas lo llevaban a
estudiar por horas y horas cada sermón que iba a pronunciar, y luego
como sus palabras iban precedidas de mucha oración y de grandes
penitencias, el efecto era fulminante en los oyentes. Escuchar a San
Bernardo era ya sentir un impulso fortísimo a volverse mejor.



Su amor a la Virgen Santísima.



Los que quieren progresar en su amor a la Madre de Dios, necesariamente
tienen que leer los escritos de San Bernardo por la claridad y el amor
con que habla de ella. Él fue quien compuso aquellas últimas palabras de
la Salve: "Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María". Y repetía
la bella oración que dice: "Acuérdate oh Madre Santa, que jamás se oyó
decir, que alguno a Ti haya acudido, sin tu auxilio recibir". El pueblo
vibraba de emoción cuando le oía clamar desde el púlpito con su voz
sonora e impresionante.



Si se levantan las tempestades de tus pasiones, mira a la Estrella,
invoca a María. Si la sensualidad de tus sentidos quiere hundir la barca
de tu espíritu, levanta los ojos de la fe, mira a la Estrella, invoca a
María. Si el recuerdo de tus muchos pecados quiere lanzarte al abismo
de la desesperación, lánzale una mirada a la Estrella del cielo y rézale
a la Madre de Dios. Siguiéndola, no te perderás en el camino.
Invocándola no te desesperarás. Y guiado por Ella llegarás seguramente
al Puerto Celestial.



Sus bellísimos sermones son leídos hoy, después de varios siglos, con verdadera satisfacción y gran provecho.



Viajero incansable



El más profundo deseo de San Bernardo era permanecer en su convento
dedicado a la oración y a la meditación. Pero el Sumo Pontífice, los
obispos, los pueblos y los gobernantes le pedían continuamente que fuera
a ayudarles, y él estaba siempre pronto a prestar su ayuda donde quiera
que pudiera ser útil. Con una salud sumamente débil (porque los
primeros años de religioso se dedicó a hacer demasiadas penitencias y se
le dañó la digestión) recorrió toda Europa poniendo la paz donde había
guerras, deteniendo las herejías, corrigiendo errores, animando
desanimados y hasta reuniendo ejércitos para defender la santa religión
católica. Era el árbitro aceptado por todos. Exclamaba: A veces no me
dejan tiempo durante el día ni siquiera para dedicarme a meditar. Pero
estas gentes están tan necesitadas y sienten tanta paz cuando se les
habla, que es necesario atenderlas (ya en las noches pasaría luego sus
horas dedicado a la oración y a la meditación).



De carbonero a Pontífice



Un hombre muy bien preparado le pidió que lo recibiera en su monasterio
de Claraval. Para probar su virtud lo dedicó las primeras semanas a
transportar carbón, lo cual hizo de muy buena voluntad. Llegó a ser un
excelente monje, y más tarde fue nombrado Sumo Pontífice: Honorio III.
El santo le escribió un famoso libro llamado "De consideratione", en el
cual propone una serie de consejos importantísimos para que los que
están en puestos elevados no vayan a cometer el gravísimo error de
dedicarse solamente a actividades exteriores descuidando la oración y la
meditación. Y llegó a decirle:



"Malditas serán dichas ocupaciones, si no dejan dedicar el debido tiempo a la oración y a la meditación".



Despedida gozosa. Después de haber llegado a ser el hombre más famoso de
Europa en su tiempo y de haber conseguido varios milagros (como por
Ej., Hacer hablar a un mudo, el cual confesó muchos pecados que tenía
sin perdonar) y después de haber llenado varios países de monasterios
con religiosos fervorosos, ante la petición de sus discípulos para que
pidiera a Dios la gracia de seguir viviendo otros años más, exclamaba:



"Mi gran deseo es ir a ver a Dios y a estar junto a Él. Pero el amor
hacia mis discípulos me mueve a querer seguir ayudándolos. Que el Señor
Dios haga lo que a Él mejor le parezca". Y a Dios le pareció que ya
había sufrido y trabajado bastante y que se merecía el descanso eterno y
el premio preparado para los discípulos fieles, y se lo llevó a sus
eternidad feliz el 20 de agosto del año 1153. Tenía 63 años. El sumo
pontífice lo declaró Doctor de la Iglesia.



San Bernardo: gran predicador, enamorado de Cristo y de la Madre
Santísima: pídele al buen Dios que nos conceda a nosotros un amor a Dios
y al prójimo, semejante al que te concedió a ti. Quiera Dios que así
sea.



Nota interesante: San Bernardo escribió la vida de San Malaquías quién murió en sus brazos camino a Roma.



DE LA CASA DE LA DIVINA SABIDURIA, LA VIRGEN MARÍA



1. ... Como hay varias sabidurías, debemos buscar qué sabiduría edificó
para sí la casa. Hay una sabiduría de la carne, que es enemiga de Dios, y
una sabiduría de este mundo, que es insensatez ante Dios. Estas dos,
según el apóstol Santiago, son terrenas, animales y diabólicas. Según
estas sabidurías, se llaman sabios los que hacen el mal y no saben hacer
el bien , los cuales se pierden y se condenan en su misma sabiduría,
como está escrito: Cogeré a los sabios en su astucia; Perderé la
sabiduría de los sabios y reprobaré la prudencia de los prudente. Y,
ciertamente, me parece que a tales sabios se adapta digna y
competentemente el dicho de Salomón: Vi una malicia debajo del sol: el
hombre que se cree ante sí ser sabio. Ninguna de estas sabidurías, ya
sea la de la carne, ya la del mundo, edifica, más bien destruyen
cualquiera casa en que habiten. Pero hay otra sabiduría que viene de
arriba; la cual primero es pudorosa, después pacífica. Es Cristo, Virtud
y Sabiduría de Dios, de quien dice el Apóstol: Al cual nos ha dado Dios
como sabiduría y justicia, santificación y redención.



2. Así, pues, esta sabiduría, que era de Dios, vino a nosotros del seno
del Padre y edificó para sí una casa, es a saber, a María virgen, su
madre, en la que talló siete columnas. ¿Qué significa tallar en ella
siete columnas sino hacer de ella una digna morada con la fe y las
buenas obras? Ciertamente, el número ternario pertenece a la fe en la
santa Trinidad, y el cuaternario, a las cuatro principales virtudes. Que
estuvo la Santísima Trinidad en María (me refiero a la presencia de la
majestad), en la que sólo el Hijo estaba por la asunción de la
humanidad, lo atestigua el mensajero celestial, quien, abriendo los
misterios ocultos, dice: "Dios, te salve, llena de gracia, el Señor es
contigo"; y en seguida: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti y la virtud
del Altísimo te cubrirá con su sombra". He ahí que tienes al Señor, que
tienes la virtud del Altísimo, que tienes al Espíritu Santo, que tienes
al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Ni puede estar el Padre sin el
Hijo o el Hijo sin el Padre o sin los dos el que procede de ambos, el
Espíritu Santo, según lo dice el mismo Hijo: "Yo estoy en el Padre y el
Padre está en mí". Y otra vez: "El Padre, que permanece en mí, ése hace
los milagros" . Es claro, pues, que en el corazón de la Virgen estuvo la
fe en la Santísima Trinidad.



3. Que poseyó las cuatro principales virtudes como cuatro columnas,
debemos investigarlo. Primero veamos si tuvo la fortaleza. ¿Cómo pudo
estar lejos esta virtud de aquella que, relegadas las pompas seculares y
despreciados los deleites de la carne, se propuso vivir sólo para Dios
virginalmente? Si no me engaño, ésta es la virgen de la que se lee en
Salomón: ¿Quién encontrará a la mujer fuerte? Ciertamente, su precio es
de los últimos confines. La cual fue tan valerosa, que aplastó la cabeza
de aquella serpiente a la que dijo el Señor: "Pondré enemistad entre ti
y la mujer, tu descendencia y su descendencia; ella aplastará tu
cabeza"  Que fue templada, prudente y justa, lo comprobamos con luz más
clara en la alocución del ángel y en la respuesta de ella. Habiendo
saludado tan honrosamente el ángel diciéndole: "Dios te salve, llena de
gracia", no se ensoberbeció por ser bendita con un singular privilegio
de la gracia, sino que calló y pensó dentro de sí qué sería este
insólito saludo. ¿Qué otra cosa brilla en esto sino la templanza? Mas
cuando el mismo ángel la ilustraba sobre los misterios celestiales,
preguntó diligentemente cómo concebiría y daría a luz la que no conocía
varón; y en esto, sin duda ninguna, fue prudente. Da una señal de
justicia cuando se confiesa esclava del Señor. Que la confesión es de
los justos, lo atestigua el que dice: Con todo eso, los Justos
confesarán tu nombre y los rectos habitarán en tu presencia. Y en otra
parte se dice de los mismos: Y diréis en la confesión: Todas las obras
del Señor son muy buenas .



4. Fue, pues, la bienaventurada Virgen María fuerte en el propósito,
templada en el silencio, prudente en la interrogación, justa en la
confesión. Por tanto, con estas cuatro columnas y las tres predichas de
la fe construyó en ella la Sabiduría celestial una casa para sí. La cual
Sabiduría de tal modo llenó la mente, que de su Plenitud se fecundó la
carne, y con ella cubrió la Virgen, mediante una gracia singular, a la
misma sabiduría, que antes había concebido en la mente pura. También
nosotros, si queremos ser hechos casa de esta sabiduría, debemos tallar
en nosotros las mismas siete columnas, esto es, nos debemos preparar
para ella con la fe y las costumbres. Por lo que se refiere a las
costumbres, pienso que basta la justicia, mas rodeada de las demás
virtudes. Así, pues, para que el error no engañe a la ignorancia, haya
una previa prudencia; haya también templanza y fortaleza para que no
caiga ladeándose a la derecha o a la izquierda.



NO ERES MAS SANTO PORQUE NO ERES MAS DEVOTO DE MARÍA.

(San Bernardo)



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Articulo Revisado: Tratado sobre los grados de humildad y de soberbia
Puntaje: 5
Reviesado por: Hermanos Franciscanos








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