Los supervivientes se vieron obligados a huir de Hebrón, y sus bienes fueron aprehendidos y ocupados por los residentes árabes1 hasta después de la Guerra de los Seis Días de 1967. Estos acontecimientos llevaron a la reorganización y el desarrollo de la organización de defensa judía, Haganá, que más tarde se convertiría en el núcleo de las Fuerzas de Defensa de Israel.
Índice
Antecedentes
Hebrón, situada 30 kilómetros al sur de Jerusalén, es el segundo sitio más sagrado y una de las cuatro ciudades santas del judaísmo. Es el lugar donde se encuentra la Cueva de Machpelah (hebreo: מערת המכפלה, Me-arat Hamachpelah], en la que está la Tumba de los Patriarcas, donde Abraham fue enterrado, y donde David fue ungido Rey de Israel y reinó allí hasta la captura de Jerusalén. La comunidad judía sefardí había vivido de forma continuada durante más de 800 años bajo diversas potencias imperiales, mientras que la comunidad Ashkenazi había regresado al menos un siglo atrás.2En Hebrón a principios de los años 20 hubo un período de acoso árabe
hacia la colectividad judía, con insultos en las calles, palizas
ocasionales, ataques con piedras a través de las ventanas de sus hogares
y ocasionalmente disturbios en la Cueva de los Patriarcas. Existía,
hasta ese momento, una relación amistosa entre las comunidades judía y
árabe de Hebrón,3 a pesar de una fuerte tradición de hostilidad hacia los judíos.4
En ese período, la comunidad judía presentó varias denuncias ante la
policía británica, reclamando que no se estaba haciendo lo suficiente
para protegerlos. Los judíos atribuían algunos de los problemas a las
actividades de los nacionalistas árabes de la Asociación
Musulmana-Cristiana, que incluían la propaganda racista, canciones de
incitación anti-judía y otros incidentes.2
En 1928, los musulmanes trataron de obtener de los británicos los derechos sobre el Muro Occidental,
incluido el espacio utilizado por los judíos para el culto. Durante la
renovación de las descuidadas mezquitas en Jerusalén, se pusieron en
marcha nuevas actividades de construcción en octubre de 1928. Ladrillos
de la "construcción" cayeron "accidentalmente" sobre los fieles judíos
en el Muro de las Lamentaciones. También los árabes soltaron una manada de mulas en el momento de la oración. Los almuédanos llamaban a sus fieles a la oración con el volumen en sus amplificadores muy alto con el fin de perturbar la oración judía.5
La comunidad judía, especialmente la de derecha, aceptó el reto. El movimiento revisionista exigió el control judío del muro. El 14 de agosto de 1929 se manifestaron más de seis mil judíos en Tel Aviv reclamando el control judío del Muro de las lamentaciones con el lema: "El muro es nuestro".
Esa misma noche, cerca de tres mil fieles se reunieron en el muro en
Jerusalén para la oración, una gran multitud para el entonces muy
estrecho espacio. Reaccionaron los árabes con una segunda manifestación;
seguidamente el popular movimiento juvenil sionista Beitar
entró en acción y se creó una escalada de violencia que asoló la ciudad
de Jerusalén. Poco después se propagó entre la población árabe el falso
rumor de un inminente asalto judío a la Mezquita de Al-Aqsa.6
El 20 de agosto de 1929, después de los ataques árabes en Jerusalén, los dirigentes de la Haganá proponen proveer la defensa de los aproximadamente 800 judíos del Yishuv
en Hebrón, o ayudarlos a evacuar. Pero los dirigentes de la comunidad
judía de Hebrón desestimaron estas ofertas, insistiendo en que confiaban
en la A'yan (intelectualidad de árabes notables) para protegerlos y
contener a los sectores violentos.
Los principales instigadores fueron Amin al-Husayni (quien posteriormente fue el principal aliado árabe de los nazis)
y Arif Alárif. Éste, junto con Husaini, fue responsable de varios
disturbios anteriores y había sido nombrado oficial del Distrito de Beerseba. Arif Alárif realizó una visita a Hebrón poco antes de los ataques y predicó un sermón inflamatorio el jueves 22 de agosto.
Los falsos rumores que fueron esparcidos hablaban de que los judíos
habían dado muerte a los árabes en Jerusalén y habían incendiado la
mezquita de Al-Aqsa (documentada con una foto falsa) o que los judíos
planeaban construir una sinagoga cerca del Muro de las Lamentaciones.7
El viernes siguiente, 23 de agosto, encolerizados por rumores de que los judíos estaban a punto de atacar Al-Aqsa, los árabes comenzaron a atacar a los judíos en la Ciudad Vieja de Jerusalén. Los rumores y la subsiguiente violencia se extendieron rápidamente a otras partes del Mandato Británico, y las peores matanzas se produjeron en Hebrón y Safed. Otros sanguinarios ataques tuvieron lugar en Motza, Kfar Uriyah y Tel Aviv.
Los hechos
Un día antes de la matanza, el líder palestino y Gran Mufti de Jerusalén Amin al-Husayniincitó abiertamente a los árabes de Palestina a salir a matar judíos,
lo que efectivamente se inició inmediatamente después de la plegaria de
los viernes.
Hebrón
fue la ciudad donde los hechos adquirieron mayor gravedad: mientras la
comunidad judía –que eran aproximadamente unos 800 y convivían
pacíficamente junto a miles de vecinos árabes– estaba ya descansando en
el shabat,
67 miembros fueron asesinados de forma brutal dentro de sus casas y
sinagogas y 66 más resultaron heridos. Hebrón se convirtió en una ciudad
de violaciones, terror y asesinatos. El ataque se realizó con toda
clase de vejaciones, por lo que la población huyó despavorida y los
supervivientes fueron transferidos a Jerusalén, dejando a Hebrón desprovista de su antiquísima comunidad judía, un hecho calificado de limpieza étnica.8
Los disturbios [de 1929 en Palestina] se acompañaban de eslóganes
militantes árabes como... "Palestina es nuestra tierra y los judíos
nuestros perros..." [y] actos brutales cometidos por árabes... como las
matanzas en Hebrón, donde los asesinos de niños los torturaban antes de
matarlos. La comunidad judía en Palestina se encontró en medio de una
ola de disturbios violentos que barrieron con furia los asentamientos y
barrios judíos a lo largo y ancho del país. El peligro amenazaba ahora
la supervivencia misma de la comunidad judía.9
Masacre de Safed
En Safed, los judíos sufrieron también una masacre,con alrededor de veinte asesinatos, incluidos mujeres, niños y
ancianos. La masacre se extendió a lo largo del día siguiente hasta que
la autoridad mandataria británica logró controlarla.
Relatos específicos de la masacre
La casa de Eliezer Dan Slonim
Eliezer Dan Slonim nació en Hebrón en 1900. Era hijo de Rabbi Yaakov Yosef, el rabino de Hebrón. Eliezer fue miembro del concejo de la ciudad, nombrado por el gobierno. También fue director del Anglo-Palestine Bank. Eliezer tenía excelentes relaciones con los británicos y los árabes, que le habían asegurado que no se producirían disturbios.Baruch Katinka, un miembro de la Haganá, habló de su encuentro con Dan Eliezer poco antes de la masacre:
Dos días antes de la masacre, nos dijeron acerca de la necesidad deDespués de que la primera víctima fuera asesinada el viernes, 40
ir a Hebrón, con 10 o 12 personas armadas para proteger el lugar. Creo
que fueron 10 hombres y 2 mujeres... Llegamos a Hebrón después de la
medianoche y entramos a la casa de Eliezer Dan Slonim, el gerente del
banco en la zona y jefe de la comunidad judía. Nosotros lo despertamos y
le dijimos que habíamos traído armas y personas para protegerlos.
Comenzó a gritar y dijo que si quería armas las pediría, pero que no
había necesidad de ellas porque él tiene un entendimiento con los
árabes, que necesitan el crédito, que están bajo su influencia y que no
les harían daño. Por el contrario, dijo, caras nuevas en Hebrón sólo
podría irritarlos. Durante la discusión, dos policías árabes nos
apresaron y nos ordenaron ir a la estación de policía. El oficial
Cafferata se reunió con nosotros en pijamas y nos pregunto quienes somos
y qué estábamos haciendo. Dijimos que salimos a dar una caminata. El
oficial reclamó de cómo nos atrevíamos a caminar durante ese tiempo y
dijo que debíamos regresar a Jerusalén acompañado por la policía. Dos
hombres se quedaron con las maletas en la casa de Slonim. Tenían las
bombas con ellos, pero al día siguiente ellos también regresaron a
Jerusalén porque Slonim los obligó a salir de casa. Al día siguiente, se
produjo la masacre ".10
personas se reunieron en la casa de Dan, confiando en que, debido a su
influencia, no serían atacados. El sábado, los manifestantes se
acercaron al rabino y le ofrecieron un trato. Si todos los estudiantes
de la yeshivá Ashkenazi les fueran entregados a los árabes, los sediciosos salvarían las vidas de la comunidad Sefardí.11
El Rabino Slonim se negó a entregar a los estudiantes y fue muerto en
el acto, junto con su esposa y su pequeño hijo de 4 años de edad (otro
hijo de 3 años, sobrevivió). Finalmente 12 judíos sefardíes y 55 judíos
ashkenazies fueron asesinados.
Raymond Cafferata
Después de que la masacre comenzó, la mayoría de los policías árabesabandonaron sus puestos, liderando a los amotinados hacia donde se
escondían los judíos.
Cafferata testimonió ante la Comisión:
«Al oír gritos en la habitación ingresé a través de un pasajeDiecinueve familias árabes salvaron a decenas, quizá cientos, de
abovedado en una sala y vi un árabe en el momento de cortar la cabeza de
un niño con una daga.
Ya lo había golpeado y se disponía a golpearlo nuevamente, pero al
verme se da vuelta y corrió sobre mí, pero se equivocó; fue
prácticamente a la boca de mi fusil. Yo le disparé bajo, en la ingle.
Detrás de él había una mujer judía cubierta de sangre con un hombre que
me admitió ser un agente de policía llamado Issa, comisario de Jaffa. Él
estaba de pie sobre la mujer con un puñal en la mano. Me vio y echó el
cerrojo en una habitación adyacente gritandome en árabe: "Su Señoría, yo
soy un agente de policía." ... Penetré en la habitación y le disparé."12
judíos. Zmira Mani habló acerca de un árabe llamado Abu Id Zaitoun que
fue a buscar a su hermano y a su hijo para rescatarla a ella junto con
su familia. Abu y su familia protegieron a la familia Mani con sus
espadas, posteriormente fueron escondidos en un sótano junto con otros
judíos que también protegían. Al encontrar a un policía solicitaron que
escoltase a la familia hasta la estación de policía británica en Beit
Romano.13
Consecuencias
El balance fue de 135 judíos asesinados por árabes, 110 árabesmuertos por la policía británica mientras intentaba sofocar la revuelta y
6 o 7 árabes (dependiendo de las fuentes) asesinados por judíos.14 15 16 17
El efecto de la tragedia fue muy profundo: acabó con la presencia
judía en Hebrón y supuso un punto de inflexión irreversible en las
relaciones entre judíos y árabes en Palestina. También afectó al enfoque
de Gran Bretaña,
la potencia colonial, que, lejos de mostrarse firme frente a la actitud
árabe, empezó a cuestionarse la viabilidad del proyecto sionista y comenzó a hacer una reinterpretación a la baja de la Declaración Balfour.
Referencias
- Great
Britain, 1930: Report of the Commission on the disturbances of August
1929, Command paper 3530 (Shaw Commission report), p. 65.
had, until this time, been outwardly peaceful, although tension hid
below the surface. The Sephardi Jewish community in Hebron had lived
quietly with its Arab neighbors for centuries. 'Shira Schoenberg ‘The
Hebron Massacre of 1929,’ Jewish Virtual Library http://www.jewishvirtuallibrary.org/jsource/History/hebron29.html
London: Royal Historical Society, 1978. It should be noted that some
survivors testified that more than one of the Hebronite Arab policemen
joined the riot. See http://www.hebron.org.il/hebrew/article.php?id=295 Oded Avishar (ed) [Sefer ha Hebron(Book of Hebron)(Heb.1970)]
Mani (posteriormente llamada Zmira Meshorer), "What I saw in Hebron"
("ma shera'iti beħevron"), Haaretz, Sep 12, 1929, reimpreso en: Knaz,
Yehoshua (ed.) (1996).Haaretz - the 75th Year, Schocken Publishing, Jerusalem and Tel Aviv, pp. 33-34 (en hebreo).
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