no oficial
[Virgen de Guadalupe] Historia de una derrota católica
publicado en la revista «Nexos»
# 266, febrero de 2000
# 266, febrero de 2000
Este ensayo traza la ruta que ha seguido el
culto a la Virgen de Guadalupe, desde el primer relato aparicionista
fechado en 1648 hasta nuestros días, aún a la espera de milagros. Luis
González de Alba consulta y refuta, discute con los testimonios y con
algunos imaginarios mexicanos para entregarnos al final un texto
apasionado en virtud de su celo crítico e histórico.
UN VIEJO LITIGIO
No queráis, como Herodes, ver milagros y
novedades por que no quedéis sin respuesta: lo que Dios pide y quiere
son vidas milagrosas, cristianas, humildes, pacientes y caritativas,
porque la vida perfecta de un cristiano es continuado milagro en la
tierra.Fray Juan de Zumárraga, primer obispo de México. Regla Cristiana.
Antecedentes indios: el primer culto del tepeyac
En el mismo lugar donde se levantó la primera capilla a
la Virgen de Guadalupe en el Tepeyac hubo un adoratorio indio a la
diosa Tonantzin, cuyo nombre significa precisamente "nuestra madre". El
dato está abundantemente certificado por todos los primeros cronistas de
lo que luego sería México. Citemos al más acucioso de todos, fray
Bernardino de Sahagún, cuya monumental Historia General de las Cosas de
la Nueva España menciona así ese culto:
la Virgen de Guadalupe en el Tepeyac hubo un adoratorio indio a la
diosa Tonantzin, cuyo nombre significa precisamente "nuestra madre". El
dato está abundantemente certificado por todos los primeros cronistas de
lo que luego sería México. Citemos al más acucioso de todos, fray
Bernardino de Sahagún, cuya monumental Historia General de las Cosas de
la Nueva España menciona así ese culto:
- Cerca de los montes hay tres o cuatro lugares donde solían hacer muy
solemnes sacrificios y que venían a ellos de muy lejanas tierras. El
uno de éstos es aquí en México, donde está un montecillo que se llama
Tepeyac, y los españoles llaman Tepeaquilla, y ahora se llama Nuestra
Señora de Guadalupe. En este lugar tenían un templo dedicado a la madre
de los dioses, que llaman Tonantzin, que quiere decir nuestra madre;
allí hacían sacrificios a honra de esta diosa y venían a ellos de muy
lejanas tierras, hasta más de veinte leguas, de todas estas comarcas de
México, y traían muchas ofrendas; venían hombres, mujeres, mozas y mozos
a estas fiestas; era grande el concurso de gente en esos días y todos
decían ¡vamos a la fiesta de Tonantzin!; ahora que está allí edificada
la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, también la llaman Tonantzin,
tomada ocasión de los predicadores que a Nuestra Señora la Madre de Dios
la llaman Tonantzin.
Antecedentes españoles: la primera Virgen de Guadalupe
"En el tiempo en que aquí este rey don Alonso reinaba
en España, apareció Nuestra Señora la Virgen Santa María a un pastor en
las montañas de Guadalupe en aquesta manera". Así comienza el relato de
las apariciones guadalupanas, relato escrito más de un siglo después del
momento que trata. En resumen:
en España, apareció Nuestra Señora la Virgen Santa María a un pastor en
las montañas de Guadalupe en aquesta manera". Así comienza el relato de
las apariciones guadalupanas, relato escrito más de un siglo después del
momento que trata. En resumen:
- Hacia el año 1322, la Virgen se apareció a un humilde pastor en
Extremadura, España. Ocurrió el milagro entre unas peñas de la Sierra de
Guadalupe. La Virgen le pidió al pastor que allí le edificaran una
iglesia. El pastor llevó el mensaje a los clérigos y éstos no le
creyeron. La aparición se repitió con la misma solicitud. Un hijo del
pastorcillo resucita tras de ser dado por muerto. Los clérigos acompañan
al pastor hacia el lugar de las apariciones y encuentran allí, oculta
entre peñascos, una escultura de la Virgen. Levantan el santuario pedido
en ese lugar de la Sierra de Guadalupe y llaman por lo mismo Virgen de
Guadalupe a la escultura encontrada misteriosamente y sin que se le
conozca autor humano. Pasa más de un siglo antes de que se tenga el
primer manuscrito con el relato de la aparición milagrosa.
La similitud es completa en ambas apariciones de la Virgen:
- en el Tepeyac y en Extremadura se aparece a un a) hombre, b) humilde.
- la aparición ocurre, en México y en España, en un monte y entre peñascos, cerca de una fuente aquí y de un río allá.
- en ambas Españas, la vieja y la Nueva, la Virgen pide que le hagan una iglesia en el lugar de su aparición.
- las autoridades eclesiásticas no le creen al enviado, ni aquí ni allá.
- la aparición se repite con la misma demanda.
- un pariente del testigo de la aparición sana milagrosamente, tanto en España como en la Nueva España.
- el obispo pide una prueba aquí y allá hacen otro tanto los clérigos.
- en la Sierra de Guadalupe, España, la prueba consiste en el hallazgo
de una escultura de una imagen de la Virgen milagrosamente esculpida,
sin intervención humana. - es una imagen morena y la llaman "la Morenita de las Villuercas", por el pueblo cercano así nombrado.
- en el cerro del Tepeyac, Nueva España, la prueba consiste en una imagen milagrosamente pintada, sin intervención humana.
- es una imagen morena y la llaman "la Morenita del Tepeyac" por el cerro de su aparición.
- en España no aparece el primer relato escrito sino hasta 1440, 118 años después del milagro.
- en la Nueva España no aparece el primer relato escrito sino hasta 1648, 117 años después del milagro.
En ambas Españas, la vieja y la Nueva, la devoción
popular es inmediata, pero las reservas de la Iglesia muchas. Aquí y
allá, las reservas van cayendo con el paso de los años y las dos
Morenitas suben de categoría hasta alcanzar culto nacional. Siendo
Hernán Cortés y otros conquistadores originarios de Extremadura, tenían
gran devoción por la Virgen de Guadalupe y no la perdieron al fundar la
Nueva España, que luego sería México.
popular es inmediata, pero las reservas de la Iglesia muchas. Aquí y
allá, las reservas van cayendo con el paso de los años y las dos
Morenitas suben de categoría hasta alcanzar culto nacional. Siendo
Hernán Cortés y otros conquistadores originarios de Extremadura, tenían
gran devoción por la Virgen de Guadalupe y no la perdieron al fundar la
Nueva España, que luego sería México.
Siendo los conquistadores mexicanos que partieron a
colonizar otras tierras originarios del centro del país, tenían gran
devoción por la Virgen de Guadalupe (la suya, la del Tepeyac) y no la
perdieron al fundar California y las Filipinas.
colonizar otras tierras originarios del centro del país, tenían gran
devoción por la Virgen de Guadalupe (la suya, la del Tepeyac) y no la
perdieron al fundar California y las Filipinas.
Las dudas de la Iglesia mexicana: 450 años
Las dudas sobre la existencia de Juan Diego y por tanto
sobre la veracidad de las apariciones y del milagroso estampado de la
imagen venerada en el Tepeyac expuestas desde hace al menos diez años
por el entonces abad de la mismísima Basílica de Guadalupe, no son
nuevas en la Iglesia católica. Durante siglos se han levantado voces en
contra del culto a la Morenita del Tepeyac y han empleado contra la
imagen palabras tan duras que las del ahora ya ex abad suenan a himno.
sobre la veracidad de las apariciones y del milagroso estampado de la
imagen venerada en el Tepeyac expuestas desde hace al menos diez años
por el entonces abad de la mismísima Basílica de Guadalupe, no son
nuevas en la Iglesia católica. Durante siglos se han levantado voces en
contra del culto a la Morenita del Tepeyac y han empleado contra la
imagen palabras tan duras que las del ahora ya ex abad suenan a himno.
El testimonio de fray Juan de Zumárraga
Refiere la tradición guadalupana que se apareció la
Virgen Santa María, madre de Dios, al indio Juan Diego, cuando pasaba
por el cerro del Tepeyac. Pidió que le construyeran allí una iglesia,
mandato que Juan Diego llevó al obispo. Este, el primer obispo de
México, el franciscano fray Juan de Zumárraga, no lo tomó en serio
durante tres ocasiones. En la tercera pide una prueba. Entonces la
Virgen le manda a Juan Diego cortar algunas flores y resulta que son
rosas de Castilla (flor traída a América por los conquistadores y por
tanto inexistente en estado silvestre por muchos decenios) y llevarlas
al obispo. El indio obedece, corta las rosas, las envuelve en su manto y
las lleva al obispo Zumárraga. Desenvolvió luego su blanca manta y "se
dibujó en ella y apareció de repente la preciosa imagen de la manera que
está y se guarda hoy en su templo del Tepeyácac".
Virgen Santa María, madre de Dios, al indio Juan Diego, cuando pasaba
por el cerro del Tepeyac. Pidió que le construyeran allí una iglesia,
mandato que Juan Diego llevó al obispo. Este, el primer obispo de
México, el franciscano fray Juan de Zumárraga, no lo tomó en serio
durante tres ocasiones. En la tercera pide una prueba. Entonces la
Virgen le manda a Juan Diego cortar algunas flores y resulta que son
rosas de Castilla (flor traída a América por los conquistadores y por
tanto inexistente en estado silvestre por muchos decenios) y llevarlas
al obispo. El indio obedece, corta las rosas, las envuelve en su manto y
las lleva al obispo Zumárraga. Desenvolvió luego su blanca manta y "se
dibujó en ella y apareció de repente la preciosa imagen de la manera que
está y se guarda hoy en su templo del Tepeyácac".
Así pues, el testigo principal del milagro, esto es del
estampado de la imagen en la tilma de Juan Diego, no es éste, sino
quien estaba frente a él, recibiendo las rosas enviadas por la señora,
como dice la tradición: el primer obispo de México, fray Juan de
Zumárraga. El fue quien vio ocurrir el milagro. Tuvo que ver fray Juan
el momento mismo en que la imagen comenzaba a formarse milagrosamente,
quizás entre luces y coros angélicos, pues de otra manera, si Juan Diego
entrega las rosas enviadas por la señora al obispo como prueba y con
eso descubre una imagen pintada en su capa, Zumárraga se habría limitado
a comentar: "Qué bella imagen traes pintada allí, hijo mío". Y punto.
estampado de la imagen en la tilma de Juan Diego, no es éste, sino
quien estaba frente a él, recibiendo las rosas enviadas por la señora,
como dice la tradición: el primer obispo de México, fray Juan de
Zumárraga. El fue quien vio ocurrir el milagro. Tuvo que ver fray Juan
el momento mismo en que la imagen comenzaba a formarse milagrosamente,
quizás entre luces y coros angélicos, pues de otra manera, si Juan Diego
entrega las rosas enviadas por la señora al obispo como prueba y con
eso descubre una imagen pintada en su capa, Zumárraga se habría limitado
a comentar: "Qué bella imagen traes pintada allí, hijo mío". Y punto.
Pero apenas quince años después de este portentoso
milagro, más grande que cualquiera relatado en las Sagradas Escrituras,
en 1547, fray Juan publicó un catecismo llamado Regla Cristiana, donde
se pregunta al lector por qué razón ya no ocurren milagros, y se le
responde: "Ya no quiere el Redentor del Mundo que se hagan milagros,
porque no son menester, pues está nuestra Santa Fe tan fundada por
millares de milagros como tenemos en el Testamento Viejo y Nuevo".
milagro, más grande que cualquiera relatado en las Sagradas Escrituras,
en 1547, fray Juan publicó un catecismo llamado Regla Cristiana, donde
se pregunta al lector por qué razón ya no ocurren milagros, y se le
responde: "Ya no quiere el Redentor del Mundo que se hagan milagros,
porque no son menester, pues está nuestra Santa Fe tan fundada por
millares de milagros como tenemos en el Testamento Viejo y Nuevo".
El piadoso Joaquín García Icazbalceta, historiador del
siglo XIX, se preguntó: "¿Cómo decía eso el que había presenciado tan
gran milagro?".
siglo XIX, se preguntó: "¿Cómo decía eso el que había presenciado tan
gran milagro?".
Y se le quedaron a Icazbalceta en el tintero las palabras siguientes, comenta De la Maza: [1]
"No queráis, como Herodes, ver milagros y novedades por que no quedéis
sin respuesta: lo que Dios pide y quiere es vidas milagrosas,
cristianas, humildes, pacientes y caritativas".
"No queráis, como Herodes, ver milagros y novedades por que no quedéis
sin respuesta: lo que Dios pide y quiere es vidas milagrosas,
cristianas, humildes, pacientes y caritativas".
De esta manera, fray Juan de Zumárraga niega haber visto él mismo alguna vez milagro alguno.
Por si hiciera falta, hay otro flagrante silencio
respecto del milagro por parte de su principal testigo: los archivos de
la Mitra, primero obispado y luego arzobispado todavía bajo fray Juan de
Zumárraga, no contienen informe alguno sobre las apariciones del
Tepeyac ni menos sobre tan gran milagro como sería el de haberse
estampado por acción divina la verdadera efigie de la Madre de Dios. Más
portentoso que abrir el Mar Rojo en dos partes para permitir el paso de
las doce tribus de Israel, más que detener el sol para abatir las
murallas de Jericó, más que multiplicar panes y convertir agua en vino
es el hecho de ver a los ángeles pintar el verdadero rostro de María, la
Virgen Madre de Dios.
respecto del milagro por parte de su principal testigo: los archivos de
la Mitra, primero obispado y luego arzobispado todavía bajo fray Juan de
Zumárraga, no contienen informe alguno sobre las apariciones del
Tepeyac ni menos sobre tan gran milagro como sería el de haberse
estampado por acción divina la verdadera efigie de la Madre de Dios. Más
portentoso que abrir el Mar Rojo en dos partes para permitir el paso de
las doce tribus de Israel, más que detener el sol para abatir las
murallas de Jericó, más que multiplicar panes y convertir agua en vino
es el hecho de ver a los ángeles pintar el verdadero rostro de María, la
Virgen Madre de Dios.
Y a fray Juan de Zumárraga se le olvidó apuntarlo en
donde aparecen hasta las cuentas sobre los diezmos. Tampoco menciona el
enorme milagro en ninguna parte de su correspondencia, toda ella bien
conocida y revisada con afán de encontrar algún indicio, una sombra, una
mención velada ya que no un himno entusiasta. Nada. Las cartas del
testigo principal del portento no dicen absolutamente nada.
donde aparecen hasta las cuentas sobre los diezmos. Tampoco menciona el
enorme milagro en ninguna parte de su correspondencia, toda ella bien
conocida y revisada con afán de encontrar algún indicio, una sombra, una
mención velada ya que no un himno entusiasta. Nada. Las cartas del
testigo principal del portento no dicen absolutamente nada.
El provincial de los franciscanos
El domingo 6 de septiembre de 1556, el segundo
arzobispo de México, fray Alonso de Montúfar, sucesor de Zumárraga,
predicó en la Catedral un sermón en honor a la Virgen de Guadalupe.
Afirmando primero que los indios "no eran devotos de Nuestra Señora", "y
para atraerlos a la veneración de la imagen del Tepeyac y ganarles la
voluntad"? que la de los españoles ya no hacía falta? "su ilustrísima
tuvo la temeridad de sumarse al rumor de los milagros que se decía
obraba la imagen, predicándolos y afirmando su verdad" comenta O'Gorman.
arzobispo de México, fray Alonso de Montúfar, sucesor de Zumárraga,
predicó en la Catedral un sermón en honor a la Virgen de Guadalupe.
Afirmando primero que los indios "no eran devotos de Nuestra Señora", "y
para atraerlos a la veneración de la imagen del Tepeyac y ganarles la
voluntad"? que la de los españoles ya no hacía falta? "su ilustrísima
tuvo la temeridad de sumarse al rumor de los milagros que se decía
obraba la imagen, predicándolos y afirmando su verdad" comenta O'Gorman.
Es muy digno de notarse que el arzobispo en ningún
momento de su sermón indica que la imagen sea de origen sobrenatural,
aunque nada lo habría ayudado más en sus afanes. Se limita a decir que
hace milagros.
momento de su sermón indica que la imagen sea de origen sobrenatural,
aunque nada lo habría ayudado más en sus afanes. Se limita a decir que
hace milagros.
Al arzobispo le preocupaba en extremo la opinión que de
su sermón guadalupano se hicieran los franciscanos, enemigos del culto a
las imágenes, así que envió un par de sirvientes a sondear los
comentarios en el convento de San Francisco. El primero en picar el
anzuelo fue fray Alonso de Santiago, quien fue por una Biblia y leyó una
parte del Deuteronomio contra la veneración que no esté dirigida
exclusivamente a Dios. Luego fray Antonio de Huete expresó su disgusto
por el nombre dado a la imagen del Tepeyac: "Ya que el ilustrísimo señor
arzobispo quisiere que por devoción se fuese a aquella ermita, había de
mandar que no se nombrase de Nuestra Señora de Guadalupe, sino de
Tepeaca o de Tepeaquilla, porque si en España tenía aquel nombre era
porque el mismo pueblo se decía (se llamaba) de Guadalupe". Luego
censuró al arzobispo por predicar milagros no comprobados.
su sermón guadalupano se hicieran los franciscanos, enemigos del culto a
las imágenes, así que envió un par de sirvientes a sondear los
comentarios en el convento de San Francisco. El primero en picar el
anzuelo fue fray Alonso de Santiago, quien fue por una Biblia y leyó una
parte del Deuteronomio contra la veneración que no esté dirigida
exclusivamente a Dios. Luego fray Antonio de Huete expresó su disgusto
por el nombre dado a la imagen del Tepeyac: "Ya que el ilustrísimo señor
arzobispo quisiere que por devoción se fuese a aquella ermita, había de
mandar que no se nombrase de Nuestra Señora de Guadalupe, sino de
Tepeaca o de Tepeaquilla, porque si en España tenía aquel nombre era
porque el mismo pueblo se decía (se llamaba) de Guadalupe". Luego
censuró al arzobispo por predicar milagros no comprobados.
El criado se precipitó a llevarle el chisme al
arzobispo Montúfar: los franciscanos estaban enfurecidos y lo comparaban
con figuras condenadas por las Sagradas Escrituras.
arzobispo Montúfar: los franciscanos estaban enfurecidos y lo comparaban
con figuras condenadas por las Sagradas Escrituras.
El arzobispo de México no debió esperar mucho la
respuesta directa de los franciscanos, entonces imbuidos por espíritu
erasmiano y un ardiente deseo de limpiar la doctrina cristiana y
volverla a la pureza del cristianismo primitivo. Dos días después del
sermón del arzobispo Montúfar, el martes 8 de septiembre de 1556, fiesta
de la natividad de la Virgen, se celebró misa en la capilla de San José
de los Naturales del convento de San Francisco, en la capital de la
Nueva España (convento derribado para abrir la calle hoy llamada
Madero). Asistieron el virrey don Luis de Velasco y la Real Audiencia.
El sermón estuvo a cargo del provincial de la orden franciscana, fray
Francisco de Bustamante, y tuvo dos partes bien diferenciadas. En la
segunda parte de su sermón el provincial se refirió al culto popular que
tenía por centro la ermita del Tepeyac.
respuesta directa de los franciscanos, entonces imbuidos por espíritu
erasmiano y un ardiente deseo de limpiar la doctrina cristiana y
volverla a la pureza del cristianismo primitivo. Dos días después del
sermón del arzobispo Montúfar, el martes 8 de septiembre de 1556, fiesta
de la natividad de la Virgen, se celebró misa en la capilla de San José
de los Naturales del convento de San Francisco, en la capital de la
Nueva España (convento derribado para abrir la calle hoy llamada
Madero). Asistieron el virrey don Luis de Velasco y la Real Audiencia.
El sermón estuvo a cargo del provincial de la orden franciscana, fray
Francisco de Bustamante, y tuvo dos partes bien diferenciadas. En la
segunda parte de su sermón el provincial se refirió al culto popular que
tenía por centro la ermita del Tepeyac.
"Durante la pausa que hizo fray Francisco para subrayar
el cambio se observó que le mudó el color del semblante y que estaba
muy alterado", dice uno de los testigos. Manifestó la cabeza de los
franciscanos que estaba obligado a denunciar como perniciosa la devoción
"que la gente de la ciudad ha tomado en una ermita y casa de Nuestra
Señora que han titulado de Guadalupe", porque era en gran perjuicio de
los naturales de la tierra. Añadió el provincial de los franciscanos que
el arzobispo se equivocaba al suponer que los indios no tenían devoción
por Nuestra Señora, que, por lo contrario, eran tan devotos de ella que
la tenían por Dios. Fray Francisco se refirió a los muchos trabajos
pasados por los evangelizadores para dar a entender a los indios que no
creyesen en imágenes, pues eran de piedra y palo, "y venir ahora a
decirles a los naturales que una imagen pintada ayer por un indio
llamado Marcos hacía milagros, era sembrar gran confusión y deshacer lo
bueno que se había plantado". Concluyó la cabeza de los franciscanos de
México añadiendo que "suplicaba al señor virrey y a los oidores
examinasen mucho este asunto y lo remediasen".
el cambio se observó que le mudó el color del semblante y que estaba
muy alterado", dice uno de los testigos. Manifestó la cabeza de los
franciscanos que estaba obligado a denunciar como perniciosa la devoción
"que la gente de la ciudad ha tomado en una ermita y casa de Nuestra
Señora que han titulado de Guadalupe", porque era en gran perjuicio de
los naturales de la tierra. Añadió el provincial de los franciscanos que
el arzobispo se equivocaba al suponer que los indios no tenían devoción
por Nuestra Señora, que, por lo contrario, eran tan devotos de ella que
la tenían por Dios. Fray Francisco se refirió a los muchos trabajos
pasados por los evangelizadores para dar a entender a los indios que no
creyesen en imágenes, pues eran de piedra y palo, "y venir ahora a
decirles a los naturales que una imagen pintada ayer por un indio
llamado Marcos hacía milagros, era sembrar gran confusión y deshacer lo
bueno que se había plantado". Concluyó la cabeza de los franciscanos de
México añadiendo que "suplicaba al señor virrey y a los oidores
examinasen mucho este asunto y lo remediasen".
Una vez más resulta asombroso que fray Francisco no se
refiera a las apariciones ni al milagroso estampado de la imagen por
obra divina, así fuera para condenar, aún más, tales excesos. En cambio
sí pide a las autoridades del virreinato que averigüen el uso dado a las
limosnas recogidas en la ermita.
refiera a las apariciones ni al milagroso estampado de la imagen por
obra divina, así fuera para condenar, aún más, tales excesos. En cambio
sí pide a las autoridades del virreinato que averigüen el uso dado a las
limosnas recogidas en la ermita.
Ya desde entonces, el destino de las limosnas era parte importante del conflicto con el arzobispado de México.
La "defensa" del arzobispo Montúfar
Para defenderse de la tormenta que veía relampaguear y
negar que hubiera dicho que la Guadalupana hacía milagros, el segundo
obispo de México, fray Alonso de Montúfar, se preparó rápidamente
testigos favorables y mandó recoger declaraciones entre los que habían
escuchado al superior de los franciscanos. La última diligencia se
verificó el 24 de septiembre de 1556. El expediente de ese informe
estuvo perdido durante casi tres siglos. La primera noticia de su
existencia se tuvo en 1846. Al conocer su contenido, el expediente fue
ocultado, ahora intencionalmente, por otras décadas. En 1871 lo leyó
Joaquín García Icazbalceta, quien lo obtuvo en préstamo. Sólo él y un
selecto grupo de historiadores y eruditos conocieron la Información de
1556.
negar que hubiera dicho que la Guadalupana hacía milagros, el segundo
obispo de México, fray Alonso de Montúfar, se preparó rápidamente
testigos favorables y mandó recoger declaraciones entre los que habían
escuchado al superior de los franciscanos. La última diligencia se
verificó el 24 de septiembre de 1556. El expediente de ese informe
estuvo perdido durante casi tres siglos. La primera noticia de su
existencia se tuvo en 1846. Al conocer su contenido, el expediente fue
ocultado, ahora intencionalmente, por otras décadas. En 1871 lo leyó
Joaquín García Icazbalceta, quien lo obtuvo en préstamo. Sólo él y un
selecto grupo de historiadores y eruditos conocieron la Información de
1556.
En 1883 el arzobispo de México pide a García
Icazbalceta, historiador católico, una opinión sobre las apariciones.
Ante una primera negativa, el arzobispo Labastida insiste en que "se lo
ruega como amigo y se lo manda como prelado".
Icazbalceta, historiador católico, una opinión sobre las apariciones.
Ante una primera negativa, el arzobispo Labastida insiste en que "se lo
ruega como amigo y se lo manda como prelado".
Al enviar al arzobispo sus conclusiones, el piadoso don
Joaquín dice al arzobispo que los apologistas de la tradición sólo le
sirvieron para convertir en certeza las dudas que tenía al respecto y
que sólo ha investigado el tema "por obedecer el precepto repetido de
vuestra señoría ilustrísima". Le ruega que el manuscrito no se presente a
otros ojos ni pase a otras manos. Pero el mismo don Joaquín lo dio a
conocer a sus amigos, todos ellos nombres de calles hoy día en la ciudad
de México: Francisco Sosa, Francisco del Paso y Troncoso, José María
Vigil, Luis González Obregón. La información estalló. ¿Por qué era tan
explosiva?
Joaquín dice al arzobispo que los apologistas de la tradición sólo le
sirvieron para convertir en certeza las dudas que tenía al respecto y
que sólo ha investigado el tema "por obedecer el precepto repetido de
vuestra señoría ilustrísima". Le ruega que el manuscrito no se presente a
otros ojos ni pase a otras manos. Pero el mismo don Joaquín lo dio a
conocer a sus amigos, todos ellos nombres de calles hoy día en la ciudad
de México: Francisco Sosa, Francisco del Paso y Troncoso, José María
Vigil, Luis González Obregón. La información estalló. ¿Por qué era tan
explosiva?
Volvamos tres siglos atrás, donde dejamos al enojado
arzobispo Montúfar, en el momento de ordenar la redacción de los
testimonios que dieron cuerpo a la Información de 1556. [2]
Primero hizo una intempestiva visita a la ermita del Tepeyac en cuanto
conoció el contenido del sermón del provincial franciscano, acusándolo
de promover la creencia en milagros no certificados. En la ermita
encontró ya reunidos a algunos de los presentes en el sermón del
franciscano, mismos que serían citados al día siguiente para defender al
arzobispo. Cuando estos testigos del sermón antiguadalupano de fray
Francisco refirieron su encuentro con el arzobispo, declaró uno,
Francisco Salazar, que su ilustrísima había pedido a un intérprete que
explicara a los indios presentes en la ermita "cómo habían de adorar, en
aquella devoción, la imagen de nuestra Señora que allí estaba en el
altar, porque representaba la del cielo, madre de Dios verdadero, y que
no se hacía reverencia al lienzo ni pintura ni palos de las imágenes,
sino a las imágenes por lo que representaban". [3]
arzobispo Montúfar, en el momento de ordenar la redacción de los
testimonios que dieron cuerpo a la Información de 1556. [2]
Primero hizo una intempestiva visita a la ermita del Tepeyac en cuanto
conoció el contenido del sermón del provincial franciscano, acusándolo
de promover la creencia en milagros no certificados. En la ermita
encontró ya reunidos a algunos de los presentes en el sermón del
franciscano, mismos que serían citados al día siguiente para defender al
arzobispo. Cuando estos testigos del sermón antiguadalupano de fray
Francisco refirieron su encuentro con el arzobispo, declaró uno,
Francisco Salazar, que su ilustrísima había pedido a un intérprete que
explicara a los indios presentes en la ermita "cómo habían de adorar, en
aquella devoción, la imagen de nuestra Señora que allí estaba en el
altar, porque representaba la del cielo, madre de Dios verdadero, y que
no se hacía reverencia al lienzo ni pintura ni palos de las imágenes,
sino a las imágenes por lo que representaban". [3]
Otro testigo, Juan Salazar, fue interrogado así al dar
su testimonio: "Si sabe que su señoría reverendísima [el arzobispo
Montúfar] ha mandado predicar y en su presencia [la del testigo] se ha
predicado a los indios cómo han de entender la devoción de la imagen de
Nuestra Señora; cómo no se hace reverencia a la tabla ni a la pintura,
sino a la imagen de Nuestra Señora por razón de que lo representa, que
es la Virgen María, Nuestra Señora...". Por supuesto, a Juan le bastó
con dar un "sí" a la pregunta que era así de larga para inducir la
respuesta deseada.
su testimonio: "Si sabe que su señoría reverendísima [el arzobispo
Montúfar] ha mandado predicar y en su presencia [la del testigo] se ha
predicado a los indios cómo han de entender la devoción de la imagen de
Nuestra Señora; cómo no se hace reverencia a la tabla ni a la pintura,
sino a la imagen de Nuestra Señora por razón de que lo representa, que
es la Virgen María, Nuestra Señora...". Por supuesto, a Juan le bastó
con dar un "sí" a la pregunta que era así de larga para inducir la
respuesta deseada.
En resumen, lo que encontraron explosivo los
historiadores católicos del siglo pasado, fue la defensa misma preparada
por el arzobispo. Llegó al Tepeyac, apenas supo del sermón del
franciscano, a instruir a quienes serían sus testigos de descargo y les
informó lo que debían decir que él decía, y esto era ¡que no veneraban
la pintura ni la tabla!
historiadores católicos del siglo pasado, fue la defensa misma preparada
por el arzobispo. Llegó al Tepeyac, apenas supo del sermón del
franciscano, a instruir a quienes serían sus testigos de descargo y les
informó lo que debían decir que él decía, y esto era ¡que no veneraban
la pintura ni la tabla!
Pero ¿no era la imagen de la Guadalupana obra divina?
¿No había sido testigo del portento Zumárraga, el primer obispo y
arzobispo de México? No había sido un milagro ocurrido al indio Juan
Diego entre las breñas del Tepeyac y sin testigos, sino a fray Juan de
Zumárraga, franciscano, teólogo, arzobispo, hombre renacentista
ilustrado. Y sólo veinticinco años después, el sucesor de Zumárraga en
el arzobispado se defendía de las acusaciones del superior provincial
franciscano poniendo apresuradamente de acuerdo a sus paniaguados acerca
de cómo él los había enseñado, correctamente, a no reverenciar la tabla
ni la pintura. ¿Llamaba el señor arzobispo proguadalupano "tabla" y
"pintura" a la obra del mayor milagro ocurrido desde la resurrección de
Lázaro?
¿No había sido testigo del portento Zumárraga, el primer obispo y
arzobispo de México? No había sido un milagro ocurrido al indio Juan
Diego entre las breñas del Tepeyac y sin testigos, sino a fray Juan de
Zumárraga, franciscano, teólogo, arzobispo, hombre renacentista
ilustrado. Y sólo veinticinco años después, el sucesor de Zumárraga en
el arzobispado se defendía de las acusaciones del superior provincial
franciscano poniendo apresuradamente de acuerdo a sus paniaguados acerca
de cómo él los había enseñado, correctamente, a no reverenciar la tabla
ni la pintura. ¿Llamaba el señor arzobispo proguadalupano "tabla" y
"pintura" a la obra del mayor milagro ocurrido desde la resurrección de
Lázaro?
Sí, lo escandaloso del Informe de 1556 fue descubrir
que, apenas 25 años después del portento, nadie evocaba apariciones
milagrosas a un indio ni plasmado sobrenatural de la imagen guadalupana.
Por ninguna parte aparece el nombre "Juan Diego" entre los muchos
informantes favorables al arzobispo, ni se menciona parte alguna de la
tradición aparicionista. El significado de ese silencio de los testigos
es uno solo: en 1556 todavía nadie afirmaba que la imagen tuviera origen
milagroso. Era demasiado pronto. Para eso debían transcurrir otros
noventa años.
que, apenas 25 años después del portento, nadie evocaba apariciones
milagrosas a un indio ni plasmado sobrenatural de la imagen guadalupana.
Por ninguna parte aparece el nombre "Juan Diego" entre los muchos
informantes favorables al arzobispo, ni se menciona parte alguna de la
tradición aparicionista. El significado de ese silencio de los testigos
es uno solo: en 1556 todavía nadie afirmaba que la imagen tuviera origen
milagroso. Era demasiado pronto. Para eso debían transcurrir otros
noventa años.
Fray Bernardino: Invención satánica
Que el conflicto guadalupano está presente en la
historia de México desde que este país existe lo observamos también en
la Historia General de las Cosas de la Nueva España, la magna obra de
fray Bernardino de Sahagún, otro sacerdote opuesto terminantemente al
culto en el cerro del Tepeyac.
historia de México desde que este país existe lo observamos también en
la Historia General de las Cosas de la Nueva España, la magna obra de
fray Bernardino de Sahagún, otro sacerdote opuesto terminantemente al
culto en el cerro del Tepeyac.
La primera sospecha le viene a fray Bernardino por el
sitio del culto: el mismo lugar, en el cerro del Tepeyac, donde se había
adorado a la diosa Tonantzin, "nuestra madre" para los indios del valle
de México. Que sobre el mismo sitio donde había estado el altar de la
diosa Tonantzin, súbitamente prendiera una tan gran devoción por otra
"nuestra madre" ¿ahora la Virgen madre de Cristo? fue señalado con
enorme suspicacia por fray Bernardino, nuestro primer gran historiador.
Escribió en su Historia General de las Cosas de la Nueva España, de
1570:
sitio del culto: el mismo lugar, en el cerro del Tepeyac, donde se había
adorado a la diosa Tonantzin, "nuestra madre" para los indios del valle
de México. Que sobre el mismo sitio donde había estado el altar de la
diosa Tonantzin, súbitamente prendiera una tan gran devoción por otra
"nuestra madre" ¿ahora la Virgen madre de Cristo? fue señalado con
enorme suspicacia por fray Bernardino, nuestro primer gran historiador.
Escribió en su Historia General de las Cosas de la Nueva España, de
1570:
- Y ahora que está allí edificada la iglesia de Nuestra Señora de
Guadalupe, también la llaman Tonantzin, tomada ocasión de los
predicadores que a la Madre de Dios la llaman Tonantzin (...) y es cosa
que se debía remediar, porque el propio nombre de la Madre de Dios
Señora Nuestra no es Tonantzin (...); parece ésta invención satánica,
para paliar (ocultar) la idolatría bajo la equivocación de este nombre
Tonantzin, y los indios vienen de muy lejos, tan lejos como de antes, la
cual devoción también es sospechosa, porque en todas partes hay muchas
iglesias de Nuestra Señora, y no van a ellas, y vienen de lejanas
tierras a esta Tonantzin, como antiguamente.
Satanás había encontrado el remedio contra la
evangelización cristiana a la que los franciscanos se habían dado con
ardor y fe. Para ocultar la idolatría, la habilidad del diablo se
superaba y conseguía confundir a los indios al renovarles su viejo ídolo
bajo nombre cristiano y manto de la Virgen. La lucidez de fray
Bernardino descubre la acechanza del maligno en el curioso
comportamiento de los indios, que teniendo tantas iglesias dedicadas a
Nuestra Señora no van a ellas y sí, en cambio, al antiguo adoratorio de
Tonantzin.
evangelización cristiana a la que los franciscanos se habían dado con
ardor y fe. Para ocultar la idolatría, la habilidad del diablo se
superaba y conseguía confundir a los indios al renovarles su viejo ídolo
bajo nombre cristiano y manto de la Virgen. La lucidez de fray
Bernardino descubre la acechanza del maligno en el curioso
comportamiento de los indios, que teniendo tantas iglesias dedicadas a
Nuestra Señora no van a ellas y sí, en cambio, al antiguo adoratorio de
Tonantzin.
El nombre y el conflicto por las limosnas
En 1574 le cayó a la ermita una inspección: del
monasterio jerónimo de Guadalupe, en Extremadura, enviaron a fray Diego
de Santa María para averiguar el asunto del culto y el de las limosnas,
pues toda iglesia con una imagen guadalupana debía entregar las limosnas
a la casa matriz. Y la ermita de México sin duda empleaba ese nombre y
por tanto debía pagar.
monasterio jerónimo de Guadalupe, en Extremadura, enviaron a fray Diego
de Santa María para averiguar el asunto del culto y el de las limosnas,
pues toda iglesia con una imagen guadalupana debía entregar las limosnas
a la casa matriz. Y la ermita de México sin duda empleaba ese nombre y
por tanto debía pagar.
Es natural preguntarse de dónde le vino el nombre a la
imagen del Tepeyac. Si la Virgen de Lourdes lleva ese nombre porque se
apareció en Lourdes y la de Fátima en Fátima y la de Guadalupe en la
Sierra de Guadalupe, ¿por qué la aparecida en el Tepeyac y tan distinta a
la Guadalupe española se llama "de Guadalupe"? Todos los que hablan de
la imagen del Tepeyac la llaman "Guadalupe", así sea, como en el caso
visto antes, para comentar que no debería llamarse así, como es el caso
de fray Antonio de Huete, quien propone llamarla de Tepeaca o de
Tepeaquilla. Puede uno dudar que la imagen fuera la extremeña; pero una
carta del virrey Martín Enríquez al rey, fechada el 25 de septiembre de
1575, no deja duda alguna. Dice: "Pusieron nombre a la imagen de Nuestra
Señora de Guadalupe por decir que se parecía a la de Guadalupe de
España".
imagen del Tepeyac. Si la Virgen de Lourdes lleva ese nombre porque se
apareció en Lourdes y la de Fátima en Fátima y la de Guadalupe en la
Sierra de Guadalupe, ¿por qué la aparecida en el Tepeyac y tan distinta a
la Guadalupe española se llama "de Guadalupe"? Todos los que hablan de
la imagen del Tepeyac la llaman "Guadalupe", así sea, como en el caso
visto antes, para comentar que no debería llamarse así, como es el caso
de fray Antonio de Huete, quien propone llamarla de Tepeaca o de
Tepeaquilla. Puede uno dudar que la imagen fuera la extremeña; pero una
carta del virrey Martín Enríquez al rey, fechada el 25 de septiembre de
1575, no deja duda alguna. Dice: "Pusieron nombre a la imagen de Nuestra
Señora de Guadalupe por decir que se parecía a la de Guadalupe de
España".
Pero es un hecho que la Guadalupe mexicana que
conocemos no se parece a la originalmente aparecida en España. Por
tanto, en tiempos del virrey Enríquez todavía era la misma. ¿Por qué
cambiarla? La clave, propone Jacques Lafaye, [4]
se encuentra en la cédula real por la que se ordenó enviar al
monasterio de Guadalupe, en España, las limosnas recogidas donde hubiera
copias de esa imagen. En síntesis, había que pagar regalías. Así que el
cambio de la Guadalupe española, vista todavía en 1575 por el virrey
Martín Enríquez, bien pudo ser consecuencia "del deseo de conservar las
limosnas en la Nueva España". De ahí también el traslado de la fiesta,
celebrada el 8 de septiembre, al 12 de diciembre, "y la elaboración de
una tradición aparicionista en la cual un neófito indio desempeña el
primer papel".
conocemos no se parece a la originalmente aparecida en España. Por
tanto, en tiempos del virrey Enríquez todavía era la misma. ¿Por qué
cambiarla? La clave, propone Jacques Lafaye, [4]
se encuentra en la cédula real por la que se ordenó enviar al
monasterio de Guadalupe, en España, las limosnas recogidas donde hubiera
copias de esa imagen. En síntesis, había que pagar regalías. Así que el
cambio de la Guadalupe española, vista todavía en 1575 por el virrey
Martín Enríquez, bien pudo ser consecuencia "del deseo de conservar las
limosnas en la Nueva España". De ahí también el traslado de la fiesta,
celebrada el 8 de septiembre, al 12 de diciembre, "y la elaboración de
una tradición aparicionista en la cual un neófito indio desempeña el
primer papel".
También es un hecho que la Guadalupe del Tepeyac sí
presenta un extraordinario parecido con la española si no atendemos a la
imagen principal de la basílica de Extremadura, sino a la del coro. Son
idénticas, salvo en un detalle: la española trae al Niño en brazos, no
así la del Tepeyac que es una Inmaculada.
presenta un extraordinario parecido con la española si no atendemos a la
imagen principal de la basílica de Extremadura, sino a la del coro. Son
idénticas, salvo en un detalle: la española trae al Niño en brazos, no
así la del Tepeyac que es una Inmaculada.
Emplear una imagen guadalupana secundaria, la del coro,
y eliminar un importante detalle, como es el Niño, aunque conservando
el nombre tan venerado por los conquistadores, se parece en todo a los
intentos modernos por evadir una exitosa marca registrada efectuando
cambios que la clientela no distinga mucho, pero ante un juez puedan ser
valederos. "Observemos todavía que uno de los antifonarios del coro de
Guadalupe de Extremadura, fechado en el siglo XV, está ilustrado con
estampas entre las cuales aparece una Inmaculada que habría podido
servir de modelo a la del Tepeyac", concluye el citado autor.
y eliminar un importante detalle, como es el Niño, aunque conservando
el nombre tan venerado por los conquistadores, se parece en todo a los
intentos modernos por evadir una exitosa marca registrada efectuando
cambios que la clientela no distinga mucho, pero ante un juez puedan ser
valederos. "Observemos todavía que uno de los antifonarios del coro de
Guadalupe de Extremadura, fechado en el siglo XV, está ilustrado con
estampas entre las cuales aparece una Inmaculada que habría podido
servir de modelo a la del Tepeyac", concluye el citado autor.
A fin de cuentas, puede ser que ni siquiera haya sido
necesario el cambio, sino que el virrey Enríquez haya visto una
Guadalupana como la del coro de Guadalupe en Extremadura y no haya
entrado en detalles en su carta.
necesario el cambio, sino que el virrey Enríquez haya visto una
Guadalupana como la del coro de Guadalupe en Extremadura y no haya
entrado en detalles en su carta.
La "aparición" de la noche triste
En 1576 se bendijo un suntuoso templo a la Virgen de
los Remedios en la capital de la Nueva España. La Gaceta de septiembre
de 1728 describe así lo ocurrido: "Esta soberana imagen se presume ser
la misma que (...) es la propia que Juan Rodríguez de Villafuerte, uno
de los primeros conquistadores de este reino, trajo de España, y la
Noche Triste, por hallarse imposibilitado, por las muchas heridas, de
poderla cargar, la dejó en un maguey, hasta que andando a caza, en el
mismo cerro, el venturoso indio Juan Diego Cequantizin, encontró con el
tesoro y muy contento se lo llevó a casa". Prosigue la narración hasta
el punto culminante en que la imagen le pide a ese Juan Diego, ¿otro o
el mismo?, que le construya una iglesia.
los Remedios en la capital de la Nueva España. La Gaceta de septiembre
de 1728 describe así lo ocurrido: "Esta soberana imagen se presume ser
la misma que (...) es la propia que Juan Rodríguez de Villafuerte, uno
de los primeros conquistadores de este reino, trajo de España, y la
Noche Triste, por hallarse imposibilitado, por las muchas heridas, de
poderla cargar, la dejó en un maguey, hasta que andando a caza, en el
mismo cerro, el venturoso indio Juan Diego Cequantizin, encontró con el
tesoro y muy contento se lo llevó a casa". Prosigue la narración hasta
el punto culminante en que la imagen le pide a ese Juan Diego, ¿otro o
el mismo?, que le construya una iglesia.
1648: Miguel Sánchez
Algunos documentos comienzan a mencionar el milagro.
Algunos existen, otros sólo "fueron vistos" por alguno de los primeros
escritores que dan forma a las voces del pueblo. Entre tales documentos
sólo alguno menciona para la aparición la fecha ahora establecida de
1531. Los Anales de Tlaxcala dan una fecha absurda: 1510. Totalmente sin
sentido porque según tales Anales la Virgen se apareció antes de la
Conquista y de la prédica franciscana del cristianismo. El Diario del
alguacil de Tlatelolco, Juan Bautista, asienta: "En el año de 1555 se
apareció Santa María de Guadalupe en el Tepeyac". Los Anales de
Chimalpain dan la misma fecha: 1555. Los Anales de México la corren un
año: "Año 1556, descendió la señora del Tepeyac". También son las fechas
que menciona el virrey Enríquez, no como de aparición alguna, pero sí
de que por "1555 ó 1556 estaba allí una ermitilla". Y éste último es el
año del furioso sermón antiguadalupano de fray Francisco de Bustamante,
provincial de los franciscanos.
Algunos existen, otros sólo "fueron vistos" por alguno de los primeros
escritores que dan forma a las voces del pueblo. Entre tales documentos
sólo alguno menciona para la aparición la fecha ahora establecida de
1531. Los Anales de Tlaxcala dan una fecha absurda: 1510. Totalmente sin
sentido porque según tales Anales la Virgen se apareció antes de la
Conquista y de la prédica franciscana del cristianismo. El Diario del
alguacil de Tlatelolco, Juan Bautista, asienta: "En el año de 1555 se
apareció Santa María de Guadalupe en el Tepeyac". Los Anales de
Chimalpain dan la misma fecha: 1555. Los Anales de México la corren un
año: "Año 1556, descendió la señora del Tepeyac". También son las fechas
que menciona el virrey Enríquez, no como de aparición alguna, pero sí
de que por "1555 ó 1556 estaba allí una ermitilla". Y éste último es el
año del furioso sermón antiguadalupano de fray Francisco de Bustamante,
provincial de los franciscanos.
No es hasta 1648 en que el predicador Miguel Sánchez
publica su libro Imagen de la Virgen María Madre de Dios de Guadalupe,
milagrosamente aparecida en México, cuando quedan fijados los detalles
que dan forma a lo que fray Servando Teresa de Mier llamaría, un siglo y
medio después de esa publicación, y en otro sermón famoso, "leyenda
piadosa".
publica su libro Imagen de la Virgen María Madre de Dios de Guadalupe,
milagrosamente aparecida en México, cuando quedan fijados los detalles
que dan forma a lo que fray Servando Teresa de Mier llamaría, un siglo y
medio después de esa publicación, y en otro sermón famoso, "leyenda
piadosa".
Y no puede uno dejar de sorprenderse ante los nombres
de algunos de los sorprendidos. Uno de ellos es nada menos que el
vicario de la santa capilla de Guadalupe, Luis Lasso de la Vega, quien
después de leer el libro de Miguel Sánchez escribió:
de algunos de los sorprendidos. Uno de ellos es nada menos que el
vicario de la santa capilla de Guadalupe, Luis Lasso de la Vega, quien
después de leer el libro de Miguel Sánchez escribió:
- Yo y todos mis predecesores (vicarios de la capilla) hemos sido
Adanes dormidos poseyendo a esta Eva segunda en el Paraíso de su
Guadalupe mexicano. Mas agora me ha cabido ser el Adán que ha despertado
para que la vea en estampa y relación de su Historia: formada,
compuesta y compartida, en lo prodigioso del milagro, en el suceso de su
aparición; en los misterios que su pintura significa.
O sea que este sacerdote a cuyo cargo está, según sus
palabras, "la soberana reliquia de la imagen milagrosa de la Virgen
María", no supo, sino con la lectura del "evangelio guadalupano" del
bachiller Sánchez, que tenía a su cuidado algo más que una imagen
milagrosa, como lo son las de la Virgen de Zapopan, de San Juan de los
Lagos y de Charcas, todas ellas milagrosísimas si atendemos a los
informes de los peregrinos que las visitan. Pero el vicario de Guadalupe
ignoraba todo sobre el portentoso estampado de la Virgen del Tepeyac,
el milagro más grande de todos los tiempos ya que sanados y hasta
resucitados los hay a montones en cada siglo, pero la imagen verdadera
de la Madre de Cristo, tal y como ella es en el Cielo, únicamente se ha
plasmado una vez en dos mil años: "Non fecit taliter omni nationi": "No
hizo igual entre todas las naciones". Y el vicario de la capilla de
Guadalupe, guardián de semejante prodigio... ¿no lo sabía antes de leer a
Sánchez?
palabras, "la soberana reliquia de la imagen milagrosa de la Virgen
María", no supo, sino con la lectura del "evangelio guadalupano" del
bachiller Sánchez, que tenía a su cuidado algo más que una imagen
milagrosa, como lo son las de la Virgen de Zapopan, de San Juan de los
Lagos y de Charcas, todas ellas milagrosísimas si atendemos a los
informes de los peregrinos que las visitan. Pero el vicario de Guadalupe
ignoraba todo sobre el portentoso estampado de la Virgen del Tepeyac,
el milagro más grande de todos los tiempos ya que sanados y hasta
resucitados los hay a montones en cada siglo, pero la imagen verdadera
de la Madre de Cristo, tal y como ella es en el Cielo, únicamente se ha
plasmado una vez en dos mil años: "Non fecit taliter omni nationi": "No
hizo igual entre todas las naciones". Y el vicario de la capilla de
Guadalupe, guardián de semejante prodigio... ¿no lo sabía antes de leer a
Sánchez?
El entusiasmo del vicario lo llevó a subsanar su falta
adaptando el difícil texto del bachiller a lenguaje sencillo y
traduciéndolo al náhuatl. El largo título comienza por las palabras
"Huei tlamahuizolyica", por el que se le menciona en ocasiones; pero de
las dos primeras palabras con que da inicio esta versión piadosa para
uso de indios, "Nican mopohua...", tomó su nombre más popular, como las
encíclicas papales. Retraducido al español, se le sigue conociendo por
ese nombre.
adaptando el difícil texto del bachiller a lenguaje sencillo y
traduciéndolo al náhuatl. El largo título comienza por las palabras
"Huei tlamahuizolyica", por el que se le menciona en ocasiones; pero de
las dos primeras palabras con que da inicio esta versión piadosa para
uso de indios, "Nican mopohua...", tomó su nombre más popular, como las
encíclicas papales. Retraducido al español, se le sigue conociendo por
ese nombre.
Dice Lasso acerca de su traducción al náhuatl: "Esto me
ha animado a escribir en idioma náhuatl tu maravillosa aparición, para
que vean los naturales y sepan en su lengua cuánto por amor a ellos
hiciste y de qué manera aconteció lo que mucho se había borrado por las
circunstancias del tiempo".
ha animado a escribir en idioma náhuatl tu maravillosa aparición, para
que vean los naturales y sepan en su lengua cuánto por amor a ellos
hiciste y de qué manera aconteció lo que mucho se había borrado por las
circunstancias del tiempo".
Quien De la Maza llama "el tercer evangelista", luego
de Miguel Sánchez y Luis Lasso, es Luis Becerra Tanco. Siendo físico,
químico, lingüista y profesor de matemáticas, intenta dar explicación
"científica" al estampado de la imagen y la atribuye a los rayos del
sol. Su obra, publicada en 1675, y conocida por el título recortado de
Felicidad de México, comienza lamentando la falta de documentos "por no
haberse hallado en los archivos del Juzgado y Gobierno Eclesiástico
escritos auténticos que prueben la tradición que tenemos de tan insigne
prodigio, el cual había de sepultar la incuria y omisión en el túmulo
del olvido, juzgué me corría la obligación poner por escrito lo que
sabía de memoria y que había leído y registrado".
de Miguel Sánchez y Luis Lasso, es Luis Becerra Tanco. Siendo físico,
químico, lingüista y profesor de matemáticas, intenta dar explicación
"científica" al estampado de la imagen y la atribuye a los rayos del
sol. Su obra, publicada en 1675, y conocida por el título recortado de
Felicidad de México, comienza lamentando la falta de documentos "por no
haberse hallado en los archivos del Juzgado y Gobierno Eclesiástico
escritos auténticos que prueben la tradición que tenemos de tan insigne
prodigio, el cual había de sepultar la incuria y omisión en el túmulo
del olvido, juzgué me corría la obligación poner por escrito lo que
sabía de memoria y que había leído y registrado".
Así es como Becerra, que nació en el siglo siguiente a
los hechos que relata, compone su libro, cuando tenía setenta años, y no
había encontrado nada en los archivos eclesiásticos para justificar esa
Felicidad de México.
los hechos que relata, compone su libro, cuando tenía setenta años, y no
había encontrado nada en los archivos eclesiásticos para justificar esa
Felicidad de México.
Pero es un científico, así que no puede menos de
observar que los viajes tradicionales de Juan Diego desde Cuautitlán a
Tlatelolco, pasando por el Tepeyac, no tienen sentido alguno, pues no se
pasa por allí y "de una plumada, el realista y lógico Becerra Tanco
enmienda la tradición", comenta De la Maza. Sencillamente pone a Juan
Diego a vivir en Tulpetlac para que, camino a la iglesia de Tlatelolco,
pase por el Tepeyac y le ocurra lo que debe ocurrir allí.
observar que los viajes tradicionales de Juan Diego desde Cuautitlán a
Tlatelolco, pasando por el Tepeyac, no tienen sentido alguno, pues no se
pasa por allí y "de una plumada, el realista y lógico Becerra Tanco
enmienda la tradición", comenta De la Maza. Sencillamente pone a Juan
Diego a vivir en Tulpetlac para que, camino a la iglesia de Tlatelolco,
pase por el Tepeyac y le ocurra lo que debe ocurrir allí.
Es también uno de los primeros en observar las
numerosas deficiencias técnicas de la imagen milagrosamente estampada y
busca con angustia darles una explicación. La encuentra en los pliegues
que debió tener el manto o tilma de Juan Diego en el momento en que los
rayos del sol imprimieron la imagen celestial. Y nos dice: "Por eso lo
claro de la rodilla izquierda de la imagen parece más corto de lo que
pide la buena proporción de un cuerpo delineado". Así prosigue, pero al
final se da por vencido y atribuye a la omnipotencia divina lo que las
normas de pintura no justifican.
numerosas deficiencias técnicas de la imagen milagrosamente estampada y
busca con angustia darles una explicación. La encuentra en los pliegues
que debió tener el manto o tilma de Juan Diego en el momento en que los
rayos del sol imprimieron la imagen celestial. Y nos dice: "Por eso lo
claro de la rodilla izquierda de la imagen parece más corto de lo que
pide la buena proporción de un cuerpo delineado". Así prosigue, pero al
final se da por vencido y atribuye a la omnipotencia divina lo que las
normas de pintura no justifican.
Francisco de Florencia es un sacerdote jesuita que
escribe otra apología guadalupana de título tan largo que lleva media
cuartilla y se le conoce por La Estrella del Norte de México. Es el
"cuarto evangelista" y también vivió y publicó más de un siglo después
de 1531. Al padre Florencia se debe la adopción de la famosa cita
bíblica "atribuida falsamente a Benedicto XIV del Non fecit taliter omni
nationi", cita que ordenó reproducir en las estampas que grabó de la
guadalupana, asegura De la Maza, quien se funda en un sermón del
predicador de Ita y Parra donde el empleo de ese versículo de los Salmos
se atribuye al padre Florencia.
escribe otra apología guadalupana de título tan largo que lleva media
cuartilla y se le conoce por La Estrella del Norte de México. Es el
"cuarto evangelista" y también vivió y publicó más de un siglo después
de 1531. Al padre Florencia se debe la adopción de la famosa cita
bíblica "atribuida falsamente a Benedicto XIV del Non fecit taliter omni
nationi", cita que ordenó reproducir en las estampas que grabó de la
guadalupana, asegura De la Maza, quien se funda en un sermón del
predicador de Ita y Parra donde el empleo de ese versículo de los Salmos
se atribuye al padre Florencia.
Primer intento de coronación
Cien años después de estos cuatro autores en los que se
funda la tradición guadalupana, hacia mediados del siglo XVIII, un
caballero milanés, Lorenzo Boturini, se hizo el propósito de conseguir
de la Santa Sede autorización para coronar a la Virgen de Guadalupe. Al
parecer la obtuvo, pero cuando organizaba las colectas para llevar a
término su devoto proyecto, el virrey recién llegado lo hizo encarcelar.
Se le acusó, en resumen, de no tener autorización para residir en la
Nueva España, de haber organizado una colecta de fondos sin autorización
y de mezclarse en un asunto nacional. Fue desterrado a España y su
biblioteca quedó incautada.
funda la tradición guadalupana, hacia mediados del siglo XVIII, un
caballero milanés, Lorenzo Boturini, se hizo el propósito de conseguir
de la Santa Sede autorización para coronar a la Virgen de Guadalupe. Al
parecer la obtuvo, pero cuando organizaba las colectas para llevar a
término su devoto proyecto, el virrey recién llegado lo hizo encarcelar.
Se le acusó, en resumen, de no tener autorización para residir en la
Nueva España, de haber organizado una colecta de fondos sin autorización
y de mezclarse en un asunto nacional. Fue desterrado a España y su
biblioteca quedó incautada.
Pasaron otros 150 años y, hacia finales del siglo XIX,
todo parecía indicar que la imagen tendría su corona. Cuando surgió el
más imprevisto obstáculo.
todo parecía indicar que la imagen tendría su corona. Cuando surgió el
más imprevisto obstáculo.
El obispo de Tamaulipas
Para coronar a la Virgen de Guadalupe había un problema
a fines del siglo pasado, cuando el proyecto parecía correr con más
suerte que en tiempos de Lorenzo Boturini, un siglo antes: y es que la
Virgen ya tenía corona. La imagen, como la muestran todas las copias
realizadas por centenares de pintores a lo largo de trescientos años,
tenía sobre la cabeza una corona de picos agudos. La respuesta de las
autoridades era predecible: no podía ser coronada porque ya lo había
hecho el mismo Cielo.
a fines del siglo pasado, cuando el proyecto parecía correr con más
suerte que en tiempos de Lorenzo Boturini, un siglo antes: y es que la
Virgen ya tenía corona. La imagen, como la muestran todas las copias
realizadas por centenares de pintores a lo largo de trescientos años,
tenía sobre la cabeza una corona de picos agudos. La respuesta de las
autoridades era predecible: no podía ser coronada porque ya lo había
hecho el mismo Cielo.
Así que la corona pintada desapareció milagrosamente.
Una carta del padre Antonio Plancarte y Labastida (abad de la Basílica
de Guadalupe) al obispo de Yucatán, Carrillo y Ancona, relata así el
momento del nuevo milagro: "El día que publicaron en El Nacional (23 de
enero de 1887) que no debía ser coronada la imagen porque Dios ya la
había coronado, estaba yo meditando en esta singular teoría, cuando
llegó el fotógrafo con las pruebas de las fotografías que había sacado
tres días antes (20 de enero) ante el cabildo, abierto el cristal". Fue
entonces cuando el padre Plancarte advirtió, en las fotografías, que
faltaba la corona y corrió a decírselo al arzobispo. Al día siguiente
(24 de enero) fueron los dos a la colegiata (la Basílica) "y vimos que
ni rastros de la corona". Luego comenta que "el inimicus homo" (alude al
padre Vicente de Paul Andrade) y compañeros circularon la especie de
que Pina (un pintor) y yo la habíamos borrado". [5]
Una carta del padre Antonio Plancarte y Labastida (abad de la Basílica
de Guadalupe) al obispo de Yucatán, Carrillo y Ancona, relata así el
momento del nuevo milagro: "El día que publicaron en El Nacional (23 de
enero de 1887) que no debía ser coronada la imagen porque Dios ya la
había coronado, estaba yo meditando en esta singular teoría, cuando
llegó el fotógrafo con las pruebas de las fotografías que había sacado
tres días antes (20 de enero) ante el cabildo, abierto el cristal". Fue
entonces cuando el padre Plancarte advirtió, en las fotografías, que
faltaba la corona y corrió a decírselo al arzobispo. Al día siguiente
(24 de enero) fueron los dos a la colegiata (la Basílica) "y vimos que
ni rastros de la corona". Luego comenta que "el inimicus homo" (alude al
padre Vicente de Paul Andrade) y compañeros circularon la especie de
que Pina (un pintor) y yo la habíamos borrado". [5]
El presbítero Faustino Cervantes, en nota a su
traducción del estudio con luz infrarroja, que veremos enseguida, hace
ver algo todavía más sospechoso: "Testificada ésta (la corona) en la
Imagen por el Nican Mopohua, por historiadores y pintores, la corona
desapareció en las proximidades de la coronación en 1895. Por ello es
inverosímil el acta notarial levantada el 30 de septiembre de 1895,
certificada por los pintores padre Gonzalo Carrasco S. J. y Barlomé Pina
de que jamás existió la corona en la Imagen".
traducción del estudio con luz infrarroja, que veremos enseguida, hace
ver algo todavía más sospechoso: "Testificada ésta (la corona) en la
Imagen por el Nican Mopohua, por historiadores y pintores, la corona
desapareció en las proximidades de la coronación en 1895. Por ello es
inverosímil el acta notarial levantada el 30 de septiembre de 1895,
certificada por los pintores padre Gonzalo Carrasco S. J. y Barlomé Pina
de que jamás existió la corona en la Imagen".
Continúa luego: "Sin embargo, diversos testimonios
atribuyen al pintor Salomé Pina lo que por aquellos tiempos se consideró
un ¿atentado?. Dicho pintor gozaba de la plena confianza del abad don
Antonio Plancarte y Labastida, pues fue el encargado de la decoración de
toda la Colegiata en 1887".
atribuyen al pintor Salomé Pina lo que por aquellos tiempos se consideró
un ¿atentado?. Dicho pintor gozaba de la plena confianza del abad don
Antonio Plancarte y Labastida, pues fue el encargado de la decoración de
toda la Colegiata en 1887".
Hubo al menos un eclesiástico digno que no se tragó
aquella rueda de molino. En 1895, a raíz de las fiestas por la
coronación de la Virgen de Guadalupe, monseñor Eduardo Sánchez Camacho,
obispo de Tamaulipas, renunció a su diócesis por considerar que el culto
guadalupano "constituye un abuso en perjuicio de un pueblo crédulo y en
su mayoría ignorante".
aquella rueda de molino. En 1895, a raíz de las fiestas por la
coronación de la Virgen de Guadalupe, monseñor Eduardo Sánchez Camacho,
obispo de Tamaulipas, renunció a su diócesis por considerar que el culto
guadalupano "constituye un abuso en perjuicio de un pueblo crédulo y en
su mayoría ignorante".
Un siglo después
Un siglo después de aquella renuncia, el propio abad de
la Basílica de Guadalupe, monseñor Guillermo Schulenburg, negó la
existencia real de Juan Diego. Le costó el cargo.
la Basílica de Guadalupe, monseñor Guillermo Schulenburg, negó la
existencia real de Juan Diego. Le costó el cargo.
Ahora insiste en nueva carta al Vaticano y afirma tener una carta de sacerdotes católicos desconociendo el milagro guadalupano.
Si la corriente eclesiástica sensata que desde fray
Bernardino ha visto con sospecha la leyenda popular pierde el caso y el
papa que más santos ha hecho en toda la historia se sale con la suya, se
estará arriesgando un dogma: el de la infalibilidad papal. Y si un
dogma resulta falso pueden serlo todos.
Bernardino ha visto con sospecha la leyenda popular pierde el caso y el
papa que más santos ha hecho en toda la historia se sale con la suya, se
estará arriesgando un dogma: el de la infalibilidad papal. Y si un
dogma resulta falso pueden serlo todos.
¿No es mucha terquedad de los promotores de la canonización? A la gente creyente le basta con sus propias convicciones.
Iconografía
El estudio estilístico de la imagen guadalupana comenzó
desde los primeros años del culto: si se parecía o no a la extremeña,
si la rodilla la tenía muy abajo, si el dibujo del brocado no sigue los
pliegues y por tanto es un añadido posterior, como sostiene el padre
Cuevas, autor del Album Histórico Guadalupano del IV Centenario. Diego
Angulo dice en su Historia del arte hispanoamericano: "De una gran
belleza y con ese recogimiento que suele distinguir a las imágenes
todavía medievales, la Virgen de Guadalupe tiene no poco de gótica y en
los rastros de ese estilo hacen pensar también el dibujo del brocado de
la túnica y los plegados, tanto de ésta como del manto". [6]
desde los primeros años del culto: si se parecía o no a la extremeña,
si la rodilla la tenía muy abajo, si el dibujo del brocado no sigue los
pliegues y por tanto es un añadido posterior, como sostiene el padre
Cuevas, autor del Album Histórico Guadalupano del IV Centenario. Diego
Angulo dice en su Historia del arte hispanoamericano: "De una gran
belleza y con ese recogimiento que suele distinguir a las imágenes
todavía medievales, la Virgen de Guadalupe tiene no poco de gótica y en
los rastros de ese estilo hacen pensar también el dibujo del brocado de
la túnica y los plegados, tanto de ésta como del manto". [6]
No es, ni remotamente, una imagen única. Dice de la Maza:
- Es posible citar, como un ejemplo entre cien, la virgen de un tapiz
de la Catedral de Reims, que es un antecedente directo, en su parecido
plástico, con la Virgen de Guadalupe mexicana. Junta sus manos en
idéntica actitud; vuelve ligeramente el rostro hacia su derecha, pliega
el manto y la túnica en parecida forma y lleva estrellas, luna y los
haces solares irradiantes de su cuerpo, la circundan nubes y ángeles. Es
del siglo XV y, como ella, hay muchas. Más parecida es la Virgen de
Berlín, grabado de 1468, de origen flamenco, la cual, salvo el Niño, es
idéntica a la guadalupana, hasta el ángel que le toca el manto bajo sus
pies.
Ya ha quedado mencionada, también, la imagen del
monasterio guadalupano español, escultura ubicada en el coro, así como
la ilustración de un antifonario en todo similar a la imagen del
Tepeyac.
monasterio guadalupano español, escultura ubicada en el coro, así como
la ilustración de un antifonario en todo similar a la imagen del
Tepeyac.
Recomendación de la Basílica
En 1981 apareció un libro con la recomendación
entusiasta de la Basílica de Santa María de Guadalupe en la
contraportada. Allí se expresa el "deseo de que su lectura enriquezca
los conocimientos de los estudiosos y crezca de día en día la veneración
a Santa María de Guadalupe". Se trata de un análisis publicado en
inglés bajo el título The Virgin of Guadalupe. An Infrarred Study, y
traducido por el presbítero Faustino Cervantes, ferviente aparicionista,
como La tilma de Juan Diego, ¿técnica o milagro? Sostiene uno de los
autores, Philip Serna Callahan, católico y creyente en las apariciones,
que "Las borlas, las mangas forradas de piel o armiño, los bordes
dorados y las túnicas bordadas eran elementos usuales del gótico
español, así como la introducción de decoraciones de influencia morisca,
tales como la media luna" [7].
entusiasta de la Basílica de Santa María de Guadalupe en la
contraportada. Allí se expresa el "deseo de que su lectura enriquezca
los conocimientos de los estudiosos y crezca de día en día la veneración
a Santa María de Guadalupe". Se trata de un análisis publicado en
inglés bajo el título The Virgin of Guadalupe. An Infrarred Study, y
traducido por el presbítero Faustino Cervantes, ferviente aparicionista,
como La tilma de Juan Diego, ¿técnica o milagro? Sostiene uno de los
autores, Philip Serna Callahan, católico y creyente en las apariciones,
que "Las borlas, las mangas forradas de piel o armiño, los bordes
dorados y las túnicas bordadas eran elementos usuales del gótico
español, así como la introducción de decoraciones de influencia morisca,
tales como la media luna" [7].
La conservación milagrosa
Entre los detalles que nunca olvidan los creyentes en
el milagro del Tepeyac se menciona una cierta "conservación milagrosa"
de la imagen. Al parecer no han visto la imagen de cerca, pues señala el
libro recomendado por la Basílica que: "Un examen superficial de la
pintura manifiesta que el oro del resplandor en torno a la Imagen, de
las estrellas y de la orla del manto azul, se ha ido desprendiendo con
el tiempo. Los rayos solares dorados que rodean la Imagen se encuentran
en muy malas condiciones, con grandes áreas en las que el oro se ha
desprendido (Fig. 2). El resquebrajamiento del oro de la fimbria del
manto y de las estrellas es mucho más difícil de observar, pero se nota
bastante bien en la figura 2. (...) La flecha B (Fig. 2) señala una
grieta en la fimbria dorada, y la flecha C una fina línea negra, puesta
sobre el borde del manto azul para servir de guía al dorado de la
fimbria". Señala que esa línea negra debería haber quedado cubierta por
el dorado de la orla, "y servir únicamente de guía a la pintura dorada,
sólo que en algunos lugares el artista falló, dejando sin cubrir partes
de la guía negra".
el milagro del Tepeyac se menciona una cierta "conservación milagrosa"
de la imagen. Al parecer no han visto la imagen de cerca, pues señala el
libro recomendado por la Basílica que: "Un examen superficial de la
pintura manifiesta que el oro del resplandor en torno a la Imagen, de
las estrellas y de la orla del manto azul, se ha ido desprendiendo con
el tiempo. Los rayos solares dorados que rodean la Imagen se encuentran
en muy malas condiciones, con grandes áreas en las que el oro se ha
desprendido (Fig. 2). El resquebrajamiento del oro de la fimbria del
manto y de las estrellas es mucho más difícil de observar, pero se nota
bastante bien en la figura 2. (...) La flecha B (Fig. 2) señala una
grieta en la fimbria dorada, y la flecha C una fina línea negra, puesta
sobre el borde del manto azul para servir de guía al dorado de la
fimbria". Señala que esa línea negra debería haber quedado cubierta por
el dorado de la orla, "y servir únicamente de guía a la pintura dorada,
sólo que en algunos lugares el artista falló, dejando sin cubrir partes
de la guía negra".
En tal estado del milagro no es de extrañar que la
Basílica deseara adelantarse a explicar este manifiesto deterioro. Así
que permitió el estudio de la imagen con fotografía infrarroja.
Basílica deseara adelantarse a explicar este manifiesto deterioro. Así
que permitió el estudio de la imagen con fotografía infrarroja.
"La fotografía infrarroja es una técnica que se emplea
en los estudios críticos de pinturas antiguas. Es de gran valor para
obtener información sobre derivaciones históricas, métodos de
interpretación y validez de documentos y pinturas", explica el libro
citado.
en los estudios críticos de pinturas antiguas. Es de gran valor para
obtener información sobre derivaciones históricas, métodos de
interpretación y validez de documentos y pinturas", explica el libro
citado.
A lo largo de sus páginas se conoce cuál es la
intención de las máximas autoridades guadalupanas: salvar lo salvable.
Así pues admiten, como veremos, que la imagen sufrió con los siglos una
serie de alteraciones, siempre hechas con afán de mejorar el milagro.
Pero que, bajo esas alteraciones, subsiste una imagen "inexplicable" por
el estudio infrarrojo. Esa imagen es la original (Fig. 1): el bello
rostro de la Virgen, la túnica rosa sin el bordado, el manto azul sin
las estrellas y quizás un primitivo resplandor. Eso fue lo que se plasmó
ante los ojos atónitos de fray Juan de Zumárraga. Luego le fueron
añadidos el ángel, la luna, el bordado, las estrellas, los rayos
dorados, el broche del cuello, el armiño de las mangas y las nubes
anaranjadas que rodean toda la imagen y llenan el cuadro.
intención de las máximas autoridades guadalupanas: salvar lo salvable.
Así pues admiten, como veremos, que la imagen sufrió con los siglos una
serie de alteraciones, siempre hechas con afán de mejorar el milagro.
Pero que, bajo esas alteraciones, subsiste una imagen "inexplicable" por
el estudio infrarrojo. Esa imagen es la original (Fig. 1): el bello
rostro de la Virgen, la túnica rosa sin el bordado, el manto azul sin
las estrellas y quizás un primitivo resplandor. Eso fue lo que se plasmó
ante los ojos atónitos de fray Juan de Zumárraga. Luego le fueron
añadidos el ángel, la luna, el bordado, las estrellas, los rayos
dorados, el broche del cuello, el armiño de las mangas y las nubes
anaranjadas que rodean toda la imagen y llenan el cuadro.
Así pues, lo que está agrietado y cayéndose es obra humana, si bien piadosa.
En cuanto a conservaciones "milagrosas" no está de más
recordar que la Guadalupana no tiene más que 450 años. Muchos menos que
pinturas más antiguas y que, antes de estar a buen resguardo de museos,
padecieron no sólo humedades, sino maltrato, guerras, incendios, viajes
sin empaque protector, bombardeos y cuantos males se ha propinado la
humanidad a sí misma. Sin contar las catástrofes naturales. Recordemos
que los frescos de Pompeya sobrevivieron a la erupción del Vesubio, a
los gases venenosos que mataron a los habitantes, a las cenizas
ardientes que todo quemaron y a dos mil años, no sólo 450, de olvido y
lluvia. Y allí están, con esos rojos brillantísimos que la ciencia
actual no ha logrado reproducir, con esos azules cerúleos
"inexplicables" y esos tonos de pieles tan eróticos como recién
pintados. Y, lo más curioso de todo: en buena parte son pinturas
pornográficas.
recordar que la Guadalupana no tiene más que 450 años. Muchos menos que
pinturas más antiguas y que, antes de estar a buen resguardo de museos,
padecieron no sólo humedades, sino maltrato, guerras, incendios, viajes
sin empaque protector, bombardeos y cuantos males se ha propinado la
humanidad a sí misma. Sin contar las catástrofes naturales. Recordemos
que los frescos de Pompeya sobrevivieron a la erupción del Vesubio, a
los gases venenosos que mataron a los habitantes, a las cenizas
ardientes que todo quemaron y a dos mil años, no sólo 450, de olvido y
lluvia. Y allí están, con esos rojos brillantísimos que la ciencia
actual no ha logrado reproducir, con esos azules cerúleos
"inexplicables" y esos tonos de pieles tan eróticos como recién
pintados. Y, lo más curioso de todo: en buena parte son pinturas
pornográficas.
El análisis infrarrojo
Dice el abad de Guadalupe en la contraportada del libro ya citado:
- El autor de la presente traducción , con sus muy útiles notas
críticas e históricas, el Pbro. Dr. Faustino Cervantes Ibarrola, nos da a
los lectores de habla castellana la oportunidad de conocer un
interesante estudio de los señores Philip Serna Callahan y Jody Brant
Smith, escrito en inglés y basado fundamentalmente en las fotografías de
rayos infrarrojos tomadas en forma directa del Sagrado Original de
Nuestra Señora.
A continuación los resultados del estudio tan recomendado por la Basílica de Guadalupe:
- Pienso que la luna y el moño fueron añadidos a la pintura antes que
el resplandor del fondo, pero después de haberse formado el original
fueron añadidos por manos humanas puesto que están descascarándose y
porque, además desde el punto de vista artístico no están bien
ejecutados ni acordes con la evidente belleza del resto del cuerpo y de
las vestiduras. Debido a la tonalidad parduzca (sic) y al agrietamiento
podemos suponer que el pigmento empleado en ellos es óxido negro de
hierro. El moño negro, la luna y el cabello del ángel continuarán
deteriorándose con el tiempo. - El manto azul: Juzgo que el oro y el borde negro del manto azul, así
como las estrellas doradas, fueron añadidos por manos humanas hacia
fines del siglo XVI o principios del XVII. Tales decoraciones son
típicas del estilo gótico español que caracteriza a este periodo. El
azul del manto aparece como original, y de un pigmento azul
semitransparente desconocido.
Se advierte también que una de las estrellas que se están desvaneciendo
cae sobre el borde negro (Fig. 3). El orden en el que fueron pintadas
las añadiduras humanas de este período es el siguiente: primero el
resplandor, luego la franja negra y sobre ésta la fimbria dorada, y
finalmente las estrellas (...) en ocasiones las estrellas sobrepasan el
perfil negro de la fimbria (Fig. 4), lo cual prueba que fueron ellas la
última decoración añadida a las vestiduras originales. - La túnica rosa: El acercamiento de la cruz negra del broche en el
cuello (Figs. 5 y 6) muestra que éste está agrietándose en el borde, y
que fue pintado con el mismo pigmento que la franja negra (...) Es muy
interesante notar que la más antigua y decorada Virgen de la Merced que
se encuentra en el Museo de Arte de Cataluña, en Barcelona, lleva al
cuello un broche semejante. Esta pintura, con excepción del primitivo
rostro europeo, tiene exactamente la misma forma que la Virgen de
Guadalupe. La Virgen de la Merced del siglo XV es mucho más elaborada,
pero el manto ribeteado en oro, la túnica bordada, las mangas rematadas
en armiño, las manos plegadas y el rostro inclinado en meditación imitan
sorprendentemente a la Virgen de Guadalupe.
Lo más sorprendente es que una imagen un siglo más antigua "imite" a la
Virgen de Guadalupe. Ignoro si el resbalón es de los autores o del
entusiasta traductor pues no tengo el original inglés a la mano.
"El origen del pigmento rosa (de la túnica) parece ser inexplicable",
comenta Serna Callahan, inexplicable a la luz infrarroja. Pero luego es
demoledor con el bordado de la túnica: "Ningún artista competente
hubiera trazado las líneas doradas planas del bordado encima de los
pliegues de la túnica, como puede verse claramente en las figuras 8 y 9"
(que en estas páginas aparecen como 3 y 7). Se refiere a que el bordado
de la tela no sigue los pliegues, sino que los pasa por encima. - El ángel y el pliegue inferior: Toda la porción inferior del cuadro
es una añadidura gótica del siglo XVII y constituye un verdadero enigma.
Es un mediocre diseño. Los brazos del ángel son burdos,
desproporcionados y evidentemente añadidos para sostener a la Virgen
María. - Y sobre el pliegue inferior: El hecho es que algún artista poco
capaz copió con grandes trabajos el "pliegue de tilma" (un jeroglífico
azteca que indicaba en los códices las tilmas de un tributo) en la parte
inferior de la túnica de la Virgen. La mitad de la luna fue cubierta
por el pliegue inferior de la túnica, y se transparenta a través de ésta
en la zona que baja de la línea BC hasta la parte visible de la luna
(Fig. 8). El "pliegue de tilma azteca" está además acentuado por la
desafortunada línea negra (D), que hace ángulo en la parte interior de
la túnica. Esa misma línea fue pintada sobre el pie, pero ya se
desprendió (E). - Las manos: Las manos son la parte más alterada de la pintura. Por
alguna extraña razón fueron modificadas en el original. Un examen a
corta distancia permite descubrir rasgos de los dedos originales de la
mano izquierda, cuyas puntas se prolongaban más allá de las actuales
(Figs. 5 y 6). Los dedos originales de la mano izquierda deben haber
sido por lo menos unos doce milímetros más largos (...) La parte
superior de la mano izquierda y la inferior de la derecha han sido
perfiladas en negro para acentuar la nueva forma, más corta. - Dice la conclusión: Las manos fueron retocadas para acortar los
dedos y convertir las manos de esbeltos dedos formados originalmente, en
dedos indígenas más cortos. Los brazaletes dorados y los puños de
armiño fueron añadidos para acomodar la Imagen al modelo gótico. Las
manos originales están hechas con un pigmento desconocido y son
inexplicables. - El fondo: Quizás el fondo blanco–naranja–nebuloso sea fresco
(pintura embebida en yeso fresco, como los murales de la Capilla
Sixtina). Se está deteriorando, desvaneciendo y agrietando de manera muy
parecida a la que ocurre con los antiguos murales indígenas. La verdad
es que dicho fondo no habrá de durar más que el moño, la luna, los rayos
dorados y el ángel (...) Considero que el fondo está pintado con una
técnica al fresco, y el ángel al temple.
Como puede verse, las autoridades guadalupanas se
preparan a afrontar un hecho inevitable: la Virgen de Guadalupe muestra
un avanzado deterioro, cada vez más difícil de ocultar. Así que se
admite que es la obra humana, añadida por manos devotas, la que sufre
por la acción del tiempo. Bajo esta obra terrenal, a veces tosca,
permanece el original inexplicable para la ciencia... cuando por
"ciencia" se considera una cámara Nikon F, una Pentax MX y película
Kodak sensible al infrarrojo y nada más.
preparan a afrontar un hecho inevitable: la Virgen de Guadalupe muestra
un avanzado deterioro, cada vez más difícil de ocultar. Así que se
admite que es la obra humana, añadida por manos devotas, la que sufre
por la acción del tiempo. Bajo esta obra terrenal, a veces tosca,
permanece el original inexplicable para la ciencia... cuando por
"ciencia" se considera una cámara Nikon F, una Pentax MX y película
Kodak sensible al infrarrojo y nada más.
El mito laico
Y con todo, los historiadores están de acuerdo al menos
en un punto: sí hubo un milagro realizado por la Virgen de Guadalupe y
éste es la construcción de la nación mexicana. Es una frase hueca que
expresa el inmenso centralismo de este país, incluido el que se da entre
nuestros mejores pensadores, es un mito chilango.
en un punto: sí hubo un milagro realizado por la Virgen de Guadalupe y
éste es la construcción de la nación mexicana. Es una frase hueca que
expresa el inmenso centralismo de este país, incluido el que se da entre
nuestros mejores pensadores, es un mito chilango.
En Guadalajara no hay fiesta religiosa más importante
que la de la Virgen de Zapopan si hemos de medirla por la asistencia.
Los peregrinos que llevan a la Virgen de regreso a su basílica rebasan
el millón. La Virgen de San Juan de los Lagos convoca todavía mayores
multitudes que llegan desde Chicago y California.
que la de la Virgen de Zapopan si hemos de medirla por la asistencia.
Los peregrinos que llevan a la Virgen de regreso a su basílica rebasan
el millón. La Virgen de San Juan de los Lagos convoca todavía mayores
multitudes que llegan desde Chicago y California.
Pero es cierto que en los últimos 25 años la
popularidad de la Guadalupana ha crecido. Ello se debe a dos grandes
promotores de ese culto: Televisa y el actual Papa. En el Santuario de
Guadalupe, la iglesia levantada en Guadalajara a esa advocación de María
apenas a fines del siglo XVIII, ha habido siempre una fiesta
importante, pero no mucho más que la de cada santo patrón en cada una de
las iglesias, al menos así fue hasta mediados de los años sesenta.
Ahora ha cobrado vigor, pero sigue siendo incomparable con la gran
celebración del 12 de octubre, cuando la Virgen de Zapopan, que
peregrina de iglesia en iglesia de Guadalajara por todo el verano,
regresa a su casa. La diferencia se explica porque Televisa, antes que
el Papa, se dio a la tarea de convocar a las estrellas más populares de
la canción para llevarle las "mañanitas" a la Virgen del Tepeyac. Y
Televisa tiene una cobertura nacional que apenas en años recientes viene
siendo igualada por Televisión Azteca, otra televisora de la ciudad de
México que se desboca de año en año desde días antes del 12 de diciembre
y en esta fecha entra en decidida competencia con Televisa por
arrebatarse el milagro "nacional".
popularidad de la Guadalupana ha crecido. Ello se debe a dos grandes
promotores de ese culto: Televisa y el actual Papa. En el Santuario de
Guadalupe, la iglesia levantada en Guadalajara a esa advocación de María
apenas a fines del siglo XVIII, ha habido siempre una fiesta
importante, pero no mucho más que la de cada santo patrón en cada una de
las iglesias, al menos así fue hasta mediados de los años sesenta.
Ahora ha cobrado vigor, pero sigue siendo incomparable con la gran
celebración del 12 de octubre, cuando la Virgen de Zapopan, que
peregrina de iglesia en iglesia de Guadalajara por todo el verano,
regresa a su casa. La diferencia se explica porque Televisa, antes que
el Papa, se dio a la tarea de convocar a las estrellas más populares de
la canción para llevarle las "mañanitas" a la Virgen del Tepeyac. Y
Televisa tiene una cobertura nacional que apenas en años recientes viene
siendo igualada por Televisión Azteca, otra televisora de la ciudad de
México que se desboca de año en año desde días antes del 12 de diciembre
y en esta fecha entra en decidida competencia con Televisa por
arrebatarse el milagro "nacional".
¿Cuáles son los datos duros que permiten a nuestros
historiadores sostener que la nación mexicana se formó en torno del
culto a Guadalupe? Que el cura Hidalgo la haya tomado como su primer
bandera no es sino una anécdota. El levantamiento de Hidalgo fracasó
rotundamente antes de un año a pesar de la Morena del Tepeyac, lo cual
no habla muy bien de ella como patrocinadora de la nación. ¿Cuál otro?
El imperio chilango, que llama "zócalo" a todas las plazas centrales del
país entero, quiere hacer de su virgen el núcleo en torno al cual se
condensó la nación. Nadie ha escuchado elementos para fundamentar esa
sonora afirmación que no es sino un coqueteo con los aparicionistas: si
no se apareció a Juan Diego ni existió este personaje, al menos sí hay
un milagro de la virgencita patrona de la capital: México mismo. Suena
poético, pero es, una vez más, poner al país literalmente de rodillas
ante la capital de la república.
historiadores sostener que la nación mexicana se formó en torno del
culto a Guadalupe? Que el cura Hidalgo la haya tomado como su primer
bandera no es sino una anécdota. El levantamiento de Hidalgo fracasó
rotundamente antes de un año a pesar de la Morena del Tepeyac, lo cual
no habla muy bien de ella como patrocinadora de la nación. ¿Cuál otro?
El imperio chilango, que llama "zócalo" a todas las plazas centrales del
país entero, quiere hacer de su virgen el núcleo en torno al cual se
condensó la nación. Nadie ha escuchado elementos para fundamentar esa
sonora afirmación que no es sino un coqueteo con los aparicionistas: si
no se apareció a Juan Diego ni existió este personaje, al menos sí hay
un milagro de la virgencita patrona de la capital: México mismo. Suena
poético, pero es, una vez más, poner al país literalmente de rodillas
ante la capital de la república.
Con ganas de creer
Es difícil pensar que la imagen del Tepeyac sea una
simplona impostura española tramada para cristianizar indios. El cambio
de una imagen pagana por la de la Virgen no habría tenido el pasmoso
resultado que, como vimos, sigue creciendo como las ondas en el agua,
ondas guadalupanas ahora impulsadas por horas de televisión, la gran
vendedora, la gran mitificadora, la gran creadora de cultos laicos a
figuras de estrellitas y cantantes que nadie serían sin el pedestal de
la televisión. El proceso tuvo que ser más complejo y éstos pudieron ser
los pasos.
simplona impostura española tramada para cristianizar indios. El cambio
de una imagen pagana por la de la Virgen no habría tenido el pasmoso
resultado que, como vimos, sigue creciendo como las ondas en el agua,
ondas guadalupanas ahora impulsadas por horas de televisión, la gran
vendedora, la gran mitificadora, la gran creadora de cultos laicos a
figuras de estrellitas y cantantes que nadie serían sin el pedestal de
la televisión. El proceso tuvo que ser más complejo y éstos pudieron ser
los pasos.
Apariciones actuales
Antecedente contemporáneo: se ha observado la gran
facilidad con la que fenómenos naturales producen "guadalupanas" por
doquier: una en el piso de una estación del Metro en la ciudad de
México, otra en un tinaco de Tlalneplanta, otra en las formas
iridiscentes de una fachada recubierta de vidrios polarizados en
Houston, otras en árboles caídos, la más reciente en Tabasco. Tales
imágenes se llenan inmediatamente de veladoras y comienzan a hacer
milagros si le cree uno a las personas que las veneran. En la mayor
parte de estos casos se trata de humedad, como quedó bien establecido en
la "Guadalupana" formada en un lugar tan poco propicio a la devoción
como fue el suelo de mármol en el pasillo de una transitada estación del
Metro. La imagen, pisada por todos mientras no fue circundada de
veladoras por algunas almas piadosas, está hecha de carbonatos y agua
trasminada por el grano poroso del mármol. Los creyentes consiguieron
que fuera levantado el segmento de suelo bendecido por una nueva
aparición y que se le construyera una pequeña capilla. ¿Se apareció la
Virgen? Sí, indudablemente se apareció y ya tiene su lugar de culto. La
Virgen de Guadalupe del Metro es a todas luces inexplicable a la luz de
la ciencia, pues aunque se diga que son carbonatos, ¿cómo fue que esos
carbonatos formaron la sagrada imagen? Para quien elimine la
intervención del azar queda la voluntad divina o el amor de la Virgen
por su pueblo o cuantas ideas se le puedan ocurrir a un buen predicador,
como lo fue Miguel Sánchez. Pero... es una mancha de humedad en el
mármol de una estación del Metro.
facilidad con la que fenómenos naturales producen "guadalupanas" por
doquier: una en el piso de una estación del Metro en la ciudad de
México, otra en un tinaco de Tlalneplanta, otra en las formas
iridiscentes de una fachada recubierta de vidrios polarizados en
Houston, otras en árboles caídos, la más reciente en Tabasco. Tales
imágenes se llenan inmediatamente de veladoras y comienzan a hacer
milagros si le cree uno a las personas que las veneran. En la mayor
parte de estos casos se trata de humedad, como quedó bien establecido en
la "Guadalupana" formada en un lugar tan poco propicio a la devoción
como fue el suelo de mármol en el pasillo de una transitada estación del
Metro. La imagen, pisada por todos mientras no fue circundada de
veladoras por algunas almas piadosas, está hecha de carbonatos y agua
trasminada por el grano poroso del mármol. Los creyentes consiguieron
que fuera levantado el segmento de suelo bendecido por una nueva
aparición y que se le construyera una pequeña capilla. ¿Se apareció la
Virgen? Sí, indudablemente se apareció y ya tiene su lugar de culto. La
Virgen de Guadalupe del Metro es a todas luces inexplicable a la luz de
la ciencia, pues aunque se diga que son carbonatos, ¿cómo fue que esos
carbonatos formaron la sagrada imagen? Para quien elimine la
intervención del azar queda la voluntad divina o el amor de la Virgen
por su pueblo o cuantas ideas se le puedan ocurrir a un buen predicador,
como lo fue Miguel Sánchez. Pero... es una mancha de humedad en el
mármol de una estación del Metro.
Algo muy similar pudo ocurrir con la imagen del
Tepeyac, salvo que, a diferencia del milagro contemporáneo, no hubo
televisión ni diarios que dejaran memoria del origen profano del icono:
reacción de la cal del mármol con el agua de un derrame subterráneo en
el caso de la Guadalupana del Metro. Así que numerando, los pasos que
produjeron la imagen podrían ser:
Tepeyac, salvo que, a diferencia del milagro contemporáneo, no hubo
televisión ni diarios que dejaran memoria del origen profano del icono:
reacción de la cal del mármol con el agua de un derrame subterráneo en
el caso de la Guadalupana del Metro. Así que numerando, los pasos que
produjeron la imagen podrían ser:
- La primera imagen en la ermita del Tepeyac, sobre el antiguo altar
de Tonantzin, bien pudo ser, como sostiene De la Maza, una imagen hecha
de flores y colocada allí con el evidente propósito de cristianizar la
imparable peregrinación india al antiguo santuario pagano. Eran
frecuentes las imágenes de flores, dice el mismo autor, por la escasez
de pintores formados en la escuela europea de pintura. Las flores
pudieron estar sobre un tejido burdo: la "tilma de Juan Diego", para
sostenerse. La imagen pudo ser la Guadalupana española por la sencilla
razón de que hasta Hernán Cortés era su devoto por ser extremeño, región
donde se encuentra la Sierra de Guadalupe y se apareció la Virgen a un
pastorcillo a principios de los años 1300. Pero no la imagen principal
del monasterio, que es una de esas figuras triangulares como la Virgen
de Zapopan o la Virgen de San Juan de los Lagos, y en nada se parece a
la Guadalupana del Tepeyac, sino la escultura colocada en 1499 en el
coro del Monasterio de Guadalupe, que presenta todos los rasgos de la
Virgen mexicana: el ángel a sus pies, la luna morisca en cuarto
creciente, los rayos rodeándola, el manto con estrellas. Salvo que esta
escultura tiene al Niño en brazos y la mexicana no. Se eliminó al Niño
para no pagar derechos al Monasterio de Guadalupe.
Así pues, la imagen de flores tiene la figura de la Guadalupana
española, pero la colocada en el coro de aquel monasterio extremeño. - Al
secarse las flores, su humedad y quizá la del muro atrás de la tela,
formaron ese contorno que, hemos visto, resulta fácil de crear por el
azar de fenómenos tan poco dignos como un tinaco chorreante o el suelo
inmundo de un pasillo. La Virgen se apareció tanto en ese oscuro momento
de inicios de nuestra historia, como se apareció hace un par de meses
en Tabasco. - El sermón fulminante del padre Bustamante habla de
"la imagen pintada por el indio Marcos", quien, como vimos, debió ser
Marcos Cipac de Aquino, buen pintor citado por Bernal Díaz del Castillo.
Quizá Marcos retocó la imagen "milagrosa", apenas una silueta como lo
es la del Metro o la del tinaco o la de Tabasco, con pocas y diestras
pinceladas en el rostro, coloreó la túnica de rosa y el manto de azul.
Esta fue la imagen primitiva hoy reconocida por la Iglesia como la única
"inexplicable". - Los nombres "Tonantzin" y "Guadalupe"
adquirieron visos de sinónimos y podían ser intercambiados sin perjuicio
de las nuevas creencias cristianas de los indios porque los propios
misioneros, cuando comenzaron a hacer su prédica cristiana en náhuatl,
debían traducir, cada que en castellano la idea era "Nuestra Madre", o
sea la Virgen madre de Cristo, al náhuatl de su predicación, donde esa
misma idea se expresa con "Tonantzin". Así que, al mostrar cualquier
estampa de una advocación europea de la Virgen: la del Pilar, la de la
Merced, cualquiera, era religiosamente correcto, para quien hablara
náhuatl, llamarla Tonantzin. Es como ocurre con el nombre de Dios, que
en inglés es God, en francés Dieu, en griego Theós y en árabe Alá. Quien
sea cristiano y desee referirse a Dios en árabe deberá decir Alá, como
dirá God si habla inglés. "Nuestra madre" se dice "Tonantzin".
Pero "Tonantzin" no era sólo la expresión que significa "nuestra madre",
sino el nombre propio de una diosa particular, la diosa venerada en el
Tepeyac. Así que los buenos frailes franciscanos debían responder
afirmativamente cuando un indio preguntaba en náhuatl si la imagen que
veía era Tonantzin. Sí, lo era. Pero el fraile pensaba en la Madre de
Dios y el indio en el antiguo ídolo de sus tiempos paganos.
Todavía ahora, los indios de algunas regiones cercanas al santuario de
Chalma, llaman Tonantzin a la Virgen de Guadalupe. - Se acogieron a
ella con un fervor que explica bellamente Octavio Paz en el Prefacio a
Quetzalcóatl y Guadalupe, de Jacques Lafaye:
Madre de dioses y de hombres, de astros y hormigas, del maíz y del
maguey, Tonantzin / Guadalupe fue la respuesta de la imaginación a la
situación de orfandad en que dejó a los indios la conquista.
Exterminados sus sacerdotes y destruidos sus ídolos, cortados sus lazos
con el pasado y con el mundo sobrenatural, los indios se refugiaron en
las faldas de Tonantzin / Guadalupe: faldas de madre–montaña, faldas de
madre–agua. - Posteriormente, y a lo largo de los siglos, manos
apresuradas y sobre todo poco diestras quisieron mejorar la imagen y
fueron añadiendo las partes más desafortunadas de la Guadalupana: un
ángel con brazos desproporcionados, una luna plateada que pronto se
volvió negra por haberse empleado nitrato de plata, un extraño pliegue
que parece un trozo de cartón duro sobre la luna, una raya negra sin
ningún sentido y que sale de la mano izquierda del ángel, las estrellas,
el ribete dorado, los rayos de hoja de oro y el fondo de nubes. El peor
daño contra la bella imagen original fue el atroz recorte de las manos
con un pincel burdo y trazos negros.
La más reciente modificación de la Virgen de Guadalupe
fue la desaparición de la corona de picos a fines del siglo pasado y
para facilitar su coronación. A la luz infrarroja del estudio
mencionado, reapareció parcialmente la antigua corona.
fue la desaparición de la corona de picos a fines del siglo pasado y
para facilitar su coronación. A la luz infrarroja del estudio
mencionado, reapareció parcialmente la antigua corona.
[1] Francisco de la Maza: El guadalupanismo mexicano. Fondo de Cultura Económica, México, 1986.
[2] Fray Fidel de Jesús Chauvet: El culto guadalupano del Tepeyac. Sus
orígenes y sus críticos en el siglo XVI. Centro de Estudios Bernardino
de Sahagún, A.C., México, 1978.
[3] Fray Fidel de Jesús Chauvet: Op. cit.
[4] Jacques Lafaye: Quetzalcóatl y Guadalupe. Traducción de Ida Vitale y
Fulgencia López Vidarte. Prefacio de Octavio Paz. Fondo de Cultura
Económica, México, 1985.
[5] Francisco de la Maza: Op. cit.
[6] Ibidem.
[7] Philip Serna Callahan y Jody Brand Smith: La tilma de Juan Diego, ¿técnica o milagro? Traducción y notas Pbro.
Faustino Cervantes I., Alambra mexicana, México, 1982.
la talacha fue realizada por: eltemibledani
1944 - 2016
DISQUS - últimos 7 comentarios
- E Daniel Galván A Francisco: Una única ocasión saludé...
- Francisco Luis Aviña Cervantes Fue lo primero que leí de Luis Gonzalez de Alba...
- Erick Domínguez Me da bastante tristeza que una nota tan <
- Kyotonow3x esto está lleno de imprecisiónes históricas y...
- Jorge Luis Rivas Galindo Qué relación hay entre le virgen de Guadalupe...
- Felipe Velasco Muy cierto y muy triste.
- Julian Grimau El pasar de los años ha vuelto añejo el deseo...
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pininos modificando el xhtml fuente.
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