Pío XI | ||
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Pío XI en 1930. |
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Papa de la Iglesia católica |
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6 de febrero de 1922-10 de febrero de 1939 | ||
Predecesor | Benedicto XV | |
Sucesor | Pío XII | |
Información religiosa | ||
Ordenación sacerdotal | 20 de diciembre de 1879 | |
Ordenación episcopal | 28 de octubre de 1919 por Aleksander Kakowski |
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Proclamación cardenalicia | 13 de junio de 1921 por Benedicto XV |
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Información personal | ||
Nombre | Achille Damiano Ambrogio Ratti | |
Nacimiento | 31 de mayo de 1857 | |
Fallecimiento | 10 de febrero de 1939 | |
Firma | ||
Pax Christi in regno Christi |
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Biografía
Primeros años y estudios
Nació el 31 de mayo de 1857, en Desio,en la casa que actualmente alberga el Museo Casa Natal Pío XI y el
Centro Internacional de Estudios y Documentación de Pío XI. Era el
cuarto de cinco hijos, y fue bautizado
el día después de su nacimiento como Ambrogio Damiano Achille Ratti (el
nombre de Ambrogio, en honor de su abuelo, quien era su padrino de
bautismo). Su padre Francesco Ratti había sido director de varias
fábricas de seda, pero su escaso éxito obligó a su familia a constantes
traslados por motivos de trabajo. Su madre Teresa Galli, originaria de Saronno,
era la hija de un hotelero. En las biografías de Achille Ratti, se
mencionan sus hermanos, pero jamás se habla de uno de ellos, Cipriano Ratti, quien emigró a Valparaíso (Chile)
con su esposa María Maga, con la que tuvo tres hijos: Gioconda,
Fernando y Juan. En 1904 se estaba formando una colonia italiana en la
comuna de Lumaco y los empresarios lo llevaron con su familia para que formara una banda de músicos (en Italia era director de una filarmónica).
La historia de este hermano del papa es muy particular, puesto que
desapareció sin dejar rastros dejando a su familia, de los cuales aún
hay descendientes en Capitán Pastene, pueblo cabecera de la colonia. Se cree que fue mandado buscar por su hermano ya papa[cita requerida].
Comenzó su carrera eclesiástica siguiendo el ejemplo de su tío Damiano Ratti, estudiando primero en el seminario de Seveso (1867), y luego en Monza. Desde 1874 formó parte de la Tercera Orden Franciscana. En 1875 comenzó sus estudios de teología, los tres primeros años en el Seminario Mayor de Milán y el último seminario en Seveso. En 1879 estuvo en Roma en el Colegio Lombardo. Fue ordenado sacerdote el 20 de diciembre de 1879 en Roma.
Ratti era un hombre de vasta erudición, y obtuvo tres grados durante sus años de estudios en Roma: filosofía en la Academia de Santo Tomás de Aquino en Roma, derecho canónico en la Pontificia Universidad Gregoriana y teología en La Sapienza. También tuvo una fuerte pasión tanto por los estudios literarios (Dante y Alessandro Manzoni
eran sus preferidos), como para los estudios científicos, de modo que
estaba en duda la conveniencia de emprender el estudio de las matemáticas. En este sentido fue gran amigo y, por cierto tiempo, colaborador de Giuseppe Mercalli, notable geólogo e inventor de la escala de magnitud de terremotos del mismo nombre, que era conocido como un maestro en el seminario de Milán.
Funciones durante el sacerdocio
Realizó varias misiones diplomáticas a pedido del Papa León XIII. Entre junio de 1891 y 1893 visitó el Imperio austriaco y Francia junto a Giacomo Radini-Tedeschi, compañero de Ratti en el Pontificio Seminario Lombardo de Roma.1
Episcopado y cardenalato
En 1919 el Papa Benedicto XV lo nombró arzobispo titular de Naupactus al ser designado nuncio en Polonia. Fue consagrado por el Primado y Regente de Polonia Aleksander Kakowski.2 En 1921 su sede titular fue cambiada por la de Adana. Este mismo año fue nombrado arzobispo de Milán y el mismo día cardenal presbítero del título de SS. Silvestro e Martino ai Monti.Elección Papal
El 6 de febrero de 1922, en el cónclave que siguió a la muerte de Benedicto XV, resultó elegido papa. Era un hombre de estudio, de una cultura excepcional y además estaba muy bragado en los asuntos de la curia romana, pero su experiencia pastoral y cardenalicia se limitaba a unos pocos meses.Fue coronado tres días después de su elección por el cardenal Gaetano Bisleti, protodiácono de S. Agata in Suburra. La ceremonia tuvo lugar en la explanada de la Basílica de San Pedro. Desde la autoproclamación de la «cautividad» de la Iglesia católica por el beato Pío IX en 1870,
era esta la primera coronación pública de un papa. Sus predecesores
habían sido coronados en ceremonias restringidas, ya sea en la Basílica
de San Pedro o en la más exclusiva Capilla Sixtina (caso este último de León XIII, san Pío X y Benedicto XV).
Papado
«el Papa de las encíclicas», por haber escrito una treintena de estas;
«el Papa de los concordatos», al buscar mejorar las condiciones de la
Iglesia en diversos países mediante la firma de 23 convenios; «el Papa
de la Acción Católica»,
pues uno de los principales objetivos de su pontificado fue organizar a
los laicos a través de la Acción Católica, con el fin de cristianizar
todos los sectores de la sociedad; «el Papa de las misiones», por su
impulso a la actividad misionera y, «el Papa de las canonizaciones», por
haber elevado a los altares a 33 santos y haber dado cauce en su
pontificado a 500 beatificaciones. Entre los santos proclamados por este
Papa se encuentran santo Tomás Moro, san Juan María Vianney, san Roberto Belarmino, por decir algunos. Entre las canonizaciones más recordadas se encuentran las de santa Teresa de Lisieux (1925), san Juan Bosco (1934), y santa Bernadette Soubirous, la vidente de Lourdes, esta última proclamada santa durante el Jubileo de la Redención (1933).3 Además, durante su papado también proclamó Doctores de la Iglesia a San Juan de la Cruz y san Alberto Magno.
Pío XI y la Italia fascista
reconociendo su soberanía e independencia. Estos acuerdos habían sido
buscados por ambas partes, y a ambas convenían. Mussolini quería un
acercamiento a los católicos, cuya posición ante el fascismo había sido bastante fría. Por su parte, la Iglesia católica
obtenía el reconocimiento de derecho de su Estado que, aunque reducido a
una mínima expresión territorial, lo colocaba dentro del concierto de
las naciones del mundo, con capacidad de establecer relaciones
diplomáticas. Además, se indemnizó a la Santa Sede por los territorios
perdidos en 1870; se declaró a la religión católica como única
reconocida en toda Italia, y se estableció igualmente el derecho de la
Santa Sede a imponer en Italia el nuevo Código de Derecho Canónico. En
opinión de Pío XI, la expresión más significativa de este nuevo Código
se hallaba en su artículo 34, en el que el Estado reconocía al sacramento del matrimonio todos los efectos civiles. Todo eso condujo a Pío XI a calificar a Benito Mussolini como «un hombre de la Providencia».4 En 1925, el Partido Popular Italiano fundado por el sacerdote católico Luigi Sturzo había sido declarado ilegal por el régimen fascista. En las elecciones italianas de marzo de 1929, se animó a los católicos italianos a que votaran a los fascistas.
También, Pío XI bendijo los cañones italianos que partieron para la guerra contra Abisinia.5
A pesar del escándalo que produjo esta guerra entre muchos sectores
católicos del mundo occidental, tras la anexión italiana de Abisinia el
Papa lo comparó con "el triunfo de los buenos" e impulsó la
italianización de las misiones cristianas en el África Oriental Italiana.6 Pío XI llegó a felicitar por el triunfo militar al Mariscal Rodolfo Graziani, que por sus matanzas contra la población civil llegó a ser conocido como el Carnicero de Etiopía.7
Como el historiador John Pollard ha manifestado, el apoyo del papado a
la guerra de Abisinia supuso un golpe a su credibilidad como estado
neutral, echando por tierra algunos de los beneficios obtenidos en los Pactos de Letrán de 1929.6
El 18 de noviembre de 1926, Pío XI daba al mundo su novena encíclica, la Iniquis afflictisque,
primera de tres encíclicas en que el pontífice elevaría su voz para
protestar y dar a conocer al mundo civilizado, comenzando por el
católico, las graves dificultades que ese momento padecía la Iglesia en México, que con la promulgación de la constitución de 1917,
incorporó la libertad de cultos y limitó los privilegios de la iglesia
católica : «Movidos por la conciencia de Nuestro deber apostólico,
seremos Nosotros quienes gritaremos para que, desde este Padre común,
todo el mundo católico escuche, por una parte, cómo ha sido la
desenfrenada tiranía de los enemigos de la Iglesia y, por otra, la
heroica virtud y perseverancia de los Obispos, de los sacerdotes, de las
familias religiosas y de los laicos». En Iniquis afflictisque
Pio XI denunciaba lo que consideraba una persecución que, en sus propias
palabras, «ni en los primeros tiempos de la Iglesia ni en los tiempos
sucesivos los cristianos fueron tratados en un modo más cruel, ni
sucedió nunca en lugar alguno que, conculcando y violando los derechos
de Dios y de la Iglesia, un restringido número de hombres, sin ningún
respeto por su propio honor, sin ningún sentimiento de piedad hacia sus
propios conciudadanos, sofocara de manera absoluta la libertad de la
mayoría con argucias tan premeditadas, añadiéndole una apariencia de
legislación para disfrazar la arbitrariedad». Esto alentaría la
violencia en México en lo que se denominarían las guerras cristeras, que le costaría luego a los gobiernos de Calles y de Portes Gil y al pueblo mexicano 3 años más de conflictos.
Conflictos con el nazismo
quedaron sin oposición legal alguna en su país, en 1934 para no
entorpecer sus relaciones con los fascistas prohibió a la conferencia
mundial judía que mencionará su nombre a propósito de una supuesta
defensa de los judíos.
(Con ardiente preocupación), sobre la situación de la Iglesia Católica
en el Reich Alemán. Dirigida «a los venerables hermanos, arzobispos,
obispos y otros ordinarios de Alemania en paz y comunión con la Sede
Apostólica», fue dada el 14 de marzo de 1937. En ese contexto, la
referencia a espíritus superficiales que caen «en el error de hablar de
un Dios nacional, de una religión nacional, y emprender la loca tarea de
aprisionar en los límites de un pueblo solo, en la estrechez étnica de
una sola raza, a Dios», no deja dudas de su reprobación al régimen nazi.8
Algunas frases del documento son las siguientes:
Solamente espíritus superficiales pueden caer en el error de hablar
de un Dios nacional, de una religión nacional, y emprender la loca tarea
de aprisionar en los límites de un pueblo solo, en la estrechez étnica
de una sola raza, a Dios, creador del mundo, rey y legislador de los
pueblos, ante cuya grandeza las naciones son como gotas de agua en el
caldero (Is 40, 5).
Pío XI, Mit brennender Sorge, 15
[...]Con presiones ocultas y manifiestas, con intimidaciones, con
perspectivas de ventajas económicas, profesionales, cívicas o de otro
género, la adhesión de los católicos a su fe —y singularmente la de
algunas clases de funcionarios católicos— se halla sometida a una
violencia tan ilegal como inhumana. Nos, con paterna emoción, sentimos y
sufrimos profundamente con los que han pagado a tan caro precio su
adhesión a Cristo y a la Iglesia; pero se ha llegado ya a tal punto, que
está en juego el último fin y el más alto, la salvación, o la
condenación; y en este caso, como único camino de salvación para el
creyente, queda la senda de un generoso heroísmo. Cuando el tentador o
el opresor se le acerque con las traidoras insinuaciones de que salga
de la Iglesia, entonces no habrá más remedio que oponerle, aun a precio
de los más graves sacrificios terrenos, la palabra del Salvador:
Apártate de mí, Satanás, porque está escrito: al Señor tu Dios adorarás y
a El sólo darás culto (Mt 4,10; Lc 4,8) [...]
Pío XI, Mit brennender Sorge, 24
[...]Si personas, que ni siquiera están unidas por la fe de Cristo, os atraen y lisonjean con la seductora imagen de una iglesia nacional alemana, sabed que esto no es otra cosa que renegar de la única Iglesia de Cristo [...]Adolf Hitler ordenó a Reinhard Heydrich, jefe de la Gestapo, que incautara y destruyera todas las copias del mismo y las relaciones entre la Alemania nazi y la Santa Sede se enturbiaron.
Pío XI, Mit Brennender Sorge, 25
Últimos años
El 19 de marzo de 1937, otra Carta Encíclica, la Divini Redemptoris, condenaba en términos explícitos el comunismo ateo.9A principios del verano de 1938 Pío XI preparaba un documento similar, y le encargó su redacción al jesuita estadounidense John LaFarge, conocido por su activismo antirracista, al que ayudaron el francés Gustave Desbuquois y el alemán Gustav Gundlach, ambos también jesuitas.10 En él se aprestaba a denunciar el antisemitismo del régimen nazi y los racismos en general, pero esta encíclica, que llevaba el título de Humani generis unitas (o Societatis Unio), nunca fue publicada debido a su enfermedad y muerte.11 Una de las versiones provisionales de esta encíclica fue publicada en 1995,12 y su borrador descubierto el año 2001, después de que el papa Juan Pablo II desclasificara los documentos secretos relativos al pontificado de Pío XI.13
Otra encíclica muy importante de su papado es la denominada Quadragesimo anno14 que conmemoró los cuarenta años de la publicación de la Rerum Novarum de León XIII de 1891 y en la que la Iglesia Católica tomaba posición por vez primera con relación al movimiento obrero.
Durante su pontificado, la Iglesia católica
se fortaleció como institución y comenzó a ser un referente importante a
nivel mundial no solamente en los aspectos religiosos sino también
políticos. De hecho, hoy en día su servicio diplomático tiene unas
dimensiones sólo superadas por los Estados Unidos.
Algunos años antes, en 1931, y con la colaboración de uno de los inventores de la radio, el marqués italiano Guglielmo Marconi, se inauguraron las transmisiones de Radio Vaticano, a través de las cuales la Iglesia
manifestó desde entonces sus opiniones a nivel mundial, ya que la
emisora muy pronto desarrolló transmisiones en diversos idiomas, cosa
que hasta el presente continúa haciendo.
Muerte
Encíclicas
Véase también: Anexo:Encíclicas del papa Pío XI
Pío XI escribió 31 encíclicas en su pontificado, que reflejaban las crísis que durante su pontificado enfrentó.15Véase también
- Portal:Iglesia católica. Contenido relacionado con Iglesia católica.
- Acción Católica
- Concordato imperial
Referencias
- Mariano Fazio (2009). De Benedicto XV a Benedicto XVI. Ediciones Rialp. pp. 46-68. ISBN 9788432137334.
Bibliografía
- Anderson, Robin. Between two wars. The Story of Pope Pius XI (Achille Ratti) 1922-1939. Chicago: Franciscan Herald, 1977.
- Aradi, Zsolt. Pius XI. The pope and the man. New York: Hanover House, 1958.
- Charles-Roux, François. Huit ans au Vatican 1932-1940. París: Flammarion 1947.
- Chiron, Yves. Pie XI: 1857-1939. París: Perrin, 2004.
- Chiron, Yves. Pie IX, pape moderne. Bitche: Clovis, 1995.
- Confalonieri, Carlo. Pio XI visto da vicino. Roma: Edizioni Paoline, 1993.
- Falconi, Carlo. The Popes in the twentieth century, from Pius X to John XXIII. Boston: Little & Brown, 1968.
- Friedländer, Saul (2009) [1997]. El Tercer Reich y los judíos (1933-1939). Los años de la persecución. Barcelona: Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores. ISBN 978-84-672-3445-9.
- González Morfín, Juan. El conflicto religioso en México y Pío XI. Editorial Minos III Milenio. México 2009.
- Hughes, Philip. Pope Pius the Eleventh. London: Sheed & Ward, 1938.
- Margiotta Broglio, Francesco. "Pio XI" en Enciclopedia dei papi. Roma: Istituto della Enciclopedia Italiana, 2000, vol. III, pp. 617-632.
Enlaces externos
- Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre Pío XI.
- Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre Pío XI. (Categoría)
- Wikisource contiene obras originales de Pío XI.
- Pío XI en Vatican.va
- Catholic Hierarchy
- Encíclica "Divini Redemptoris"
- Encíclica "Mit brennender Sorge"
- Encíclica "Quadragesimo Anno"
Categorías:
- Nacidos en 1857
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- Obispos de Italia del siglo XX
- Nuncios apostólicos en Polonia
- Alumnado de la Pontificia Universidad Gregoriana
- Caballeros de la Orden del Águila Blanca
- Grandes maestres de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén
- Sepultados en las grutas vaticanas
sobre la restauración del orden social en perfecta conformidad con la
ley evangélica, al celebrarse el 40.º aniversario de la encíclica "Rerum
novarum" de León XIII. Ver documento completo en: http://www.vatican.va/holy_father/pius_xi/encyclicals/documents/hf_p-xi_enc_19310515_quadragesimo-anno_sp.html
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