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Primer versículo de los capítulos:
1 a 1.1-3 Acerca de estos primeros vs., que sirven de encabezamiento a todo el libro, véase Is 1.1 nota b. b 1.1 Dichos y hechos: Esta expresión traduce un vocablo hebreo que habitualmente significa palabras, pero que en determinados contextos se refiere a sucesos o acontecimientos. El libro de Jeremías no contiene solamente dichos o palabras del profeta, sino también numerosos relatos de carácter biográfico. c 1.1 Hilquías, el padre de Jeremías, no es el sacerdote del mismo nombre que encontró el libro de la ley en el templo de Jerusalén, en el año 622 a.C. (2 R 22.8). d 1.1 Anatot era una población situada a unos 5 km. al nordeste de Jerusalén y se menciona en la lista de las ciudades levíticas (Jos 21.13-18). Los sacerdotes de Anatot estaban sin duda emparentados con Abiatar, uno de los sacerdotes de David (cf. 1 S 22.20-23), que fue expulsado de Jerusalén por el rey Salomón (cf. 1 R 2.26-27). Además, los miembros de esta familia sacerdotal eran probablemente descendientes de Elí, el sacerdote del antiguo santuario de Siló. Véanse 1 S 2.33 n. e Índice de mapas. e 1.1 En la región de la tribu de Benjamín: Véase Jos 18.11 n. ...
2 a 2.1-8 Aquí comienza una sección (caps. 2–6) en la que aparecen los temas más característicos de la predicación de Jeremías en la primera etapa de su actividad profética: el pueblo ha abandonado a su Dios, única fuente de vida (2.13), atrayendo sobre sí la muerte y la destrucción. El desastre ya está en camino, pero no ha llegado todavía (4.7). Por tanto, es posible evitarlo mediante el arrepentimiento y la conversión al Señor (4.1-2). ...
3 a 3.1 En Dt 24.1-4 se establece que la mujer divorciada y casada otra vez no puede volver con su primer esposo, aun cuando el segundo haya muerto. b 3.1 Jeremías emplea con frecuencia el verbo volver con referencia al arrepentimiento y la conversión (cf. Jer 3.12,14,22; 4.1). Para reconciliarse con su Dios, Israel tiene que volver al buen camino (Jer 5.3), y este retorno presupone, como condición indispensable, el reconocimiento y el abandono del pecado. Véase Volverse a Dios en el Índice temático. ...
4 a 4.1 Sobre el uso del verbo volver, véase Jer 3.1 nota b. b 4.1 Cf. Jer 7.30; 16.18; 32.34. ...
5 a 5.1 Cf. Sal 12.1. b 5.1 Gn 18.23-33. ...
6 a 6.1 Benjamín: Véase Jos 18.11 n. b 6.1 Cf. Jer 4.5. c 6.1 Tecoa: población situada a unos 20 km. al sur de Jerusalén, de la que procedía el profeta Amós (Am 1.1). d 6.1 Bet-haquérem: localidad no identificada con seguridad; algunos la sitúan en el lugar que actualmente se llama Ramat Rahel, entre Jerusalén y Belén (cf. Neh 3.14). e 6.1 Desde el norte: Cf. Jer 1.14-15. ...
7 a 7.1-15 Este largo discurso (7.1–8.3) es el primero de una serie de textos redactados en prosa, cuyo contenido y forma literaria se asemeja mucho a los del libro de Deuteronomio (cf. Jer 11.1-17; 13.1-14; 18.1-12). En tales discursos se denuncian principalmente los pecados de idolatría y otros abusos cometidos en el culto del templo de Jerusalén. ...
8 ...
9 a 9.1 Los vs. 9.1-26 corresponden a los vs. 8.23–9.25 del texto hebreo. b 9.1 Lm 3.48-51. ...
10 a 10.1-11 Esta sátira contra la idolatría (vs. 1-11) presupone un ambiente donde el culto a los ídolos era una práctica corriente (cf. Dt 28.64). Desde el punto de vista doctrinal y literario, el texto se asemeja a Sal 115.3-8; 135.15-18; Is 40.19-22; 41.7,29; 44.9-20; 46.5-7. Cf. Sab 13.10–14.21; Bar 6.7-72. ...
11 a 11.1-17 Este es otro de los discursos en prosa donde se percibe la influencia de Deuteronomio (véase Jer 7.1-15 n.). El profeta proclama las exigencias del pacto (v. 3) y advierte sobre los resultados de la desobediencia (v. 11). Pero los habitantes de Judá persisten en su obstinación, lo mismo que sus antepasados (v. 10). ...
12 a 12.1 Estas inquietantes preguntas vuelven a encontrarse en Hab 1.13, en algunos salmos (véase Sal 37 nota a; cf. también Sal 49; 73) y a lo largo de todo el libro de Job (cf. especialmente Job 21). ...
13 a 13.1-11 Los profetas anunciaban su mensaje no solamente de viva voz, sino que a veces reforzaban sus palabras con acciones simbólicas. Estas acciones podían formar parte de la vida misma del profeta, como el matrimonio de Oseas (caps. 1–3), el celibato de Jeremías (16.1-4) o la viudez de Ezequiel (24.15-27), o podían referirse a determinados objetos en circunstancias particulares (cf. por ej., Jer 19). Además, estas acciones simbólicas eran algo más que meras ilustraciones visuales del mensaje anunciado, ya que de alguna manera llevaban a la realidad aquello que anunciaban (cf. Jer 25.15-19; 27.1-3,12; 32.1-15; 43.8-13; 51.59-64). Textos como 1 R 22.11 y Jer 28.10-11 muestran que también los falsos profetas realizaban acciones semejantes. b 13.1 Un cinturón de lino: es decir, confeccionado con tela valiosa. La orden de no sumergirlo en el agua manifiesta la intención de evitarle todo contacto que lo deteriore. ...
14 a 14.1–15.4 Esta sección contiene un extenso diálogo entre el profeta y su Dios. La ocasión de este diálogo es una calamidad nacional provocada especialmente por una prolongada sequía. Después de describir el mal que azota al país (14.1-6), sigue una oración que el profeta pronuncia en nombre del pueblo (14.7-9). El Señor responde negativamente (14.10), y a causa de esto se entabla un diálogo acerca del valor de la intercesión y de la predicación de los otros profetas (14.11-16). Por último, hay una nueva oración pronunciada en nombre de la comunidad (14.19-22), y la respuesta final del Señor (15.1-4). ...
15 a 15.1 En repetidas oportunidades, Moisés se vio obligado a interceder en favor de Israel para obtener del Señor el perdón de los pecados y rebeldías del pueblo (Ex 32.11; 34.9; Nm 11.2; 21.7; Dt 9.20). El papel de intercesor lo desempeñó también Samuel (1 S 7.5-10; 12.19,23 ; Eclo 46.16 ), y al menos en dos ocasiones se le pide a Jeremías que haga valer su intercesión delante de Dios (Jer 37.3; 42.2,20). b 15.1 Siguiendo el ejemplo de Moisés, de Samuel y de otros profetas (cf. Am 7.2,5), Jeremías intercedió delante del Señor en favor de Israel, e incluso de sus propios enemigos (Jer 15.11; 18.20). Pero tres veces recibió del Señor la orden de no orar por el pueblo, porque ya era demasiado tarde para evitar el castigo (véase Jer 7.16 n.; cf. también 11.14; 14.11). ...
16 a 16.1-18 El celibato de Jeremías anticipa simbólicamente la suerte que le está reservada al reino de Judá. Su vida solitaria anuncia la desolación que va a reinar en el país. Como en los casos de Oseas (cf. Os 1–3) y Ezequiel (cf. Ez 24.16-24), el estilo de vida del profeta es parte de su mensaje. Véase Jer 13.1-11 n. ...
17 a 17.1 Estas vigorosas expresiones hacen ver hasta qué punto el pecado había echado raíces en la vida de la nación (véanse Jer 9.3 nota f ; 13.23 nota p). Tu corazón: Véase Sal 12.2 n. b 17.1 En los cuernos de tus altares: Véase Ex 27.2 n. Cuando se ofrecían sacrificios de expiación por el pecado, se rociaban los cuernos del altar con la sangre de la víctima (cf. Lv 4.25). Pero el pecado de Judá se había adherido de tal manera que ya no podía ser purificado co ese rito expiatorio. ...
18 a 18.1-17 Este relato en prosa (vs. 1-12) muestra cómo un espectáculo cotidiano y aparentemente trivial puede convertirse en medio de revelación divina. En el taller del alfarero que hace y rehace sus vasijas, Jeremías descubre la acción de Dios que modela y remodela a su pueblo conforme a sus designios. En los vs. 7-10 se afirma expresamente que esa acción divina no se limita al pueblo de Israel, sino que se extiende a todas las naciones. Véase Jer 1.11-19 n.; cf. también Is 64.8; Eclo 33.13.; Sab 15.7; Ro 9.20-21. ...
19 a 19.1-15 Este relato describe otra acción simbólica de Jeremías: rompe públicamente un cántaro y pronuncia al mismo tiempo un oráculo en el que anuncia el desastre que se avecina sobre Jerusalén y Judá. Luego, proclama un anuncio semejante en el atrio del templo (vs. 14-15). Véase Jer 13.1-11 n. ...
20 a 20.1 Pashur, hijo de Imer: Véase Jer 21.1-2 nota c. Su cargo de inspector hacía de él algo así como un jefe de seguridad del templo. ...
21 a 21.1-10 La siguiente sección (21.1–23.8) incluye textos en prosa y mensajes proféticos relativos a los últimos reyes y a la casa real de Judá. El tono predominante es de juicio y reprobación por los abusos cometidos, pero al final el profeta anuncia la futura restauración de la nación y de la monarquía davídica, y proclama el advenimiento de un descendiente de David que gobernará al pueblo de Dios con sabiduría y justicia (23.5-6). b 21.1-2 En varias oportunidades, Sedequías de Judá acudió a Jeremías para consultarle o pedirle que intercediera ante el Señor. Unas veces, como aquí y en Jer 37.3-10, lo hizo por intermedio de emisarios; otras veces, él mismo se encontró con el profeta en privado (Jer 37.17-21; 38.14-28). c 21.1-2 Pashur, hijo de Malquías: Este oficial del reino no es Pashur, hijo de Imer, era sacerdote e inspector en el templo (Jer 20.1). En Jer 38.1-4 se menciona a este oficial entre los funcionarios que acusaron a Jeremías de traición y pidieron su condena a muerte. d 21.1-2 Sofonías, hijo de Maaseías: Cf. Jer 29.24-32. e 21.1-2 Nabucodonosor, rey de Babilonia, atacó la ciudad de Jerusalén y la destruyó después de un prolongado asedio (586 a.C.). Cf. 2 R 25.1-11; 2 Cr 36.17-21. Véase Jer 1.14-15 n. f 21.1-2 El rey Sedequías parece aludir a la milagrosa liberación de Jerusalén acaecida un siglo antes, cuando la ciudad fue atacada y sitiada por Senaquerib, rey de Asiria (2 R 18.13–19.37). ...
22 a 22.1 Baja: Esta orden hace suponer que el profeta se encontraba en el recinto del templo. Véase Jer 26.10 nota e. ...
23 a 23.1-8 La serie de textos relativos a los reyes se completa con una denuncia de los malos pastores (vs. 1-2) y con varias promesas de salvación: la reunificación del rebaño disperso (vs. 3-4), la restauración del reino davídico (vs. 5-6) y el retorno de los exiliados (vs. 7-8). b 23.1-4 Ez 34.1-10; Jn 10.1-21. ...
24 a 24.1-10 Este cap. describe una visión simbólica y da su interpretación. Después de la primera deportación a Babilonia, en el año 597 a.C., los habitantes de Judá que no habían ido al exilio podían considerarse más afortunados o mejores que los exiliados. Pero el profeta entiende que no es así. Los higos muy buenos son los deportados, que se convertirán al Señor de corazón, volverán a su tierra y serán el pueblo de Dios. b 24.1 Cf. 2 R 24.12-16; 2 Cr 36.10. ...
25 a 25.1-14 Con esta sección concluye la primera parte del libro de Jeremías. En ella se resumen los principales temas expuestos en los caps. anteriores, y se añade un elemento nuevo: al cabo de setenta años, Babilonia dejará de ejercer la dominación sobre los pueblos que había sometido y recibirá el justo castigo de sus pecados (vs. 11-14). b 25.1 2 R 24.1; 2 Cr 36.5-7; Dn 1.1-2. c 25.1 Nabucodonosor ocupó el trono de Babilonia en el año 604 a.C., después de la victoria que obtuvo en Carquemis (véanse Jer 46.2 nota d e Índice de mapas). En esta batalla intervino como príncipe heredero, al frente de las tropas de su padre Nabopolasar. ...
26 a 26.1-24 Este cap. forma parte de una serie de relatos que muestran a Jeremías en abierto conflicto con las autoridades políticas y religiosas de Judá, especialmente con los falsos profetas (cf., por ej., Jer 27–28). En él se indican las circunstancias en que pronunció el discurso del templo (Jer 7.1–8.3) y se describe la violenta reacción que provocó el anuncio de la destrucción del santuario (cf. vs. 8-9). b 26.1 Joaquim, hijo de Josías, sustituyó a su hermano Joacaz cuando este fue destituido por el faraón Necao (cf. 2 R 23.34; 2 Cr 36.4). El comienzo de su reinado corresponde a los años 609-608 a.C. ...
27 a 27.1-22 Una vez más, el profeta anuncia su mensaje valiéndose de una acción simbólica (véase Jer 13.1-11 n.). Dios, que es el Señor de la historia, ha concedido por un tiempo la soberanía a Nabucodonosor, rey de Babilonia (cf. v. 6), y las naciones que no se sometan a él tendrán que atenerse a las consecuencias (cf. v. 8). Cf. Jer 21.3-10. b 27.1 El año cuarto: texto probable (cf. Jer 28.1). Heb. al comienzo. c 27.1 Sedequías: según algunas versiones y mss. antiguos (cf. v. 3). Heb. Joaquim. Sedequías reinó entre los años 598 y 587 a.C., de manera que el año cuarto corresponde al 594 a.C. Cf. 2 R 24.18-20; 2 Cr 36.11-13. ...
28 a 28.1-17 La mención del yugo del rey de Babilonia (v. 2) relaciona este relato con el del cap. anterior, si bien aquí la narración está en tercera y no en primera persona. El relato presenta a dos profetas, Hananías y Jeremías, como representantes de dos puntos de vista antagónicos. Hananías representa a los profetas que anuncian paz y prosperidad; Jeremías declara que ese anuncio engendra una falsa esperanza. De este encuentro resulta quién es el falso profeta y cuál es el criterio para identificarlo. Cf. Jer 23.9-32. b 28.1 El quinto mes, llamado en hebreo Ab, corresponde a julio-agosto en nuestro calendario. c 28.1 Año cuarto: según la versión griega (LXX). Heb. añade al comienzo de su reinado. Véase Jer 27.1 nota b. d 28.1 Sedequías: Véase Jer 27.1 nota c. e 28.1 El relato de este incidente es la única información disponible acerca del profeta Hananías. La versión griega (LXX) lo califica de falso profeta ( pseudoprofetas). f 28.1 Gabaón: Véase Jos 9.3 n. ...
29 a 29.1-23 Algunos profetas habían despertado falsas expectativas entre los deportados a Babilonia en el año 597 a.C. (véase Jer 24.1-10 n.). Para contrarrestar esta esperanza engañosa (cf. vs. 8-9,15), Jeremías les envía una carta en la que les anuncia que el exilio va a ser bastante largo. Por eso los exhorta a adaptarse a las nuevas condiciones de vida y les dice que, si procuran el bienestar de la ciudad donde viven, saldrán beneficiados ellos mismos (v. 7). Uno de los temas subyacentes en la carta es el conflicto con los falsos profetas, y esto podría explicar la inserción de este texto junto a los caps. 27–28. b 29.1-2 Criados del palacio: lit. eunucos. En un principio se designaba con este nombre a los siervos que habían sido castrados para que atendieran y custodiaran el harén. Pero los eunucos llegaron a tener tanta importancia en las cortes de los reyes, que el término dejó de usarse exclusivamente en su sentido literal y pasó a designar también a los funcionarios de toda confianza del rey. En Gn 39.1 se llama así a Potifar, que era casado. c 29.1-2 2 R 24.12-16; 2 Cr 36.10. ...
30 a 30.1-9 La misión profética de Jeremías no consistió únicamente en arrancar y destruir, sino también en edificar y plantar (véase Jer 1.10 n.). En los caps. anteriores ya había algunos breves anuncios de salvación (Jer 3.14-17; 23.3-4), y la carta a los exiliados en Babilonia anunciaba el fin del cautiverio y el retorno de los deportados al cabo de setenta años (Jer 29.10). Pero ahora estas promesas de salvación y de futura restauración se amplían hasta formar el llamado “Libro de la consolación” (Jer 30–33). En esta sección se combinan los oráculos poéticos, los relatos en prosa y las acciones simbólicas (véase Jer 13.1-11 n.) para transmitir al pueblo de Dios un mensaje de esperanza. ...
31 a 31.1 Yo seré el Dios... mi pueblo: Véanse las referencias en Jer 7.23 n. ...
32 a 32.1-15 Una vez más, Jeremías recibe del Señor la orden de realizar una acción de hondo contenido simbólico. La compra de un campo en Anatot, llevada a cabo cuando todo parecía perdido (cf. v. 2), se convierte en un signo de esperanza para el futuro. Sobre las acciones simbólicas, véase Jer 13.1-11 n. ...
33 a 33.1-26 El siguiente cap. continúa el tema de la consolación iniciado en Jer 30–32: Israel y Judá serán restaurados (vs. 4-13), y tanto el linaje de David como el sacerdocio levítico continuarán para siempre (vs. 14-26). b 33.1 Cf. Jer 32.2; 38.28. ...
34 a 34.1-22 Este cap. consta de dos partes. En la primera (vs. 1-8), Jeremías anuncia la caída de Jerusalén, pero le promete al rey Sedequías que morirá en paz después de haber visto cara a cara al rey de Babilonia; la segunda (vs. 9-22) contiene un oráculo profético contra el rey y los habitantes de Jerusalén, que en el momento del peligro dejaron en libertad a sus esclavos y luego, cuando la crisis parecía superada, los sometieron nuevamente a esclavitud. b 34.1 2 R 25.1-11; 2 Cr 36.17-21; Jer 39.1-10. ...
35 a 35.1-19 El siguiente relato contrasta la lealtad y obediencia de los recabitas a las órdenes recibidas de su antepasado, con la infidelidad de Israel a la ley del Señor. El texto está redactado en estilo deuteroómico (véase Jer 7.1-15 n.). b 35.1 Esta indicación se refiere de modo general al reinado de Joaquim, sin añadir ninguna precisión. Sin embargo, el v. 11 aclara que el episodio relatado tuvo lugar cuando tropas caldeas y sirias o arameas invadieron Judá, hecho al que se hace referencia en 2 R 24.1-2. ...
36 a 36.1-26 En el siguiente relato, el profeta Jeremías desaparece de escena (cf. v. 5) para dejar lugar a la palabra de Dios, que debe ser anunciada públicamente a todos los estratos de la sociedad: el pueblo (v. 10), los funcionarios del reino (v. 15), el rey y los más altos funcionarios (v. 21). El profeta no es más que el portavoz de esa palabra (cf. 1.10). b 36.1 La fecha corresponde a los años 605-604 a.C. Cf. 2 R 24.1; 2 Cr 36.5-7; Dn 1.1-2. ...
37 a 37.1–45.5 Los caps 37–45 se refieren a los últimos años del reino de Judá, desde el reinado de Sedequías hasta la huida a Egipto del “resto” que sobrevivió a la catástrofe del año 586 a.C. Los episodios aquí relatados completan la información proporcionada por 2 R 24.18–25.26. b 37.1 Cf. 2 R 24.17; 2 Cr 36.10. ...
38 a 38.1-28 Este cap. contiene un segundo relato del encarcelamiento de Jeremías (vs. 1-13) y de la entrevista que el profeta mantuvo con el rey Sedequías (vs. 14-26). En su respuesta a la pregunta del rey, Jeremías reafirma una vez más su posición: para salvar del desastre a la nación es necesario deponer las armas ante el ejército de Babilonia (cf. vs. 17-18). b 38.1 Jucal, hijo de Selemías: Cf. Jer 37.3. c 38.1 Pashur, hijo de Malquías: Véase Jer 21.1-2 nota c. ...
39 a 39.1-10 Este relato de la caída de Jerusalén coincide casi literalmente con 2 R 25.1-12; Jer 52.4-16. Sin embargo, su posición en este lugar es particularmente apropiada, ya que reivindica a Jeremías como verdadero profeta. El pueblo que no quiso escuchar la palabra de Dios (caps. 26–36) y que trató de eliminar al profeta que la anunciaba (caps. 37–38) ha caído ahora bajo el juicio de Dios, experimentando así el cumplimiento de esa palabra. b 39.1 Mes décimo del año noveno: diciembre, 589 a.C. ...
40 a 40.1–44.30 Los caps. 40–44 proporcionan alguna información sobre los acontecimientos posteriores a la destrucción de Jerusalén. Los principales episodios relatados son la designación de Guedalías como gobernador de Judá, su posterior asesinato, la huida de los judíos a Egipto y la actividad de Jeremías entre los refugiados en Egipto. b 40.1 Ramá: Véase Jer 31.15 nota m. Posiblemente allí eran sometidos a examen los que iban a ser deportados a Babilonia. ...
41 a 41.1 Séptimo mes: heb. Tishri, correspondiente a septiembre-octubre. b 41.1 Miembro de la familia real: según la versión griega (LXX). El texto hebreo añade y los principales funcionarios del rey. ...
42 a 42.1-6 Jeremías, a quien no se había mencionado en los relatos de los caps. 40.7–41.18, aparece de nuevo en escena y es consultado por los jefes de la comunidad. Esta consulta marca el comienzo de la sección relativa a la última fase de su actividad profética. b 42.1 Azarías: según la versión griega (LXX). Cf. Jer 43.2. Heb. Jezanías. ...
43 ...
44 a 44.1-30 El relato de la actividad profética de Jeremías culmina con este largo discurso. A pesar de la catástrofe que se había desatado sobre Judá y Jerusalén, la propensión a la idolatría aún se mantiene viva entre los judíos refugiados en Egipto. A causa de esto, el profeta pronuncia un oráculo extremadamente serio (cf. vs. 11-14,27). b 44.1 Migdol: Este nombre significa torre, y aparece varias veces en el AT. En Ex 14.2; Nm 33.7, es una de las etapas en la ruta del éxodo de Egipto; según Ez 29.10; 30.6, se encontraba al norte de Egipto. Sin embargo, es probable que haya habido varios lugares con ese nombre. c 44.1 Tafnes y Menfis: Véase Jer 2.16 nota q. ...
45 a 45.1-5 Baruc, lo mismo que su maestro Jeremías, debió desempeñar su misión en circunstancias particularmente difíciles, que fueron para él causa de desaliento; pero el Señor lo reconfortó con una promesa especial. b 45.1 El año cuarto... Joaquim: Véase Jer 36.1 n. c 45.1 Acerca de Baruc, hijo de Nerías, el discípulo, secretario y estrecho colaborador de Jeremías, véase Jer 32.12 n. d 45.1 Lo que el profeta Jeremías le dictaba: Cf. Jer 36.4,27-28,32. ...
46 a 46.1–51.64 En la última parte de Jeremías (caps 46–51) hay una serie de oráculos proféticos (véase Jer 1.8 nota p) contra las naciones vecinas de Judá. En medio de estos oráculos se intercalan algunas palabras de esperanza para el pueblo de Dios (46.27-28; 50.4-10,17-20; 51.36-40,50-53) y un himno de alabanza al Señor (51.15-19). Véase también 25.15-38. ...
47 a 47.1-7 Otros oráculos proféticos contra los filisteos se encuentran en Is 14.28-32; Ez 25.15-17; Jl 3.4-8; Am 1.6-8; Sof 2.4-7; Zac 9.5-7. b 47.1 Los filisteos: Véase Jos 13.3 nota e. c 47.1 Gaza era una de las cinco ciudades que formaban la llamada “Pentápolis filistea”. Véase Jos 11.22 nota n. ...
48 a 48.1-47 Cf. Is 25.10-12; Ez 25.8-11; Am 2.1-3; Sof 2.8-11. Este largo oráculo contra Moab tiene muchos elementos comunes con Is 15–16. En él se mencionan varios sitios que aún no han podido identificarse con precisión. b 48.1 El antiguo reino de Moab ocupaba el territorio situado al este del Mar Muerto (véase Índice de mapas). El río Arnón marcaba su límite norte, pero en algunos periodos de su historia los moabitas fueron más allá de esta frontera. Cf. Nm 35.1, y véanse Dt 2.9 notas h e i; 2.24 n.; Jer 9.25-26 nota ñ. c 48.1 Nebo: Cf. Nm 32.3,38. d 48.1 Quiriataim: Cf. Jos 13.19. ...
49 a 49.1 El reino de Amón ocupaba los bordes del desierto de Siria en la parte central de la Transjordania. Véase Dt 2.9 nota h. Véase Índice de mapas. b 49.1 Milcom: según varias versiones antiguas. Heb. su rey. Milcom era el dios nacional de los amonitas. Cf. 1 R 11.5. c 49.1 El territorio de la tribu de Gad se encontraba al este del río Jordán y al nordeste del Mar Muerto (cf. Jos 13.8,24-29; véase Índice de mapas). En el año 734 a.C., Tiglat-piléser III, rey de Asiria, invadió ese territorio y deportó a sus habitantes. Entonces los amonitas aprovecharon esa circunstancia e invadieron la región. ...
50 a 50.1–51.64 El profeta Jeremías había recomendado insistentemente la sumisión a Babilonia (véase Jer 21.8-10 n.), pero también había anunciado que esa orgullosa nación al final recibiría su castigo (véanse Jer 25.1-14 n.; 25.11 n.; 25.12 n.). Este último tema será ampliamente desarrollado en estos caps., que sirven de conclusión a la serie de oráculos contra las naciones. Cf. Is 13.1–14.23; 47. b 50.1 País de los caldeos: Véase Gn 11.28 n. ...
51 a 51.1 Los caldeos: Así traduce la versión griega (LXX) el texto hebreo que dice lit. el corazón de los que se levantan contra mí. Probablemente esta expresión era una fórmula en clave para designar a los caldeos. ...
52 a 52.1-34 Este cap. reproduce casi literalmente el relato de 2 R 25.1-21,27-30. Tal vez ha sido incluido en el libro de Jeremías para atestiguar que los anuncios del profeta se cumplieron realmente. ...
Primer versículo de los capítulos:
1 a 1.1-3 Acerca de estos primeros v., que sirven de encabezamiento a todo el libro, véase Is 1.1 nota b. b 1.1 Las palabras: Esta expresión traduce un vocablo hebreo que en determinados contextos se refiere a sucesos o acontecimientos. El libro de Jeremías no contiene solamente palabras o dichos del profeta, sino también numerosos relatos de carácter biográfico. c 1.1 Hilcías, el padre de Jeremías, no es el sacerdote del mismo nombre que encontró el libro de la Ley en el templo de Jerusalén, en el año 622 a.C. (2 R 22.8). d 1.1 Anatot era una población situada a unos 5 km. al nordeste de Jerusalén y se menciona en la lista de las ciudades levíticas (Jos 21.13-18). Los sacerdotes de Anatot estaban sin duda emparentados con Abiatar, uno de los sacerdotes de David (cf. 1 S 22.20-23), que fue expulsado de Jerusalén por el rey Salomón (cf. 1 R 2.26-27). Además, los miembros de esta familia sacerdotal eran probablemente descendientes de Elí, el sacerdote del antiguo santuario de Silo. Véanse 1 S 2.33 n. e Índice de mapas. e 1.1 En tierra de Benjamín: Véase Jos 18.11 n. ...
2 a 2.1-8 Aquí comienza una sección (caps. 2--6) en la que aparecen los temas más característicos de la predicación de Jeremías en la primera etapa de su actividad profética: el pueblo ha abandonado a su Dios, única fuente de vida (2.13), atrayendo sobre sí la muerte y la destrucción. El desastre ya está en camino, pero no ha llegado todavía (4.7). Por tanto, es posible evitarlo mediante el arrepentimiento y la conversión al Señor (4.1-2). ...
3 a 3.1 En Dt 24.1-4 se establece que la mujer divorciada y casada otra vez no puede regresar a su primer esposo, aun cuando el segundo haya muerto. b 3.1 Jeremías emplea con frecuencia el verbo volver con referencia al arrepentimiento y la conversión (cf. Jer 3.12,14,22; 4.1). Para reconciliarse con su Dios, Israel tiene que convertirse (Jer 5.3), y este retorno presupone, como condición indispensable, el reconocimiento y el abandono del pecado. Véase Volverse a Dios en la Concordancia temática. ...
4 a 4.1 Sobre el uso del verbo volver, véase Jer 3.1 nota b. b 4.1 Cf. Jer 7.30; 16.18; 32.34. ...
5 a 5.1 Cf. Sal 12.1. b 5.1 Gn 18.23-33. ...
6 a 6.1 Benjamín: Véase Jos 18.11 n. b 6.1 Cf. Jer 4.5. c 6.1 Tecoa: población situada a unos 20 km. al sur de Jerusalén, de la que procedía el profeta Amós (Am 1.1). d 6.1 Bet-haquerem: localidad no identificada con seguridad; algunos la sitúan en el lugar que actualmente se llama Ramat Rahel, entre Jerusalén y Belén (cf. Neh 3.14). e 6.1 Del norte: Cf. Jer 1.14-15. ...
7 a 7.1-15 Este largo discurso (7.1--8.3) es el primero de una serie de textos redactados en prosa, cuyo contenido y forma literaria se asemeja mucho a los del libro de Deuteronomio (cf. Jer 11.1-17; 13.1-14; 18.1-12). En tales discursos se denuncian principalmente los pecados de idolatría y otros abusos cometidos en el culto del templo de Jerusalén. ...
8 ...
9 a 9.1 Lm 3.48-51. ...
10 a 10.1-11 Esta sátira contra la idolatría (v. 1-11) presupone un ambiente donde el culto de los ídolos era una práctica corriente (cf. Dt 28.64). Desde el punto de vista doctrinal y literario, el texto se asemeja a Sal 115.3-8; 135.15-18; Is 40.19-22; 41.7,29; 44.9-20; 46.5-7. ...
11 a 11.1-17 Este es otro de los discursos en prosa donde se percibe la influencia de Deuteronomio (véase Jer 7.1-15 n.). El profeta proclama las exigencias del pacto (v. 3) y advierte sobre los resultados de la desobediencia (v. 11). Pero los habitantes de Judá persisten en su obstinación, lo mismo que sus antepasados (v. 10). ...
12 a 12.1 Estas inquietantes preguntas vuelven a encontrarse en Hab 1.13, en algunos salmos (véase Sal 37 nota a ; cf. también Sal 49; 73) y atraviesan todo el libro de Job (cf. especialmente Job 21). ...
13 a 13.1-11 Los profetas anunciaban su mensaje no solamente de viva voz, sino que a veces reforzaban sus palabras con acciones simbólicas. Estas acciones podían formar parte de la vida misma del profeta, como el matrimonio de Oseas (caps. 1--3), el celibato de Jeremías (16.1-4) o la viudez de Ezequiel (24.15-27), o podían referirse a determinados objetos en circunstancias particulares (cf. p.e., Jer 19). Además, estas acciones simbólicas eran algo más que meras ilustraciones visuales del mensaje anunciado, ya que de alguna manera llevaban a la realidad aquello que anunciaban (cf. Jer 25.15-19; 27.1-3,12; 32.1-15; 43.8-13; 51.59-64). Textos como 1 R 22.11 y Jer 28.10-11 muestran que también los falsos profetas realizaban acciones semejantes. b 13.1 Un cinto de lino: es decir, confeccionado con tela valiosa. La orden de no sumergirlo en el agua manifiesta la intención de evitarle todo contacto que lo deteriore. ...
14 a 14.1--15.4 Esta sección presenta un extenso diálogo entre el profeta y su Dios. La ocasión de este diálogo es una calamidad nacional provocada especialmente por una prolongada sequía. Después de describir el mal que azota al país (14.1-6), sigue una oración que el profeta pronuncia en nombre del pueblo (14.7-9). El Señor responde negativamente (14.10), y a causa de esto se entabla un diálogo acerca del valor de la intercesión y de la predicación de los otros profetas (14.11-16). Por último, hay una nueva oración pronunciada en nombre de la comunidad (14.19-22) y la respuesta final del Señor (15.1-4). ...
15 a 15.1 En repetidas oportunidades Moisés se vio obligado a interceder en favor de Israel para obtener del Señor el perdón de los pecados y rebeldías del pueblo (Ex 32.11; 34.9; Nm 11.2; 21.7; Dt 9.20). El papel de intercesor lo desempeñó también Samuel (1 S 7.5-10; 12.19,23), y al menos en dos ocasiones se le pide a Jeremías que haga valer su intercesión delante de Dios (Jer 37.3; 42.2,20). b 15.1 Siguiendo el ejemplo de Moisés, de Samuel y de otros profetas (cf. Am 7.2,5), Jeremías intercedió delante del Señor en favor de Israel, e incluso de sus propios enemigos (Jer 15.11; 18.20). Pero tres veces recibió del Señor la orden de no orar por el pueblo, porque ya era demasiado tarde para evitar el castigo (véase Jer 7.16 n.; cf. también 11.14; 14.11). ...
16 a 16.1-18 El celibato de Jeremías anticipa simbólicamente la suerte que le está reservada al reino de Judá. Su vida solitaria anuncia la desolación que va a reinar en el país. Como en los casos de Oseas (cf. Os 1--3) y Ezequiel (cf. Ez 24.16-24), el estilo de vida del profeta es parte de su mensaje. Véase Jer 13.1-11 n. ...
17 a 17.1 Estas vigorosas expresiones hacen ver hasta qué punto el pecado había echado raíces en la vida de la nación (véanse Jer 9.3 nota e ; 13.23 nota p ). Su corazón: Véase Sal 12.2 n. b 17.1 En los cuernos de sus altares: Véase Ex 27.2 n. Cuando se ofrecían sacrificios de expiación por el pecado, se rociaban los cuernos del altar con la sangre de la víctima (cf. Lv 4.25). Pero el pecado de Judá se había adherido de tal manera que ya no podía ser purificado con ese rito expiatorio. ...
18 a 18.1-17 Este relato en prosa (v. 1-12) muestra cómo un espectáculo cotidiano y aparentemente trivial puede convertirse en medio de revelación divina. En el taller del alfarero que hace y rehace sus vasijas, Jeremías descubre la acción de Dios que modela y remodela a su pueblo conforme a sus designios. En los v. 7-10 se afirma expresamente que esa acción divina no se limita al pueblo de Israel sino que se extiende a todas las naciones. Véase Jer 1.11-19 n.; cf. también Is 64.8; Ro 9.20-21. ...
19 a 19.1-15 Este relato describe otra acción simbólica de Jeremías: rompe públicamente un cántaro y pronuncia al mismo tiempo un oráculo en el que anuncia el desastre que se avecina sobre Jerusalén y Judá. Luego, proclama un anuncio semejante en el atrio del templo (v. 14-15). Véase Jer 13.1-11 n. ...
20 a 20.1 Pasur hijo de Imer: Véase Jer 21.1-2 nota c. Su cargo hacía de él algo así como un jefe de seguridad del templo. ...
21 a 21.1-10 La siguiente sección (21.1--23.8) incluye textos en prosa y mensajes proféticos relativos a los últimos reyes y a la casa real de Judá. El tono predominante es de juicio y reprobación por los abusos cometidos, pero al final el profeta anuncia la futura restauración de la nación y de la monarquía davídica, y proclama el advenimiento de un descendiente de David que gobernará al pueblo de Dios con sabiduría y justicia (23.5-6). b 21.1-2 En varias oportunidades Sedequías , de Judá, acudió a Jeremías para consultarlo o pedirle que intercediera ante el Señor. Unas veces, como aquí y en Jer 37.3-10, lo hizo por intermedio de emisarios; otras veces él mismo se encontró con el profeta en privado (Jer 37.17-21; 38.14-28). c 21.1-2 Pasur hijo de Malquías: Este oficial del reino no es Pasur hijo de Imer, quien era sacerdote y jefe de seguridad en el Templo (Jer 20.1). En Jer 38.1-4 se menciona a este oficial entre los funcionarios que acusaron a Jeremías de traición y pidieron su condena a muerte. d 21.1-2 Sofonías hijo de Maasías: Cf. Jer 29.24-32. ...
22 a 22.1 Desciende: Esta orden hace suponer que el profeta se encontraba en el recinto del Templo. Véase Jer 26.10 nota e. ...
23 a 23.1-8 La serie de textos relativos a los reyes se completa con una denuncia de los malos pastores (v. 1-2) y con varias promesas de salvación: la reunificación del rebaño disperso (v. 3-4), la restauración del reino davídico (v. 5-6) y el retorno de los exiliados (v. 7-8). b 23.1-4 Ez 34.1-10; Jn 10.1-21. ...
24 a 24.1-10 Este cap. describe una visión simbólica y da su interpretación. Después de la primera deportación a Babilonia, en el año 597 a.C., los habitantes de Judá que no habían ido al exilio podían considerarse más afortunados o mejores que los exiliados. Pero el profeta considera que no es así. Los higos muy buenos son los deportados, que se convertirán al Señor de corazón, volverán a su tierra y serán el pueblo de Dios. b 24.1 Cf. 2 R 24.12-16; 2 Cr 36.10. ...
25 a 25.1-14 Con esta sección concluye la primera parte del libro de Jeremías. En ella se resumen los principales temas expuestos en los caps. anteriores y se añade un elemento nuevo: al cabo de setenta años Babilonia dejará de ejercer la dominación sobre los pueblos que había sometido y recibirá el justo castigo por sus pecados (v. 11-14). b 25.1 2 R 24.1; 2 Cr 36.5-7; Dn 1.1-2. c 25.1 Nabucodonosor ocupó el trono de Babilonia en el año 604 a.C., después de la victoria que obtuvo en Carquemis (véanse Jer 46.2 nota d e Índice de mapas ). En esta batalla intervino como príncipe heredero, al frente de las tropas de su padre Nabopolasar. ...
26 a 26.1-24 Este cap. forma parte de una serie de relatos que muestran a Jeremías en abierto conflicto con las autoridades políticas y religiosas de Judá, especialmente con los falsos profetas (cf., p.e., Jer 27--28). En él se indican las circunstancias en que pronunció el discurso del Templo (Jer 7.1--8.3) y se describe la violenta reacción que provocó el anuncio de la destrucción del santuario (cf. v. 8-9). b 26.1 Joacim hijo de Josías, sustituyó a su hermano Joacaz cuando este fue destituido por el faraón Necao (cf. 2 R 23.34; 2 Cr 36.4). El principio de su reinado corresponde a los años 609-608 a.C. ...
27 a 27.1-22 Una vez más, el profeta anuncia su mensaje valiéndose de una acción simbólica (véase Jer 13.1-11 n.). Dios, que es el Señor de la historia, ha concedido por un tiempo la soberanía a Nabucodonosor, rey de Babilonia (cf. v. 6), y las naciones que no se sometan a él tendrán que atenerse a las consecuencias (cf. v. 8). Cf. Jer 21.3-10. b 27.1 Al comienzo: otra posibilidad: El año cuarto. Cf. Jer 28.1. c 27.1 Joacim: Según algunas versiones y ms. antiguos (cf. v. 3) es Sedequías, quien reinó entre los años 598 y 587 a.C., de manera que el año cuarto corresponde al año 594 a.C. Cf. 2 R 24.18-20; 2 Cr 36.11-13. ...
28 a 28.1-17 La mención del yugo del rey de Babilonia (v. 2) relaciona este relato con el del cap. anterior, si bien aquí la narración está en tercera y no en primera persona. El relato presenta a dos profetas, Hananías y Jeremías, como representantes de dos puntos de vista antagónicos. Hananías representa a los profetas que anuncian paz y prosperidad; Jeremías declara que ese anuncio engendra una falsa esperanza. De este encuentro resulta quién es el falso profeta y cuál es el criterio para identificarlo. Cf. Jer 23.9-32. b 28.1 Al comienzo del reinado: La versión griega (LXX) omite estas palabras. Véase Jer 27.1 nota b . c 28.1 Sedequías: Véase Jer 27.1 nota c. d 28.1 El quinto mes, llamado en hebreo Ab, corresponde a julio-agosto en nuestro calendario. e 28.1 El relato de este incidente es la única información disponible acerca del profeta Hananías. La versión griega (LXX) lo califica de falso profeta ( pseudoprofetes ). f 28.1 Gabaón: Véase Jos 9.3 n. ...
29 a 29.1-23 Algunos profetas habían despertado falsas expectativas entre los deportados a Babilonia en el año 597 a.C. (véase Jer 24.1-10 n.). Para contrarrestar esta esperanza engañosa (cf. v. 8-9,15), Jeremías les envía una carta en la que les anuncia que el exilio va a ser bastante largo. Por eso los exhorta a adaptarse a las nuevas condiciones de vida y les dice que si procuran el bienestar de la ciudad donde viven saldrán beneficiados ellos mismos (v. 7). Uno de los temas subyacentes en la carta es el conflicto con los falsos profetas, y esto podría explicar la inserción de este texto junto con los caps. 27--28. ...
30 a 30.1-9 La misión profética de Jeremías no consistió únicamente en arrancar y destruir, sino también en edificar y plantar (véase Jer 1.10 n.). En los caps. anteriores ya había algunos breves anuncios de salvación (Jer 3.14-17; 23.3-4), y la carta a los exiliados en Babilonia anunciaba el fin del cautiverio y el retorno de los deportados al cabo de setenta años (Jer 29.10). Pero ahora estas promesas de salvación y de futura restauración se amplían hasta formar el llamado «Libro de consolación» (Jer 30--33). En esta sección se combinan los oráculos poéticos, los relatos en prosa y las acciones simbólicas (véase Jer 13.1-11 n.) para transmitir al pueblo de Dios un mensaje de esperanza. ...
31 a 31.1 Yo seré el Dios... mi pueblo: Véanse las referencias en Jer 7.23 n. ...
32 a 32.1-15 Una vez más, Jeremías recibe del Señor la orden de realizar una acción de hondo contenido simbólico. La compra de un campo en Anatot, llevada a cabo cuando todo parecía perdido (cf. v. 2), se convierte en un signo de esperanza para el futuro. Sobre las acciones simbólicas, véase Jer 13.1-11 n. ...
33 a 33.1-26 El siguiente cap. continúa el tema de la consolación iniciado en Jer 30--32: Israel y Judá serán restaurados (v. 4-13), y tanto el linaje de David como el sacerdocio levítico continuarán para siempre (v. 14-26). b 33.1 Cf. Jer 32.2; 38.28. ...
34 a 34.1-22 Este cap. consta de dos partes. En la primera (v. 1-8), Jeremías anuncia la caída de Jerusalén, pero le promete al rey Sedequías que va a morir en paz después de haber visto cara a cara al rey de Babilonia; la segunda (v. 9-22) contiene un oráculo profético contra el rey y los habitantes de Jerusalén, que en el momento del peligro dejaron en libertad a sus esclavos y luego, cuando la crisis parecía superada, los sometieron nuevamente a esclavitud. b 34.1 2 R 25.1-11; 2 Cr 36.17-21; Jer 39.1-10. ...
35 a 35.1-19 El siguiente relato contrasta la lealtad y obediencia de los recabitas a las órdenes recibidas de su antepasado con la infidelidad de Israel a la ley de Jehová. El texto está redactado en estilo deuteronómico (véase Jer 7.1-15 n.). b 35.1 Esta indicación se refiere de modo general al reinado de Joacim, sin añadir ninguna precisión. Sin embargo, el v. 11 aclara que el episodio relatado tuvo lugar cuando tropas caldeas y sirias o arameas invadieron Judá, hecho al que se hace referencia en 2 R 24.1-2. ...
36 a 36.1-26 En el siguiente relato, el profeta Jeremías desaparece de escena (cf. v. 5) para dejar lugar a la palabra de Dios, que debe ser anunciada públicamente a todos los estratos de la sociedad: el pueblo (v. 10), los funcionarios del reino (v. 15), el rey y los más altos funcionarios (v. 21). El profeta no es más que el portavoz de esa palabra (cf. 1.10). b 36.1 La fecha corresponde a los años 605-604 a.C. Cf. 2 R 24.1; 2 Cr 36.5-7; Dn 1.1-2. ...
37 a 37.1--45.5 Los caps 37--45 se refieren a los últimos años del reino de Judá, desde el reinado de Sedequías hasta la huida a Egipto del «resto» que sobrevivió a la catástrofe del año 586 a.C. Los episodios aquí relatados completan la información proporcionada por 2 R 24.18--25.26. b 37.1 Cf. 2 R 24.17; 2 Cr 36.10. ...
38 a 38.1-28 Este cap. contiene un segundo relato del encarcelamiento de Jeremías (v. 1-13) y de la entrevista que el profeta mantuvo con el rey Sedequías (v. 14-26). En su respuesta a la pregunta del rey, Jeremías reafirma una vez más su posición: para salvar a la nación del desastre es necesario deponer las armas ante el ejército de Babilonia (cf. v. 17-18). b 38.1 Jucal hijo de Selemías: Cf. Jer 37.3. c 38.1 Pasur hijo de Malquías: Véase Jer 21.1-2 nota c. ...
39 a 39.1-10 Este relato de la caída de Jerusalén coincide casi literalmente con 2 R 25.1-12; Jer 52.4-16. Sin embargo, su posición en este lugar es particularmente apropiada, ya que reivindica a Jeremías como verdadero profeta. El pueblo que no quiso escuchar la palabra de Dios (caps. 26--36) y que trató de eliminar al profeta que la anunciaba (caps. 37--38) ha caído ahora bajo el juicio de Dios, experimentando así el cumplimiento de esa palabra. b 39.1 El noveno año... el mes décimo: diciembre, 589 a.C. ...
40 a 40.1--44.30 Los caps. 40--44 proporcionan alguna información sobre los acontecimientos posteriores a la destrucción de Jerusalén. Los principales episodios relatados son la designación de Gedalías como gobernador de Judá, su posterior asesinato, la huida de los judíos a Egipto y la actividad de Jeremías entre los refugiados en Egipto. b 40.1 Ramá: Véase Jer 31.15 nota m. Posiblemente allí eran sometidos a examen los que iban a ser deportados a Babilonia. ...
41 a 41.1 Mes séptimo: heb. Tishri, correspondiente a septiembre-octubre. b 41.1 Junto con algunos oficiales del rey: La versión griega (LXX) omite esta frase. ...
42 a 42.1-6 Jeremías, a quien no se había mencionado en los relatos de los caps. 40.7--41.18, aparece de nuevo en escena y es consultado por los jefes de la comunidad. Esta consulta marca el comienzo de la sección relativa a la última fase de su actividad profética. b 42.1 Jezanías: según la versión griega (LXX): Azarías. Cf. Jer 43.2. ...
43 ...
44 a 44.1-30 El relato de la actividad profética de Jeremías culmina con este largo discurso. A pesar de la catástrofe que se había desatado sobre Judá y Jerusalén, la propensión a la idolatría aún se mantiene viva entre los judíos refugiados en Egipto. A causa de esto, el profeta pronuncia un oráculo extremadamente serio (cf. v. 11-14,27). b 44.1 Migdol: Este nombre significa torre, y aparece varias veces en el AT. En Ex 14.2; Nm 33.7, es una de las etapas en la ruta del éxodo de Egipto; según Ez 29.10; 30.6, se encontraba al norte de Egipto. Sin embargo, es probable que haya habido varios lugares con ese nombre. c 44.1 Tafnes... Menfis: Véase Jer 2.16 nota q. ...
45 a 45.1-5 Baruc, lo mismo que su maestro Jeremías, debió desempeñar su misión en circunstancias particularmente difíciles, que fueron para él causa de desaliento; pero el Señor lo reconfortó con una promesa especial. b 45.1 Acerca de Baruc hijo de Nerías, el discípulo, secretario y estrecho colaborador de Jeremías, véase Jer 32.12 n. c 45.1 Estas palabras dictadas por Jeremías: Cf. Jer 36.4,27-28,32. d 45.1 El año cuarto de Joacim: Véase Jer 36.1 n. ...
46 a 46.1--51.64 En la última parte de Jeremías (caps. 46--51) hay una serie de oráculos proféticos (véase Jer 1.8 nota p ) contra las naciones vecinas de Judá. En medio de estos oráculos se intercalan algunas palabras de esperanza para el pueblo de Dios (46.27-28; 50.4-10,17-20; 51.36-40,50-53) y un himno de alabanza al Señor (51.15-19). ...
47 a 47.1-7 Otros oráculos proféticos contra los filisteos se encuentran en Is 14.28-32; Ez 25.15-17; Jl 3.4-8; Am 1.6-8; Sof 2.4-7; Zac 9.5-7. b 47.1 Los filisteos: Véase Jos 13.3 nota c. c 47.1 Gaza era una de las cinco ciudades que formaban la llamada «Pentápolis filistea». Véase Jos 11.22 nota n. ...
48 a 48.1-47 Cf. Is 25.10-12; Ez 25.8-11; Am 2.1-3; Sof 2.8-11. Este largo oráculo contra Moab tiene muchos elementos comunes con Is 15--16. En él se mencionan varios sitios que aún no han podido identificarse con precisión. b 48.1 El antiguo reino de Moab ocupaba el territorio situado al este del Mar Muerto (véase Índice de mapas ). El río Arnón marcaba su límite norte, pero en algunos períodos de su historia los moabitas fueron más allá de esta frontera. Cf. Nm 35.1, y véanse Dt 2.9 notas h e i; 2.24 n.; Jer 9.25-26 nota n. c 48.1 Nebo: Cf. Nm 32.3,38. d 48.1 Quiriataim: Cf. Jos 13.19. ...
49 a 49.1 El reino de Amón ocupaba los bordes del desierto de Siria en la parte central de la Transjordania. Véase Dt 2.9 nota i. Véase Índice de mapas. b 49.1 Milcom: según varias versiones antiguas. Heb. su rey. Milcom era el dios nacional de los amonitas. Cf. 1 R 11.5. c 49.1 El territorio de la tribu de Gad se encontraba al este del río Jordán y al nordeste del Mar Muerto (cf. Jos 13.8,24-29; véase Índice de mapas ). En el año 734 a.C., Tiglat-pileser III, rey de Asiria, invadió ese territorio y deportó a sus habitantes. Entonces los amonitas aprovecharon esa circunstancia e invadieron la región. ...
50 a 50.1--51.64 El profeta Jeremías había recomendado insistentemente la sumisión a Babilonia (véase Jer 21.8-10 n.), pero también había anunciado que esa orgullosa nación al final recibiría su castigo (véanse Jer 25.1-14 n.; 25.11 n.; 25.12 n.). Este último tema será ampliamente desarrollado en estos caps., que sirven de conclusión a la serie de oráculos contra las naciones. Cf. Is 13.1--14.23; 47. b 50.1 Tierra de los caldeos: Véase Gn 11.28 n. ...
51 a 51.1 Y contra sus moradores que se levantan contra mí: lit. el corazón de los que se levantan contra mí. Probablemente esta expresión era una fórmula en clave para designar a los caldeos. ...
52 a 52.1-34 Este cap. reproduce casi literalmente el relato de 2 R 25.1-21,27-30. Tal vez ha sido incluido en el libro de Jeremías para atestiguar que los anuncios del profeta se cumplieron realmente. ...
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