viernes, 19 de agosto de 2016

Historia de los judíos en Polonia - Wikipedia, la enciclopedia libre

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Historia de los judíos en Polonia



Estrella de David Judíos en Polonia Bandera de Polonia
יהודים בפולין (en hebreo)

אידן אין פוילן (en ídish)
Matejko Reception of the Jews.jpg

Inmigración de judíos a Polonia, 1096. Cuadro de Jan Matejko.
Idiomas polaco, yidis, hebreo
Religiones judaísmo
[editar datos en Wikidata]
La historia de los judíos en Polonia
abarca prácticamente un milenio. Comenzó con un largo periodo de
tolerancia religiosa y prosperidad para la comunidad judía del país y
acabó dramáticamente con la aniquilación de la práctica totalidad de la
comunidad en el siglo XX durante la ocupación nazi de Polonia y el Holocausto.



Índice

Resumen

Desde la fundación del Reino de Polonia
en el año 1025 y hasta la unión polaco-lituana en el año 1569, Polonia
fue uno de los países más tolerantes de Europa convirtiéndose en el
hogar de una de las comunidades judías más grandes y vibrantes del
mundo. Para los historiadores de la época Polonia se había convertido en
algo similar a un “Paraíso Judío”.


El establecimiento de la unión polaco-lituana debido a una serie de invasiones extranjeras y de cambios culturales, como la reforma protestante y el posterior Concilio de Trento, provocaron que la tolerancia religiosa, que era tradicional en Polonia, empezara a mermar desde el siglo XVII.


Después de la Partición de Polonia
en 1795 y la desaparición del país como estado soberano, los judíos
fueron víctimas de leyes antisemitas ante todo a causa del creciente
antisemitismo del Imperio ruso, pero también del Imperio Habsburgo y del Prusiano. Cuando Polonia recobró su independencia, poco antes de la segunda guerra mundial, en el país habitaban algo más de tres millones de judíos, que formaban una de las comunidades más importantes del mundo.


Aproximadamente el 90% de los judíos polacos fueron asesinados por
los Nazis durante el Holocausto. La actitud de los polacos no judíos
abarcó un amplio abanico de posiciones: hubo colaboracionistas con los
nazis, aunque las masacres (como en el pogromo de Jedwabne)
fueron provocadas por los alemanes en principio. Hubo también muchos
casos heroicos en los que polacos cristianos ayudaron a esconder a sus
vecinos judíos. Después de la guerra estas personas fueron nombradas por
Israel como “Justos entre las naciones”.
De todas maneras, la mayoría de los polacos solamente veía a los judíos
como competidores por los recursos económicos del país y los odiaba en
tanto que no católicos.


Durante la posguerra, gran parte de los aproximadamente entre 180.000
y 240.000 supervivientes emigraron desde la Polonia comunista hacia el
recién creado Estado de Israel, Estados Unidos y Sudamérica. Su partida venía precedida de la hostilidad del partido comunista
hacia la religión y la propiedad privada. Muchos de los judíos que se
habían quedado en Polonia emigraron a finales de los años 60 como
resultado de varias campañas soviéticas antisemitas. Después de la caída
del régimen comunista en Polonia en 1989, la situación de la comunidad
judía del país se ha ido normalizando, y los judíos que eran ciudadanos
polacos antes de la Segunda Guerra Mundial, junto con sus descendientes,
pueden recuperar la ciudadanía.


La comunidad judía actual de Polonia se estima entre 8.000 y 12.000 personas, concentrados sobre todo en Varsovia,
aunque el número actual de judíos, incluyendo aquellos que no están
vinculados al judaísmo o a la cultura judía pero que son judíos según
las leyes rabínicas, podría ser varias veces mayor.


De la historia temprana a la edad de oro: 966–1572

Historia temprana: 966–1385

Los primeros judíos llegaron a la actual Polonia en el siglo X
viajando por las rutas comerciales del este. Los comerciantes judíos de
la época (conocidos como Radhanitas) también cruzaron la región de Silesia. Uno de ellos, un mercader y diplomático de la ciudad española de Tortosa, conocido por su nombre árabe "Ibrahim ibn Ya'qub" fue el primer cronista que mencionó al estado polaco durante el reinado del Príncipe Miecislao I.
La primera mención a los judíos que hicieron los cronistas polacos data
del siglo XI. En esta crónica se lee que los judíos estaban viviendo en
Gniezno, la capital del reino polaco en la época de la Dinastía Piast.
La primera comunidad permanente la menciona en el año 1085 un erudito
judío llamado "Jehuda ha-Kohen"; según él esta comunidad estaba en la
ciudad de Przemyśl (aunque esta ciudad estaba en Rutenia y no pertenecía a Polonia en aquella época).



Monedas polacas de la Alta Edad Media con inscripciones en hebreo.
La primera gran emigración judía desde el oeste de Europa a Polonia se desarrolló durante la época de la primera cruzada, en año 1098, y durante el reinado de Boleslao III de Polonia.
Los judíos animados por el régimen tolerante de este mandatario se
asentaron por toda Polonia, incluyendo las fronteras con Lituania. Al
mismo tiempo Polonia recibía inmigrantes Jázaros,
una tribu turca que se había convertido al judaísmo. El rey, por su
parte, reconoció pronto la utilidad de los judíos para el desarrollo de
los intereses comerciales de su país.


Los judíos llegaron para formar la columna vertebral del sistema
económico polaco. Tanto fue así que incluso las monedas acuñadas durante
el reinado de Miecislao III el Viejo
llevaban grabados caracteres hebreos. Los judíos gozaron de una gran
paz y prosperidad en gran parte de los territorios en los que estaba
dividido el país. Los judíos formaron la clase media en un país donde la
población consistía en una minoría de grandes latifundistas, la única nobleza polaca denominada "Szlachta",
y el campesinado. De esta forma los judíos se volvieron fundamentales
para el desarrollo de la economía y el comercio del país.


Esta situación de tolerancia inicial fue alterada gradualmente por la Iglesia Católica,
por un lado, y por los Estados alemanes vecinos, por otro. No obstante,
había entre los príncipes polacos algunos que protegían a la población
judía porque consideraban su presencia imprescindible para el desarrollo
económico que el país estaba viviendo. Entre estos gobernantes destacó "Boleslao V el Casto",
príncipe de la gran Polonia, que con el apoyo de los representantes de
las clases sociales y una serie de altos oficiales del ejército polaco
proclamó el "Estatuto de Kalisz"
que garantizaba a todos los judíos la libertad de elección de trabajo,
comercio y movimiento. Así, durante el siguiente siglo la Iglesia Católica se dedicaría a impulsar la persecución de los judíos, mientras que los reyes de Polonia normalmente los protegían.


En 1334 Casimiro III de Polonia, o Casimiro el Grande, amplió los derechos de todos los polacos y de los judíos en particular por medio del "Estatuto de Wislicki".
Casimiro fue un gobernante especialmente tolerante con los judíos
polacos y su reinado se recuerda como una era de gran prosperidad para
la judería polaca. De hecho fue apodado por sus contemporáneos "Rey de
los siervos
y de los judíos". Sin embargo, mientras en gran parte del reino de
Casimiro los judíos polacos disfrutaban de una gran tranquilidad, en
algunos lugares cercanos a la frontera con Alemania fueron víctimas de
persecución por culpa de la Peste Negra, de la que se les culpaba. Hubo masacres en Kalisz, Cracovia, Głogów
y otras ciudades fronterizas, y se estima que unos 10.000 judíos fueron
asesinados. Aun así, estos asesinatos comparados con las despiadadas
matanzas de judíos del occidente europeo fueron nimios. Los judíos
polacos, en proporción a su número, no sufrieron demasiado, y enormes
masas de judíos alemanes emigraron hacia las tierras más hospitalarias
de Polonia.


Archivo:FirstCrusade.jpg
Mientras que los judíos (identificables por sus sombreros amarillos en esta ilustración de una Biblia francesa de 1250) estaban siendo asesinados por los cruzados en Alemania, Boleslao III les invitaba a emigrar a la seguridad de Polonia.

La temprana era Jagiellon: 1385–1505

Como resultado del matrimonio entre Vladislao II de Polonia con Eduviges I de Polonia, hija del rey Luis I de Hungría, Lituania
se unió con el reino de Polonia. A pesar de que en 1338 durante el
reinado de Ladislao II los derechos de los judíos polacos fueron
ampliados a los judíos de Lituania, estando él en el poder (y después
reinando sus sucesores) comenzaron las primeras persecuciones contra los
judíos en Polonia, mientras que el rey no hacía nada para evitarlo.
Hubo un gran número de libelos
y disturbios violentos contra los judíos y la persecución "oficial" se
incrementó gradualmente, sobre todo debido a la intolerancia del clero
católico.



Casimiro IV Jagellón confirmó y amplió los fueros judíos en la segunda mitad del siglo XV.
El empeoramiento de la situación de los judíos se detuvo durante un tiempo en época de Casimiro IV Jagellón, que reinó desde 1447 hasta 1492, pero para aumentar su poder tardó muy poco tiempo en promulgar el Estatuto de Nieszawa.
Entre otras cosas, el estatuto sirvió para abolir los antiguos
privilegios de los judíos, ya que éstos eran "contrarios al derecho
divino y a las leyes del país". La política del reino hacia los judíos
no fue más tolerante durante los reinados de los sucesores de Casimiro: Juan I Alberto de Polonia, que reinó desde 1492 hasta 1501, y Alejandro I Jagellón, que reinó desde 1501 hasta 1506 y que había expulsado a los judíos del Gran Ducado de Lituania (previamente había sido el Gran Duque de Lituania) en 1495.


El centro del mundo judío: 1505–1572


Mapa de las expulsiones de judíos en Europa entre 1100 y 1600. Polonia fue uno de los mayores receptores de expulsados judíos.
Alexander cambió de punto de vista en 1503, un poco después de que los judíos fueran expulsados de España en 1492 y también de Austria, Bohemia y Alemania,
pasando a promover la inmigración judía hacia una Polonia mucho más
tolerante. De esta manera Polonia pasó a ser un refugio seguro para los
exiliados del oeste de Europa, y el incremento resultante de la
comunidad judía del país convirtió a Polonia en el centro cultural y
espiritual del Pueblo Judío.


La etapa más próspera para la judería polaca comenzó siguiendo estas nuevas migraciones de judíos durante el reinado de Segismundo I (de 1506 a 1548) que protegió a los judíos en sus dominios. Su hijo Segismundo II de Polonia,
que reinó desde 1548 hasta 1572, mantuvo la política de tolerancia
religiosa que su padre había seguido y también garantizó a los judíos la
libre disposición de sus bienes comunales, permitiendo además la
creación de un órgano autónomo de la comunidad judía, denominado Kahal. Este periodo originó la creación de un dicho que aseguraba que Polonia era "El paraíso de los judíos".


La Confederación Polaco-Lituana: 1572–1795

La confederación de Varsovia

Después de la muerte del rey Segismundo II de Polonia (fallecido sin descendencia, sería el último rey de la Dinastía Jagiellon) los nobles polacos y lituanos
se reunieron en Varsovia en 1573 junto con los representantes de todas
las religiones mayoritarias (entre ellos los judíos) y firmaron un
documento rogándose entre todos respeto, tolerancia y apoyo mutuo. Aun
así, entre ellos no estaban los representantes de una secta cristiana
antitrinitaria, cuya presencia en Polonia era ya destacable, y que está
en los orígenes de la Iglesia Unitaria moderna.


Véase: Confederación de Varsovia de 1573.


Incrementa el aislamiento. La historiografía tradicional y las investigaciones recientes

Los primeros estudios historiográficos que han tratado el tema de la
vida judía polaca en esta época suelen errar de reduccionismo. Suelen
hacer énfasis en el aumento de sentimientos antijudíos en la época,
centrándose en el aumento de los pogromos
(causados por las acusaciones lanzadas por los cristianos a los judíos
de profanos, blasfemos o de sacrificar niños cristianos en rituales
secretos). Aquella historiografía se centra en destacar un aumento de la
persecución y del aislamiento de los judíos que habría dado como
resultado una mayor autonomía de la comunidad.


Algunos trabajos recientemente publicados (de historiadores como
Fram, Hundert, Rosman, Teller y Teter) han intentado demostrar que ese
supuesto aislamento no era tal. Por ejemplo, sabemos que los judíos de
la época no solo hablaban yidish,
sino que además conocían los idiomas locales, vestían de formas muy
similares (por ejemplo, sabemos que los cristianos adoptaron la forma de
vestir de los judíos para ir a la iglesia) y compartían los mismos
espacios. Conocemos, de hecho, gracias a documentos de la época que
había rabinos y clérigos muy preocupados porque los judíos y los
cristianos compartían las mismas viviendas.


Contrariamente a la visión tradicional que defiende un total
aislamiento judío y su total autonomía con respecto a los cristianos,
las evidencias históricas demuestran que los judíos solían recurrir a
los tribunales cristianos para litigar contra otros judíos (como
demuestran los trabajos de Judith Kalik, de Adam Teller y de Magda
Teter).


La existencia del Concejo de las cuatro Tierras (un organismo judío que agrupaba a las comunidades judías de la Gran Polonia, de la Pequeña Polonia, de Rutenia y de Volinia)
ha sido empleada para justificar la existencia de un poder autónomo
judío que permitía a la comunidad autogobernarse, pero hoy sabemos que
su creación y su disolución estuvieron ligadas a la necesidad de las
comunidades judías de adaptarse a la transformación económica del Estado
polaco.


Igualmente, mientras la historiografía tradicional ha promovido una
visión idealizada de la cultura rabínica judía de la época y del
autogobierno, centrándose en las fuentes escritas por los propios
rabinos, algunos trabajos recientes han demostrado que este fue un
periodo de transformación (si no de decadencia) de la autoridad rabínica
en la comunidad (por ejemplo, los libros y artículos especializados de
Adam Teller).


En resumen, los historiadores de las décadas recientes han aportado
una imagen mucho más objetiva de la vida judía en la Polonia-Lituania
premodernas que ha ido mucho más allá de la visión tradicional, dejando
atrás la típica idea de la persecución y el aislamiento.


El levantamiento cosaco y el Diluvio

En 1648 la Unión Polaco-lituana fue devastada por varios conflictos
durante los cuales perdió alrededor de un tercio de su población
(aproximadamente tres millones de personas), y las pérdidas judías se
pueden contar en cientos de miles. En un principio el Levantamiento de Chmielnicki, un levantamiento cosaco comandado por Bohdan Khmelnytsky,
desató masacres de polacos y judíos en las áreas del sur y del este de
Polonia que los cosacos lograron controlar (estas zonas corresponden
actualmente a Ucrania).
Se sabe que Chmielncki arengó a la gente asegurando que los polacos les
habían vendido como esclavos "a las manos de los abominables judíos".
El número exacto de muertes puede que nunca se sepa, pero el descenso de
la población judía durante este periodo se estima entre 100.000 y
200.000 personas, incluyendo a la emigración, a las muertes por
enfermedades y a los judíos que fueron capturados por los cosacos y
vendidos como esclavos en el Imperio otomano.


Después, las políticas incompetentes de los reyes de la Dinastía Vasa arrastraron al ya de por sí muy debilitado reino al caos más absoluto, y el país fue invadido por el Imperio sueco en una época que sería después conocida como El diluvio polaco. El reino de Polonia, que hasta ahora había sufrido el Levantamiento de Chmielnicki y varias invasiones desde Rusia, el Imperio otomano y Crimea, iba a ser ahora el escenario de una serie de terribles aconteciemtos. Carlos X Gustavo de Suecia a la cabeza de un ejército invadió Polonia, y pronto casi todo el país, incluyendo las ciudades de Cracovia y Varsovia,
estaba en sus manos. Los judíos polacos se encontraron entre dos
frentes: aquellos que estaban en las zonas ocupadas por los suecos eran
atacados por los polacos, que los acusaban de colaborar con el enemigo,
mientras el general polaco Stefan Czarniecki
en su lucha contra los suecos devastó todos los lugares por los que
pasó tratando a los judíos sin ninguna piedad. Los partisanos polacos
trataban a todos los no polacos (entre ellos los judíos) con la misma
brutalidad. Además los horrores de la guerra se agravaron por culpa de
una plaga. Los judíos y también casi todos los ciudadanos de las
ciudades de Kalisz, Cracovia, Poznań, Piotrków y Lublin fueron pasados en masa por la espada tras largos asedios o murieron víctimas de la peste.


Tan pronto como la violencia cesó, los judíos empezaron a regresar y a
reconstruir sus hogares arrasados. Aunque es cierto que la población
judía de Polonia había descendido muchísimo y se había empobrecido, aún
era mucho más numerosa que la que había en las distintas comunidades de
los países del occidente europeo. De esta manera Polonia continuó siendo
el centro espiritual del Judaísmo en aquella época (tal vez como lo son hoy en día Israel o los Estados Unidos).
Los reyes polacos generalmente siguieron fomentando el apoyo a la
comunidad judía en contraste con un clero y una nobleza hostiles. Para
explicar esto debería recordarse que aunque la pérdida de población
judía en esta época fue muy alta, estimada por algunos historiadores en
aproximadamente medio millón de personas, la Unión Polaco-Lituana perdió
aproximadamente a un tercio de su población, es decir, unos tres
millones de sus habitantes.


Las Particiones

El desorden y la anarquía imperaron en Polonia durante la segunda
mitad del siglo XVIII, desde la subida al trono del último rey polaco Estanislao II de Polonia, que reinó desde 1764 hasta 1795. En 1772 tras la desgracia que supuso la Confederación de Bar
(unión de la nobleza polaca para oponerse a las agresiones rusas, que
fracasó estrepitosamente) las provincias periféricas de Polonia fueron
repartidas entre las tres naciones vecinas: Rusia, Austria y Prusia. Los judíos eran más numerosos en los territorios que pasaron a formar parte de Austria y Rusia.



Dibujos de indumentaria judía en los siglos XVII (arriba) y XVIII (arriba y abajo).
El consejo permanente creado a iniciativa del gobierno ruso
(1773–1788) fue también el tribunal administrativo superior, ocupándose
asimismo de la elaboración de un plan que debía reordenar Polonia de
manera más racional. Los ilustrados polacos reconocieron la urgencia de
extender la educación como primer paso de las reformas. La famosa Komisja Edukacji Narodowej
("Comisión de Educación Nacional") fue el primer ministerio de
educación del mundo. Se creó en 1773, fundando numerosas escuelas y
remodelando las existentes. Uno de los miembros de la Comisión, el canciller Andrzej Zamoyski,
entre otros, exigió el respeto a las propiedades de los judíos y a su
persona física a la vez que reclamó cierta tolerancia religiosa (aunque
insistía en la separación de judíos y cristianos en las ciudades, la
expulsión del reino de aquellos sin profesión y que los que se dedicasen
a la agricultura no pudiesen poseer tierras). Por su parte una minoría
de nobles e intelectuales defendían un gobierno nacional bajo el cual
los judíos tendrían igualdad política y de derechos civiles. Fue el
único ejemplo moderno anterior a la Revolución Francesa
de tolerancia hacia los judíos. Las reformas resultaron efímeras: al
poco tiempo los ejércitos rusos volvieron a invadir Polonia, seguidos de
los prusianos.


La segunda Partición de Polonia ocurrió el 17 de julio de 1793. Al cabo de un año, un regimiento militar polaco, únicamente judío, dirigido por Berek Joselewicz participó en la Revuelta de Kościuszko
en la que los polacos intentaron volver a obtener la independencia,
pero que fue brutalmente reprimida por los rusos. Después de la
revuelta, la tercera y última Partición de Polonia ocurrió en 1795.


La totalidad de la población judía se convirtió en súbdita del Imperio ruso, aunque durante la primera mitad del siglo XIX se mantuvo la apariencia de la existencia de un Estado polaco enormemente reducido en la forma del Zarato de Polonia, un estado títere del Imperio ruso.


Los judíos tomaron parte en la Insurrección de noviembre (1830-1831), en la Insurrección de enero
(1863) y en el movimiento revolucionario de 1905. Muchos judíos polacos
se alistaron en el ejército polaco en la clandestinidad que luchó por
la independencia de Polonia hasta que se consiguió finalmente en 1918.


El desarrollo del judaísmo en Polonia y en la Unión


Pareja judía, hacia 1765.
Toda la cultura generada por la comunidad judía de Polonia tuvo una
gran influencia en el mundo judío. Algunos historiadores han destacado
que Polonia se pronuncia Polania o Polin en hebreo, y que transliteradas
estas palabras al mismo hebreo, estos nombres se habrían usado como
expresión de buen augurio. Esto se observa en que dichas palabras
polacas ya transliteradas se pueden separar en otras palabras hebreas. Polania estaría formada por tres palabras hebreas: po ("aquí"), lan ("habita"), ya ("dios"). Por su parte, Polin está formada por: po ("aquí") lin
("[deberías] habitar"). El "significado" indicaba lo idóneo del país
para los judíos. Desde el reinado de Segismundo hasta el Holocausto
nazi, Polonia fue el centro de la vida religiosa judía.


La cultura judía

Muchas Yeshivot
se establecieron a lo largo y ancho de Polonia desde muy antiguo bajo
la dirección de los rabinos. La más importante se estableció, como no
podía ser de otra manera, en Cracovia. Existieron imprentas judías desde
el primer cuarto del siglo XVI. En 1530 fue impresa por primera vez en
hebreo la Torah en la ciudad de Cracovia. A finales del XVI las imprentas judías de Cracovia y Lublin
imprimían ya libros de forma casi industrial, libros por lo general de
carácter religioso. El crecimiento de las escuelas talmúdicas, o
yeshivas, en Polonia coincidió con una época de prosperidad para la
judería polaca y fue propiciado también por la autonomía que las
comunidades judías gozaban de las autoridades locales. Este crecimiento
del número de escuelas religiosas fue el factor que a su vez hizo que
aumentara el número de imprentas judías. Hubo, de todas maneras, algunas
excepciones al carácter casi exclusivamente religioso de la cultura
judía de esta época, imprimiéndose algunos escritos de carácter
eminentemente secular y práctico referentes a la vida cotidiana, pero
son los menos.


Esta época destaca, pues, por una gran religiosidad. La figura del
rabino era fundamental, los rabinos ya no eran solo los expertos en la
ley de Dios, eran también líderes espirituales, profesores, jueces en
causas seculares y legisladores. Intervenían, por lo tanto, en todos los
asuntos de la comunidad, poniendo especial atención en que los líderes
comunitarios laicos estuviesen familiarizados y cumpliesen las
complicadas leyes judías y conociesen la Halakha. La visión del mundo y la forma de vida de la judería polaca en este siglo estaba totalmente mediatizada por los rabinos y el Talmud, cuyas influencias sobrepasaban la sinagoga para regir también la casa y la escuela.



Sinagoga en Zabłudłów (del siglo XVII).
En la primera mitad del siglo XVI el centro del estudio del Talmud pasó de Bohemia a Polonia, destacando la escuela de Jacob Pollak, el creador del Pilpul ("razonamiento agudo"). Shalom Shachna (ca. 1500–1558), discípulo de Pollak, se encuentra entre los pioneros del estudio talmúdico en Polonia. Vivió y murió en Lublin, donde encabezó la yeshivah
de la que surgieron los célebres rabinos del siguiente siglo. Israel,
hijo de Shachna, se convirtió en rabino de Lublin al morir su padre, y
el discípulo de Shachna Moisés Isserles (conocido como ReMA) (1520–1572) logró reputación internacional entre la comunidad judía como uno de los autores del Shulján Aruj (el "Código de la Ley Judía"). Su contemporáneo Solomon Luria
(1510–1573) de Lublin, con el que mantenía correspondencia, también
alcanzó fama entre sus correligionarios. La autoridad de ambos, cuyas
disputas teológicas eran habituales, era reconocida por los judíos de
toda Europa. En la época, la Cábala se había extendido por la protección del judaísmo rabínico, y eruditos como Mordecai Jaffe y Yoel Sirkis se dedicaron a su estudio. Este periodo de gran desarrollo del estudio rabínico se interrumpió por el estallido de la Rebelión de Jmelnytsky de los cosacos de la estepa ucraniana y las campañas militares en territorio polaco de la segunda mitad del siglo XVII.



El crecimiento del hasidismo

La década que va desde la Rebelión de Jmelnytsky hasta El Diluvio
(1648-1658) dejó una profunda marca no solo en la vida social de los
judíos de Polonia y Lituania sino también en su vida espiritual. La
producción cultural de los judíos polacos disminuyó. El estudio del Talmud,
que hasta esta época había sido accesible para la mayoría de la
comunidad, se convirtió en objeto de estudio de un número limitado de
estudiantes. El estudio de los textos sagrados se formalizó en exceso,
algunos rabinos se entregaron a enrevesados estudios sobre las leyes
religiosas, otros escribían comentarios sobre diferentes partes del
Talmud a modo de bizantinismos teológicos, tratando la mayoría de las
veces con argumentos que no tenían importancia práctica. En esta misma
época hicieron su aparición en la judería polaca muchos milagreros
charlatanes que tuvieron mucho predicamento, culminando la década con la
aparición de varios movimientos "mesiánicos", siendo los protagonizados
por Shabtai Tzvi y por Jacob Frank los más destacados.


En estos tiempos de misticismo y de excesivos formalismos teológicos surgió la figura de Israel ben Elezier
conocido como el "Baal Shem Tov" o el "BeShT", (1698-1760). Sus
enseñanzas dejaron una huella profunda en los judíos de todo el este de
Europa y muy especialmente en los polacos. Sus discípulos predicaron y
fomentaron una nueva fervorosa rama del judaísmo ortodoxo, basada en la Kabbalah: el Judaísmo Jasídico.
El auge de este movimiento en el territorio polaco y fuera de este
estaba llamado a tener una enorme influencia en el crecimiento del Judaísmo Jaredí
a lo largo del tiempo y a través de las muchas dinastías rabínicas
jasídicas que llegan a nuestros días. Entre estas la más destacada es la
dinastía jasídica Lubavitch que cuenta con unos 200.000 seguidores a lo largo del mundo y que nació en la ciudad polaca de Liozna (actual Bielorrusia) de la mano del rabino Schneur Zalman de Liadí. Otras dinastías jasídicas de origen polaco son la Aleksander, la Ger, la Bovov, y la Nadvorna.
Hoy en día los jasídicos son el grupo de población judía de mayor
crecimiento y, sin duda, el grupo judío más visible dado su particular
estilo de vida, consagrado por completo a la religión y al estudio de la
Torah.


Los judíos de Polonia bajo el Imperio ruso (1795–1918)

La política rusa hacia los judíos resultó ser más dura que la
anteriormente desarrollada por el Estado polaco. Los antiguos
territorios polacos siguieron albergando a numerosos judíos, ya que en
1772 la zarina Catalina instauró la Zona de Asentamiento,
prohibiendo a los judíos que se asentasen fuera de ella. La Zona
incluía gran parte de la antigua Polonia aunque excluía zonas donde
anteriormente había habitantes judíos. Unos cuatro millones de judíos
vivían en esta área hacia finales de la década de 1880.


Al principio la política rusa hacia los judíos de Polonia fue
vacilante, alternando duras leyes en su contra con políticas más
tolerantes. En 1802 el Zar estableció el Comité para el avance de los judíos
en lo que se considera un intento de desarrollar un plan coherente de
aproximación a la nueva e importantísima población judía del Imperio ruso.
El comité sugirió en 1804 una serie de medidas diseñadas para animar a
los judíos a asimilarse, pero que no les forzaba a hacerlo. Se proponía
que se permitiese que los judíos asistiesen a escuelas laicas e incluso
que pudiesen poseer tierras, pero en cambio restringía su acceso a
Rusia, no solo prohibiendo que se instalasen en esos territorios, sino
incluso dificultando su entrada en ellos aunque fuese de forma temporal.
Se les prohibía también trabajar en la industria cervecera y en la
elaboración de alcohol, una actividad económica de gran importancia en
la época, y se les hacía objeto de otra larga serie de prohibiciones
menores.


El problema de esta legislación fue que las autoridades locales, las
encargadas de hacer cumplir las disposiciones más duras, se empeñaron
con fuerza en cumplirla, mientras que las partes más liberales o
aperturistas de la legislación nunca se aplicaron del todo y, por lo
tanto, las condiciones de vida de los judíos en la Zona de Asentamiento
empeoraron rápidamente. En la década de 1820 una serie de leyes
promulgadas por el Zar acabaron con la tradicional exencíón de los
judíos de servir en el ejército
a cambio de dinero y obligaron a que las comunidades judías
proporcionasen jóvenes para que sirviesen en el ejército zarista, donde
en muchas ocasiones se les obligaba a convertirse. Pese a que los judíos
fueron poco a poco adquiriendo nuevos derechos, sobre todo tras la reforma de emancipación de 1861, todavía se les recluía en la Zona de Asentamiento
y se les sometía a restricciones en lo que respecta a derechos a
propiedad y en el acceso a ciertos empleos. Todos estos avances y el status quo de los judíos acabarían por desaparecer bruscamente tras el asesinato del Zar Alejandro II, perpretado por un judío y que iba a producir unos niveles de violencia antijudía y de inmigración sin precedentes.


Pogromos

El asesinato del Zar originó una oleada a gran escala de revueltas antijudías, denominadas pogromos
entre 1881 y 1884. Durante el estallido de 1881, los pogromos se
limitaron fundamentalmente a Rusia, aunque también hubo uno en Varsovia
en el que fueron asesinados doce judíos, muchos otros fueron linchados
quedando malheridos, numerosas mujeres fueron violadas y la comunidad
sufrió pérdidas económicas por valor de más de dos millones de rublos. El nuevo zar Alejandro III
culpó a los judíos de los disturbios e impuso una serie de duras
restricciones a la libre circulación de los mismos. Los pogromos
continuaron dándose de forma habitual hasta 1884 con el apoyo tácito del
gobierno que miraba para otro lado. Todo esto provocó un cambio
fundamental en la historia de los judíos polacos y del resto del mundo.
La mejor consecuencia de estos acontecimientos dramáticos fue que
provocaron una grandísima oleada de inmigración judía hacia América,
ante todo hacia Estados Unidos y en menor medida hacia Argentina, Canadá, Brasil y otros países de Suramérica. Se calcula que hasta finales de la década de los años 1920 más de dos millones de judíos abandonaron la Zona de Asentamiento, lo que al cabo de dos décadas se demostraría que les salvó, a ellos y a sus descendientes, de morir en el Holocausto. También hubo una considerable oleada migratoria judía hacia los países en ese momento más tolerantes de la Europa Occidental, como Francia, el Reino Unido, Holanda, Bélgica e incluso Alemania, que provocaron un aumento del antisemitismo
en la zona. Además los pogromos hicieron que entre todos los judíos del
este de Europa aumentase el convencimiento de pertenencia a un grupo
maltratado, lo que generó un considerable aumento de la fuerza del Sionismo y una gran oleada de inmigración hacia Palestina.


Otra oleada de pogromos aún más sangrienta tuvo lugar entre 1903 y
1906, y se cree que algunos de ellos fueron organizados, o al menos
apoyados, por la policía secreta zarista rusa, la Okhranka. Algunos de los peores de estos pogromos sucedieron en el territorio polaco, donde vivía la mayoría de los judíos sometidos al Imperio ruso, incluyendo el Pogromo de Białystok de 1906 en el que más de un centenar de judíos fueron asesinados y muchos más resultaron heridos.



Manifestación bundista de 1917.

Haskalá y Halajá

La Ilustración judía, llamada "Haskalá",
empezó a extenderse por Polonia a principios del siglo XIX defendiendo
ideas y valores seculares. Los defensores del movimiento (los Maskilim)
abogaban por la integración de los judíos en la cultura predominante.
Al mismo tiempo hubo otro grupo de judíos, seguidores de la Halajá, la ley rabínica, que hacían énfasis en los valores tradicionales y en el estudio del Talmud y de la Torá,
dando una respuesta judía a los problemas éticos derivados del
antisemitismo y las persecuciones (un ejemplo de esta corriente fue el Movimiento Mussar. La judería polaca se vio bastante menos influida por los valores que proponía la Haskalá que otras comunidades del oeste de Europa, que luchaban por integrarse (sobre todo tras la Revolución francesa)
y por el contrario reaccionaron a la agresión laicista con una fuerte
revalorización de la cultura judía y de su vida religiosa basándose en
la Halajá (las leyes rabínicas), siendo incansables fieles ante todo del Judaísmo ortodoxo e incluso del Judaísmo Jasídico y más tarde, a mediados del siglo XIX, adaptándose al Sionismo Religioso.


Los movimientos políticos judíos en Polonia

En la segunda mitad del siglo XIX, la Haskalá
y los debates que había provocado indujeron la aparición de un gran
número de movimientos políticos judíos dentro de la misma comunidad y
que abarcaban un gran número de opiniones. Estos movimientos acabaron
generando partidos políticos que se presentaban a las elecciones locales
y regionales. El Sionismo se hizo muy popular tras la fundación del partido socialista sionista Poale Zion y de un partido sionista religioso (Mizrahi). Los judíos también formaron sindicatos socialistas como la Unión General de Trabajadores Judíos (conocida como El Bund)
que defendía la asimilación (en el sentido de integración en la
sociedad polaca, no de conversión al catolicismo) y los derechos
laborales de los trabajadores judíos. El Folkspartei
(partido del pueblo), que se definía como liberal y laico, defendía
asimismo una cierta autonomía de los judíos y la preservación de sus
raíces culturales, de su lengua y de su religión y se resistía a la
asimilación. En 1912 surgió Agudat Israel,
un partido religioso que es el origen del partido con el mismo nombre
que existe actualmente en Israel. Los partidos sionistas obtuvieron en
las elecciones de 1919 el cincuenta por ciento del voto judío.


Como era de esperar dadas las condiciones de Polonia, sometida al Imperio ruso, los judíos participaron además en un buen número de insurrecciones contra los rusos, incluyendo la Insurrección de Kościuszko y la Insurrección de enero de 1863. Igualmente participaron en la Revolución rusa de 1905.


En 1897, el catorce por ciento de los ciudadanos polacos eran judíos.
Los judíos tenían representación en el gobierno, asientos en el Sejm,
concejales e incluso alcaldes en algunos municipios. Además existían
comités de judíos religiosos (rabinos en algunos casos) a los que la
autoridad católica tenía en cuenta. Los judíos pertenecieron a una gran
variedad de partidos políticos y asociaciones, abarcando ideologías que
iban desde el Socialismo al Sionismo pasando incluso por el Antisionismo. El Bund,
un partido socialista judío, se había extendido por toda Polonia a
principios del siglo XX, y muchos trabajadores judíos, a los que
podríamos considerar como auténticos proletarios industriales de las ciudades de Varsovia y Łódź, militaban en él.


En 1914 los sionistas alemanes fundaron el Comité Alemán para la libertad de los judíos rusos, cuyo máximo objetivo era el de establecer un Estado tapón en un área de la Zona de Asentamiento compuesto por las provincias polacas que habían sido anexionadas a Rusia y que sería "de facto" un protectorado del Imperio Alemán, lo cual haría imposible la resurrección de Polonia como país independiente.


Periodo de entreguerras 1918–1939

El papel de los judíos polacos por la independencia de Polonia

Los judíos también jugaron un papel muy importante en la lucha por la independencia de Polonia en 1918 y muchos se unieron a Józef Piłsudski (un nacionalista polaco que luchó por la independencia de la nación), mientras que otras muchas minorías
permanecieron neutrales en la lucha por la creación de un Estado
independiente (la minoría alemana, la minoría ucraniana, la bielorrusa,
etcétera). Como consecuencia de la Primera Guerra Mundial y los sucesivos conflictos que la siguieron por todo el este de Europa (tales como la Guerra Civil Rusa, la Guerra Polaco-Ucraniana y la Guerra Polaco-Soviética) se produjeron muchos pogromos
contra los judíos por todas partes. Estos ataques solían ser
consecuencia de que los judíos eran percibidos como defensores de los bolcheviques
rusos, con lo que eran comunes los ataques a los judíos por parte de
aquellos que se oponían al régimen bolchevique. Se cree que estos
pogromos causaron por todo el Imperio ruso más de 250.000 víctimas judías que dejaron unos 300.000 huérfanos, una buena parte de ellos en Polonia.


Justo después del fin de la Primera Guerra Mundial
empezaron a llegar a Occidente noticias sobre pogromos masivos contra
judíos que estaban teniendo lugar en Polonia y que escandalizaron a la
comunidad internacional. La presión internacional hacia el gobierno
polaco llegó a tal punto que el presidente de Estados Unidos en aquel
momento, Woodrow Wilson, envió a Polonia una comisión especial para que investigara los acontecimientos. La comisión, liderada por Henry Morgenthau,
llegó a la conclusión de que las noticias sobre los pogromos se habían
exagerado y que en algunos casos habían sido incluso inventadas. En su
informe identificó, situó y fechó ocho pogromos importantes que habían
sucedido entre los años 1918 y 1919 en Polonia en los que habían sido
asesinados entre 200 y 300 judíos. Cuatro de estos pogromos fueron
atribuidos a la acción de desertores del ejército o a soldados
indisciplinados. Según el informe ninguno de los pogromos fue
consecuencia de ninguna política oficial del gobierno. Entre estos
incidentes destaca la Masacre de Pinsk, ocurrida en Pinsk,
en la que un oficial del ejército polaco acusó a un grupo de civiles
judíos de conspirar contra los polacos y acabó fusilando a treinta y
cinco de ellos. También destacan los hechos ocurridos en Leópolis
en 1918. Justo después de que el ejército polaco tomara la ciudad,
cientos de personas fueron asesinadas entre el caos incluyendo más de
setenta judíos. En Varsovia algunos soldados del ejército se dedicaron a
linchar, asesinar o violar a judíos por las calles pero fueron
castigados por ello. Muchos de los sucesos en Polonia, de los que se
habían hecho eco periódicos como el New York Times, habían sido exagerados. En cambio, en otros muchos lugares, sobre todo en Ucrania, estaban sucediendo horribles pogromos de los que la prensa no se hizo eco alguno.


El principal resultado de todos estos acontecimientos fue que en 1919, después de la Conferencia de Paz de París en el Tratado de Versalles se añadieron una serie de cláusulas específicas para garantizar legalmente los derechos de las minorías en Polonia. En 1921 la Constitución Polaca de marzo
otorgó, por primera vez en la historia polaca, los mismos derechos a
los judíos polacos que los que gozaban los católicos acabando con toda
discriminación legal y garantizando la tolerancia religiosa.



Alumnos de una escuela hasídica en Łódź, hacia 1910.

Cultura judeo-polaca

En la nuevamente independiente Segunda República Polaca habitaba una gran minoría judía. Cuando la Segunda Guerra Mundial
comenzó, vivía en Polonia la mayor población judía de Europa. De
acuerdo con el censo nacional de 1931 había 3.130.581 personas en
Polonia que declaraban el judaísmo como su religión. Estimando el
incremento de la población y los movimientos migratorios desde y hacia
Polonia entre 1931 y 1939, había aproximadamente 3.474.000 judíos en
Polonia en septiembre de 1939 (aproximadamente un 10% de la población
total). Los judíos vivían principalmente en grandes y pequeñas ciudades:
El 77% vivía en ciudades y el 23% en pueblos.


El año escolar de 1937 había en Polonia 226 colegios elementales, 12
institutos y 14 centros de formación profesional en los que el yiddish o el hebreo eran las lenguas vehiculares.


Casi todos los partidos políticos judíos, tanto los socialistas (la
Unión General de Trabajadores Judíos) como los sionistas de izquierda y
de derecha y los partidos judíos religiosos conservadores, estaban
representados en el "Sejm" (el parlamento polaco) además de en asambleas regionales.


En 1939 vivían 375.000 judíos aproximadamente en Varsovia, constituyendo un tercio de la población total de la capital. En todo el mundo solo en la ciudad de Nueva York
vivían más judíos que en Varsovia. En Varsovia había organizaciones
juveniles políticas judías (sionistas, bundistas, etc.) y movimientos
juveniles de judíos religiosos perfectamente organizados. Florecían el
teatro y los periódicos judíos. Además de pequeños negocios algunos
judíos poseían inmobiliarias y empresas de importación y exportación de
manufacturas. Las prácticas religiosas abarcaban desde el Judaísmo jasídico hasta el judaísmo "progresista" moderno.


La mayoría de los judíos de Varsovia hablaban yidish aunque el polaco
se estaba extendiendo entre los jóvenes que no tenían problema en
declararse totalmente judíos, varsovianos y polacos a la vez. Los judíos
polacos estaban integrándose con fuerza dentro del conjunto de la
sociedad polaca, si bien algunos se sentían aún miembros de una nación
separada de la polaca. Se estima que el ochenta por ciento de los judíos
polacos eran aún en esa época fácilmente reconocibles (debido a la
vestimenta, al habla, al aspecto físico...), mientras que el veinte por
ciento se podrían considerar asimilados. Más de la mitad de los niños
judíos asistían a colegios especiales judíos, religiosos o no, lo que
complicaba el aprendizaje de la lengua polaca. Debido a todo esto y
según una encuesta del año 1931, la gran mayoría de los judíos de
Polonia declaraban el yidish
como su lengua materna, el 79 por ciento, y solo el 12 por ciento
declaraban el polaco. El resto, sobre todo sionistas, elegían el hebreo.


La escena cultural judía era particularmente vibrante. Había muchas
publicaciones judías y aproximadamente 116 periódicos. Algunos de los
autores en lengua yiddish, entre los cuales destaca Isaac Bashevis Singer, fueron reconocidos internacionalmente y aclamados como autores judíos clásicos (Singer incluso ganó el Premio Nobel de literatura del año 1978).


Otros autores judíos de este periodo como Bruno Schulz, Julian Tuwim, Jan Brzechwa y Bolesław Lesmian
fueron menos reconocidos internacionalmente, pero no por ello dejaron
de realizar importantes contribuciones a la literatura polaca. El teatro
yiddish también floreció. Polonia tenía quince teatros en yiddish y
muchos grupos teatrales. Varsovia era el hogar de la compañía teatral en
yiddish más importante de la época: La Compañía de teatro Vilna, que representó su primera obra "El Dybbuk" en 1920 en el teatro Elyseo.


Algunos judíos polacos supervivientes del Holocausto cursaron sus estudios en la Universidad de Varsovia y llegarían a ser importantes políticos israelíes, como Menachem Begin o Yitzhak Shamir.


El crecimiento del antisemitismo

La persecución de los judíos en Polonia fue más evidente en los
primeros y últimos años de la segunda república. Los judíos no eran
vistos por una gran parte de la población católica como auténticos
polacos. Este era un problema causado por el nacionalismo polaco
(representado por el gobierno de Endecja)
y por el hecho de que una gran mayoría de los judíos polacos vivían
separados de la mayoría católica: Por ejemplo, el 85% de los judíos
declaraban el yiddish o el hebreo como su primera lengua. Esta situación mejoró durante un tiempo con el gobierno de Józef Piłsudski,
entre 1926 y 1935. Józef Piłsudski reemplazó las ideas de asimilación
étnica o "polonización" de "Endecja" por una política de "asimilación
estatal". De esta manera, a los ciudadanos se les juzgaba por su lealtad
al Estado y no por sus creencias religiosas.


Estos años (desde 1926 hasta 1935) fueron percibidos muy
favorablemente por los judíos polacos, cuya situación mejoraba
sustancialmente con el gobierno de Piłsudski. De todas formas la
situación de los judíos nunca fue del todo satisfactoria debido a la
combinación de varios factores como la Gran Depresión, y se deterioró muchísimo con la muerte de Piłsudski, vista por la comunidad judía como una gran tragedia.


Más allá del acoso académico que muchos estudiantes judíos sufrían
por parte de alumnos y profesores antisemitas en algunas universidades,
se fue limitando de forma encubierta, desde la independencia hasta
finales de los años 30, el número de estudiantes judíos que podían
ingresar en la universidad. Este proceso alcanzó su punto más alto en
1937 cuando se establecieron cuotas semilegales o ilegales ("Numerus clausus")
en las universidades. Ese mismo año los sindicatos polacos de médicos y
abogados empezaron a condicionar a sus afiliados el hecho de pertenecer
a la religión católica, y mientras tanto muchos puestos en el
funcionariado se restringían también a los católicos. Todo esto iba
acompañado de violencia física, ya que entre 1935 y 1937 hubo setenta y
nueve judíos asesinados y más de quinientos heridos en incidentes
antisemitas. Toda esta violencia también iba dirigida contra comercios
judíos, que eran atacados y saqueados a la vez que boicoteados, lo que
trajo como consecuencia enormes pérdidas económicas y la ruina de muchas
familias.






AVISO

sobre:

el amparo de judíos fugados.


....Hay necesidad de recordar que, según el párrafo tercero del decreto de 3 de octubre de 1941 sobre la Limitación de Residencia en el Gobierno General (página 595 del registro del Gobierno General), los judíos que abandonen sin permiso el barrio judío serán condenados a muerte.

....Según este decreto, aquellos que conscientemente prestaren ayuda a
los dichos judíos proporcionándoles refugio o entregándoles o
vendiéndoles alimentos, serán también condenados a muerte.


....Éste es un aviso terminante a la población no judía para que se abstenga de:

.........1) Dar refugio a los judíos.

.........2) Abastecerles de comida.

.........3) Venderles alimentos.

Dr. Franke - Comandante de la ciudad - Częstochowa 24 de septiembre de 1942

La Segunda Guerra Mundial y el exterminio de la judería polaca durante el Holocausto (1939–45)

La Campaña polaca de septiembre

Durante la invasión de Polonia de 1939, al menos 120.000 ciudadanos
polacos de ascendencia judía tomaron parte en las batallas contra los
alemanes como miembros del ejército polaco. Se estima que durante estas
acciones murieron como mínimo 32.216 soldados y oficiales judíos y
61.000 fueron hechos prisioneros por los nazis, pero la mayoría no
sobrevivió. Los soldados y los oficiales judíos no profesionales que
fueron puestos en libertad acabaron finalmente en los guettos y campos
de trabajo o de exterminio sufriendo el mismo destino que otros civiles
judíos.


Territorios anexionados por la Unión Soviética

La consecuencia del Pacto de no agresión
germano-soviético fue la división de Polonia entre la zona ocupada por
los nazis y la zona ocupada por los rusos. Por lo tanto la comunidad
judía quedó dividida en dos. Según el censo de 1941 el 61.2% de los
judíos polacos se encontraban en las áreas que ocuparían los nazis,
mientras que el 38.8% habitaban en las áreas que ocuparían los rusos.
Aun así, teniendo en cuenta los movimientos de población desde el oeste
de Polonia hacia el este durante y después de la invasión de Polonia por
los nazis, es muy probable que el porcentaje de judíos en las áreas
soviéticas fuera mucho mayor que lo indicado por el censo de 1941.


Entre los oficiales polacos asesinados por el NKVD en 1940 en la Masacre de Katyn
había entre 500 y 600 judíos. Pero aun así un gran porcentaje de los
judíos polacos simpatizaba con los soviéticos, sobre todo si lo
comparamos con el de católicos. Mientras que los polacos veían a los
soviéticos como invasores, muchos judíos les veían como los soviéticos
se autoproclamaban: protectores contra los nazis. No hay que olvidar el
odio ancestral que separaba a los polacos católicos de sus
tradiccionales invasores y ocupantes rusos ortodoxos. Todo esto hizo que
creciera mucho la tensión entre los polacos católicos y las comunidades
judías en estas regiones.


Desde 1939 hasta 1941 unos 300.000 judíos polacos fueron deportados desde las zonas anexionadas por la Unión Soviética hacia Rusia.
Algunos de ellos, sobre todo judíos polacos comunistas, se fueron
voluntariamente pero muchos otros fueron forzosamente deportados hacia
el Gulag.
Un pequeño número de judíos polacos (unos 6.000 aproximadamente)
pudieron abandonar la Unión Soviética en 1942 comandados por el general Władysław Anders (entre ellos el futuro primer ministro de Israel Menachem Begin). Cuando el II Cuerpo de ejército polaco estuvo destinado en el Mandato Británico de Palestina, el 67% (2972) de los soldados judíos desertaron, la gran mayoría de ellos para unirse al Irgún.


El holocausto: La Polonia ocupada

La comunidad judía polaca fue la que más sufrió durante el
Holocausto. Aproximadamente seis millones de ciudadanos polacos murieron
durante la guerra, la mitad de ellos (3 millones) eran judíos polacos
(es decir, todos los judíos excepto unos 300.000) que fueron asesinados
por los nazis en los campos de exterminio de Treblinka, Auschwitz, Sobibor, Chelmno y Belzec. Otros murieron en campos de trabajo como Majdanek,
de inanición en los ghettos, etcétera. También muchos judíos del este
de Polonia murieron víctimas de los escuadrones de la muerte nazis
conocidos como "Einsatzgruppen", especialmente en 1941.



Foto tomada durante el Levantamiento del gueto de Varsovia de 1943 que muestra la destrucción final de los restos del gueto.
Muchas de las masacres alentadas por los alemanes fueron llevadas a
cabo con la ayuda, o incluso la participación directa, de los mismos
polacos. El caso paradigmático es la Masacre de Jedwabne,
en la que entre 300 y 1600 judíos fueron torturados hasta la muerte,
cuando no quemados vivos, por una parte de los habitantes católicos de Jedwabne.
Aun así no se conoce totalmente el grado de participación de los
polacos católicos en las matanzas de judíos, que sigue siendo un tema
muy controvertido. Esto se debe en parte a que los líderes judíos se
niegan por razones religiosas a una hipotética exhumación de los restos
de las víctimas que ayudaría a establecer las causas de su muerte e
incluso podría esclarecer quiénes fueron los responsables. El Instituto
Nacional Polaco por la Memoria señala 22 poblaciones más en las que
sucedieron pogromos similares al de Jedwabne. Las razones de estas
masacres se siguen debatiendo hoy en día, aunque entre ellas se incluyen
el antisemitismo,
el resentimiento de muchos polacos debido a la cooperación judía con
los soviéticos que habían invadido el este de Polonia en el año 1939, el
deseo de robar las pertenencias de los judíos (aunque antes de la
guerra la mayoría de los judíos polacos eran pobres) y, por supuesto, el
impulso, cuando no instigación, que dieron los nazis a la participación
en estas masacres.


Los alemanes establecieron un gran número de guetos en los que los
judíos eran confinados para posteriormente ser exterminados. El Gueto de Varsovia fue el mayor, con 380.000 personas, y el Gueto de Łódź el segundo mayor, con unas 160.000. En otras muchas ciudades con población judía, como Cracovia, Bialystok, Częstochowa, Kielce y Radom,
los alemanes también crearon guetos. Otros muchos guetos menos
importantes numéricamente se instalaron en pequeñas poblaciones y de
hecho se cree que el primer levantamiento en un gueto ocurrió en 1942 en
la pequeña ciudad de Lakhva al este de Polonia.


El Gueto de Varsovia fue establecido por el gobernador general alemán de Polonia Hans Frank
el 16 de octubre del año 1940. En esta época la población del guetto se
podía estimar en unas 380.000 personas, es decir, el treinta por ciento
de la población de Varsovia recluida en un área que formaba el 2.4% de
la extensión de la ciudad. Los alemanes posteriormente aislaron el gueto
del resto de la ciudad construyendo un muro alrededor el 16 de
noviembre de ese mismo año.


Durante el siguiente año y medio otros judíos de poblaciones y
pequeñas ciudades cercanas a Varsovia fueron trasladados forzosamente al
gueto. Esto hizo que el número de habitantes del gueto se mantuviese
estable pese a que las enfermedades (sobre todo el tifus)
y la falta de comida mantenían un goteo constante de decenas de muertos
diarios. Las raciones de comida en 1941 para los judíos de Varsovia
estaban limitadas a unas 253 calorías y para los polacos de la ciudad
unas 669 (se requieren unas 1500 calorías diarias aproximadamente para
mantener el Metabolismo Basal de una persona), mientras que a la población y al ejército alemanes se les asignaban unas 2613 calorías.


Las condiciones de vida en los guetos eran terribles. Los judíos
capturados intentando escapar eran fusilados y sus cuerpos se dejaban a
la vista de la gente durante días como señal de advertencia. Aquellos
que pasaban al lado ario de la ciudad sin ningún contacto con los
polacos cristianos, arriesgaban sus vidas para ayudar a los judíos de
dentro del gueto pasando comida. Si pretendían buscar refugio en el lado
ario de la ciudad, solían acabar volviendo, dado que no podían
encontrar un lugar para esconderse. Además muchos polacos
colaboracionistas se aprovechaban de ellos robándoles para luego
entregarles a los alemanes que les recompensaban económicamente. En los
guetos más importantes, como el de Varsovia o el de Łódź, cientos de
niños de cuatro a cinco años salían en masa al lado ario de las ciudades
varias veces al día para introducir comida o bienes de consumo en los
guetos. Lo hacían con la ayuda de sacos que podían pesar más que ellos
mismos, convirtiendo así el contrabando en el único modo de subsistencia
de sus padres y de ellos mismos, que de otra manera hubiesen muerto de
inanición. En este contexto los nazis convirtieron en algo rutinario
disparar a los niños mientras introducían comida en los guetos; mucha
gente fue asesinada por traficar con gallinas o con leche. Además, era
muy difícil tener contacto con los polacos de fuera del gueto, dado que
cualquier polaco encontrado asistiendo a los judíos también se exponía a
la pena de muerte. Para cualquier judío joven y resistente era
relativamente sencillo escapar del gueto y huir hacia el campo donde
hubiese tenido alguna posibilidad de supervivencia uniéndose a la
resistencia partisana (como efectivamente algunos hicieron) o
simplemente escondiéndose, pero de hecho los nazis eran conscientes de
que manteniendo unidas a las familias en los guetos hasta la deportación
y manteniendo la incertidumbre sobre la misma conseguirían que las
fugas fuesen algo anecdótico. La inmensa mayoría de los jóvenes
permaneció con sus familias hasta el final, lo que les costó la vida.


El 22 de julio de 1942 comenzaron las deportaciones en masa de los habitantes del Gueto de Varsovia
y durante los siguientes cincuenta y dos días (hasta el 12 de
septiembre de 1942) aproximadamente 300.000 personas fueron
transportadas en trenes al Campo de Exterminio de Treblinka. Estas deportaciones fueron organizadas por los nazis pero llevadas a cabo por 200 soldados letones de los batallones Schutzmannschaften, por otros 200 policías ucranianos y por 2.500 judíos de la policía judía (dirigida por el Judenrat) con lo cual solo fue necesaria la participación de 50 miembros de las SS
alemanas. Estos miembros de la policía judía recibían, junto con sus
familias y parientes, inmunidad para ser deportados como pago por su
cooperación.


Además en agosto de 1942 se ordenó a los miembros de la Judenrat,
bajo la amenaza de ser deportados, que entregasen diariamente a cinco
habitantes judíos del gueto a los alemanes para ser deportados desde la
estación de transbordo Umschlagplatz. El 18 de enero de 1943 algunos habitantes del gueto, sobre todo miembros de la Żydowska Organizacja Bojowa
(Organización judía de combate) se resistieron armados a las nuevas
deportaciones que los alemanes estaban organizando. La destrucción final
del Gueto de Varsovia sucedió cuatro meses después de que los alemanes arrasaran esta primera rebelión. El Levantamiento del Gueto de Varsovia
fue uno de los múltiples levantamientos fallidos que ocurrieron en
guetos judíos de toda la Europa ocupada y el más importante. A los
alemanes les supuso más tiempo sofocarlo (entre el 19 de abril y el 16
de mayo del año 1943) que invadir toda la mitad oeste de Polonia. Algunos de los pocos supervivientes del levantamiento huyeron a los campos cercanos a Varsovia, donde se escondieron hasta el Alzamiento de Varsovia y el final de la guerra. Otros se unieron al movimiento polaco de resistencia Armia Krajowa,
o fueron asesinados o entregados a los nazis por los colaboracionistas
polacos antisemitas, con lo cual solo un número muy reducido sobrevivió a
la guerra.


La liquidación del Gueto de Varsovia
fue similar a la sucedida en otros guetos en los que los judíos estaban
concentrados. Tras la decisión de la Alemania nazi de comenzar la Solución Final, es decir, el exterminio de los judíos europeos, empezó la Aktion Reinhard, la primera fase del exterminio, con el establecimiento de los campos de Belzec, Sobibór y Treblinka, seguida después en la segunda fase por la apertura de Auschwitz-Birkenau.
Con la decisión tomada dieron comienzo las deportaciones en masa de
judíos a estos campos, muchos de ellos desde el guetto de Varsovia, y
para cuando culminó la Aktion Reinhard en octubre de 1943 habían sido asesinados en los campos más de 1.700.000 judíos.



Monumento a las víctimas del Nazismo en Polonia ocupada durante la Segunda Guerra Mundial, Cracovia.
Polonia fue el único país de la Europa ocupada en el que los nazis
impusieron formalmente la pena de muerte para cualquier persona
descubierta ayudando o escondiendo a los judíos. Teniendo en cuenta
además que las raciones de comida para los polacos eran muy
insuficientes (unas 669 calorías al día en 1941) y que la comida en el
mercado negro era carísima, era muy difícil que cualquier polaco pudiese
esconder a un judío y prácticamente imposible a una familia entera.
Pese a estas medidas brutales impuestas por los nazis y a la escasez de
comida, Polonia tiene la mayor cantidad de premiados como Justos entre las naciones por el museo Yad Vashem de Israel de todo el mundo.


El gobierno polaco en el exilio fue también el primero (en noviembre
de 1942) en revelar la existencia de campos de concentración nazis en
Polonia y el exterminio sistemático de la población judía gracias al
informante Jan Karski y a las actividades de Witold Pilecki, miembro de Armia Krajowa y la única persona que entró voluntariamente en el campo de concentración de Auschwitz para organizar un movimiento de resistencia dentro del campo.


El gobierno polaco en el exilio fue asimismo el único en crear especialmente una organización (Żegota)
para ayudar a los judíos de Polonia y que salvó a miles de personas de
la muerte con papeles falsos, dinero, escondiendo niños judíos en
orfanatos católicos y otros lugares.


A raíz de las matanzas perpetradas en Polonia, Gabriela Mistral
le dedicó a su población judía un poema titulado "Al pueblo hebreo",
donde evoca su terrible condición, particularmente en el tercer verso:


Con tus gemidos se loa arrullado el mundo,

y juega con las hebras de tu llanto.

Los surcos de tu rostro, que amo tanto,

son cual llagas de sierra de profundos.
1


Mandato Comunista: 1945–89

La Posguerra

Entre cuarenta y cien mil judíos polacos sobrevivieron al Holocausto en Polonia escondidos o uniéndose a grupos partisanos polacos o soviéticos. Otros 50.000 a 170.000 fueron repatriados desde la Unión Soviética
después de la guerra y entre 20.000 y 40.000 desde Alemania
(supervivientes de los campos sobre todo). Así las cosas, nada más
acabar la guerra había en Polonia entre 180.000 y 240.000 judíos
viviendo sobre todo en las ciudades de Varsovia, Cracovia, Łódź y Breslavia.


Prácticamente al acabar la guerra los judíos empezaron a abandonar
Polonia. Motivados por una renovada violencia antisemita, especialmente
por el Pogrom de Kielce
de 1946, por la negativa comunista de devolver a los judíos sus
propiedades previas a la guerra y por el deseo de toda la judería
europea de dejar atrás las comunidades destrozadas por el Holocausto
para empezar una nueva vida en el Mandato Británico de Palestina.
De cien a ciento veinte mil judíos abandonaron Polonia entre 1945 y
1948. Su salida fue organizada en gran parte por una serie de activistas
sionistas en Polonia como Adolf Berman (superviviente del Gueto de Varsovia) y Icchak Cukierman
(judío lituano que con papeles falsos permaneció toda la guerra en la
parte aria de la ciudad actuando como enlace de la resistencia del
gueto) bajo el amparo de la organización semiclandestina Berihah
(una palabra hebrea que significa "vuelo"). Este grupo fue también
responsable de organizar la emigración de judíos que habían sobrevivido
al Holocausto en Rumanía, Hungría, Checoslovaquia y Yugoslavia.
Una segunda oleada migratoria de unas cincuenta mil personas desde
Polonia tuvo lugar durante la apertura del régimen comunista entre 1957 y
1959.


El Bund
tomó parte en las elecciones legislativas polacas en una alianza con el
partido socialista polaco (no comunista) obteniendo un único
parlamentario, el primer parlamentario del Bund de toda la historia
polaca, y otros tantos en asambleas regionales. Pero este logro hizo que
con la presión de las autoridades comunistas los líderes del Bund
tuvieran que desmantelar el partido "voluntariamente" entre 1948 y 1949,
en contra de la voluntad de casi todos los activistas del partido.


Para aquellos judíos que se quedaron, la reconstrucción de la vida
judía en Polonia quedó a cargo del Comité Central de los Judíos Polacos
que entre octubre de 1944 y 1950 ofreció ayuda legal, educacional y
ayudas para la atención médica a la comunidad judía, además de organizar
algunas actividades culturales.


Una comunidad judía religiosa dirigida por Dawid Kahane, que servía como rabino jefe de las fuerzas armadas polacas, funcionó en todo el país entre 1945 y 1948 hasta que fue absorbida por el CKZP.
Once partidos políticos judíos independientes, ocho de ellos legales,
actuaron hasta su disolución forzosa durante los años 1949 y 1950.


Un buen número de judíos polacos participaron en la implantación del régimen comunista en el país entre 1944 y 1956, ocupando, entre otros, puestos prominentes en el Politburó del Partido Unificado de los Trabajadores Polacos (como Jakub Berman y Hilary Minc, este último responsable del establecimiento de un sistema económico comunista), y en el aparato de seguridad, el Urząd Bezpieczeństwa
(de siglas U.B. y que era en realidad un aparato represor). Otros
judíos también ocuparon puestos diplomáticos y en la inteligencia, como Marcel-Reich-Ranicki. Después de 1956 durante el proceso de sesestalinización en Polonia bajo el régimen de Władysław Gomułka, numerosos de los oficiales de la Urząd Bezpieczeństwa, entre ellos muchos judíos como Roman Romkowski (nacido como Natan Grunsapau-Kikiel), Jacek Różański (nacido como Jozef Goldberg) y Anatol Fejgin
fueron perseguidos y detenidos por haber cometido "abusos de poder",
incluyendo la tortura de varios polacos anticomunistas, entre ellos Witold Pilecki, y fueron condenados a largas condenas de prisión. Un oficial de la U.B. Józef Światło (nacido como Izaak Fleichfarb), después de escapar hacia occidente contó en Radio Europea Libre los métodos de tortura que empleaba la U.B. llevando a ésta a su disolución en 1954.


En esta época se fundaron algunas instituciones culturales judías, incluyendo el Teatro Estatal Yiddish creado en 1950 y dirigido por Ida Kaminska, el Instituto Histórico Judío,
una institución académica especializada en la investigación de la
historia y la cultura de los judíos polacos. Asimismo se fundó un
periódico en yiddish Folks-Shtime ("La voz del pueblo").


1967–1989

En 1967, después de la Guerra de los Seis Días que enfrentó a Israel
con los países árabes, el Gobierno comunista polaco rompió las
relaciones diplomáticas con Israel. En el año 1968 la mayoría de los
cuarenta mil judíos que aún quedaban en Polonia estaban fuertemente
asimilados en la sociedad polaca, pero durante ese año los judíos fueron
víctimas de una campaña organizada por el Estado que partía de la base
de que las personas con origen judío eran con seguridad simpatizantes
del sionismo y, por lo tanto, desleales a Polonia y al comunismo.


En marzo de 1968 sucedieron en Varsovia manifestaciones estudiantiles
causadas por el descontento de la población con el régimen comunista (La Crisis Política Polaca de 1968) que dio al gobierno de Gomułka una oportunidad para desviar el sentimiento antigubernamental de la población.


De esta manera el jefe de seguridad, Mieczysław Moczar,
aprovechó la situación para desatar una campaña estatal antisemita en
la prensa (aunque se usaba oficialmente el término "Sionista"). Esta
campaña estatal "antisionista" derivó en la expulsión de los judíos del Partido Polaco de los Trabajadores
(el partido único) y de los pocos catedráticos o profesores judíos que
quedaban en los colegios y en las universidades. Debido a todas estas
presiones, 25.000 judíos se vieron forzados a emigrar entre 1968 y 1970.
Esta campaña, aunque estuvo desde un principio dirigida a los judíos
que habían colaborado con la administración estalinista y sus familias,
afectó a la gran mayoría de los judíos que quedaban en Polonia, fueran
cuales fueran sus orígenes.


La Crisis Política Polaca de 1968
trajo muchas consecuencias, los hechos y la campaña antisemita
posterior dañaron mucho la reputación de Polonia en el extranjero, sobre
todo en los Estados Unidos.
Numerosos intelectuales polacos se opusieron a la campaña antisemita
del Estado. Muchas de las personas que emigraron desde Polonia hacia los
países capitalistas en esta época (judíos y no judíos) fundaron
organizaciones políticas de oposición al régimen comunista polaco, que
además dieron fuerza a la oposición dentro del país.


Durante la década de los setenta muchos activistas judíos se unieron a
la oposición clandestina anticomunista. El más destacado entre ellos
fue Adam Michnik (fundador de la Gazeta Wyborcza), uno de los fundadores del Comité de Defensa de los Trabajadores
(KOR). Cuando el régimen comunista en Polonia cayó en 1989, solo
quedaban en Polonia entre cinco y diez mil judíos, muchos de los cuales
ocultaban sus orígenes.


Desde 1989

Desde la caída del comunismo en Polonia, la vida cultural social y
religiosa judía ha ido renaciendo poco a poco. Muchos acontecimientos
históricos relacionados con la Segunda Guerra Mundial
y con la época comunista que habían sido ocultados por la censura
soviética, han sido desvelados y estudiados públicamente (como la Masacre de Jedwabne, la Masacre de Koniuchy, el Pogromo de Kielce y las relaciones entre polacos y judíos durante la guerra en general).


De acuerdo con un foro que lucha contra el antisemitismo, ha habido
18 incidentes antisemitas en Polonia desde enero de 2001 hasta noviembre
de 2005 sin demasiada importancia, y de hecho el último fue en el 2003.
De todas formas, según una encuesta del año 2005 en la cual los polacos
fueron consultados sobre su relación con otras naciones, la proporción
de la población con formas de pensar antisemitas es bastante mayor que
en otros países europeos. El 45 % de los encuestados decía sentir
antipatía hacia los judíos, el 18 % simpatía, el 29 % indiferencia y el
8 % restante no lo tenía claro. Otra encuesta de enero del año 2004
indica que el 40 % de los polacos creían que su país con una población
judía de menos de 15.000 personas sobre 39 millones de población total
está "siendo gobernado por judíos".


La vida religiosa judía ha ido reviviendo con la ayuda de la Fundación Ronald Lauder,
la comunidad judía polaca emplea dos rabinos, dirige una pequeña red de
colegios judíos y campamentos de verano y sostiene algunas
publicaciones periódicas a la vez que organiza varios eventos
culturales. En 1993 se creó la Unión de Comunidades Religiosas Judías de Polonia con la intención de organizar la vida religiosa de los miembros de las comunidades del país.


También se han establecido programas de estudios de judaísmo en la Universidad de Varsovia y en la Universidad Jaguelónica
de Cracovia, que tratan temas sobre la cultura y la historia judía,
dirigidos a un alumnado casi totalmente católico. Además el gobierno
polaco va a financiar la construcción de un museo sobre la historia de
los judíos polacos en la ciudad de Varsovia.



De entre los países del Bloque comunista que habían roto sus relaciones diplomáticas con Israel en 1967 a consecuencia de la Guerra de los Seis Días (todos los países comunistas excepto Rumanía),
Polonia fue el primero en reanudarlas en 1986 y en recomponerlas
totalmente en 1990. Las relaciones gubernamentales entre Polonia e Israel
han ido mejorando paulatinamente como resultado de visitas mutuas de
los presidentes y de los ministros de Exteriores de ambos países.


Ha habido un gran número de acontecimientos para recordar el
Holocausto en Polonia en los últimos años. En septiembre del año 2000
gobernantes de Polonia, Israel, Estados Unidos y otros muchos países (incluyendo, por ejemplo, el príncipe Hassan de Jordania) se reunieron en la ciudad de Oświęcim (al lado del emplazamiento del campo de concentración de Auschwitz) para celebrar la apertura de la reconstruida Sinagoga Chevra Lomdei Mishnayot y el Centro Judío de Auschwitz. La sinagoga, que fue la única de Oświęcim
en sobrevivir a la guerra (paradójicamente en la ciudad de Oswiecim
habitaba antes de la guerra una comunidad judía de ocho mil personas que
fueron masacradas como todos los judíos de Polonia) junto con el centro
cultural y educacional otorgan a los visitantes judíos de todo el mundo
un lugar donde rezar y conocer cómo se desarrollaba la vida de la
comunidad judía de la ciudad. Esta sinagoga fue la primera propiedad
comunitaria en ser devuelta a la comunidad judía en todo el país gracias
a una ley de 1997 que permite la devolución de las propiedades judías a
la comunidad. Adicionalmente desde 1997 se viene celebrando todos los
años la Marcha de la vida, una caminata desde Auschwitz hasta Birkenau
para honrar y recordar a todas las víctimas del Holocausto y en la que
suelen participar jóvenes polacos, católicos y judíos, y jóvenes judíos
de todo el mundo, sobre todo de Israel y de los Estados Unidos. También hay actividades más generales, como el Festival de Cultura Judía de Cracovia, que se celebra todos los años.


En el año 2000 se estima que la población judía de Polonia contaba
con unos ocho a doce mil miembros, la mayoría de ellos viviendo en Varsovia, Wrocław y Bielsko-Biała.
De todas maneras se trata de un tema polémico, puesto que no hay datos
en el censo que puedan ofrecer un número exacto. De acuerdo con algunas
instituciones judías de Polonia, como el Centro Moses Schorr,
esto puede representar una subestimación del verdadero número. Esta
organización estima que hay aproximadamente 100.000 judíos en Polonia (o
parcialmente judíos) aunque no sean religiosos, de los cuales entre
treinta y cuarenta mil tienen alguna conexión directa o pequeña con la
comunidad judía, cultural o religiosamente.


Referencias


  1. Gabriela Mistral, Poema "Al Pueblo Hebreo (Matanzas en Polonia)", Desolación
    (Instituto de las Españas en los Estados Unidos, Nueva York), 2.ª ed.,
    Santiago de Chile: Editorial del Pacífico, 2.ª ed. 1957. Obras selectas
    II. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Observaciones sobre la autora y su poema por Gil Sinay. Ambos documentos accedidos 22 de julio de 2013.

Véase también

Filmografía

Las películas que más abundan sobre la historia judía de Polonia se centran, como no podía ser de otra manera, en el Holocausto. Algunas de las más destacadas, centrándonos en Polonia, son:


Bibliografía

Enlaces externos

Mapas

Historia de los judíos polacos, referencias en inglés

La segunda guerra mundial y el holocausto, referencias en inglés

Vida Judeo-Polaca contemporánea y organizaciones, referencias en inglés o en polaco

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